España estrena la ciudad deportiva de la nueva capital de Egipto en el Mundial de balonmano
La selección va a ser una de las únicas en disputar sus partidos en el recinto de uno de los proyectos más ambiciosos y polémicos impulsados por el presidente Al Sisi
En medio del vasto desierto que se abre paso entre El Cairo y el Mar Rojo, la selección española de balonmano se convertirá el viernes en uno de los primeros y únicos equipos del Mundial que ha arrancado esta semana en Egipto en estrenar el flamante pabellón de la nueva capital que el país está construyendo desde 2016. Se trata de la instalación deportiva más nueva de Egipto, y esta es la primera gran competición que acoge el macro proyecto.
Planificada sobre una extensión de 714 kilómetros cuadrados, la...
En medio del vasto desierto que se abre paso entre El Cairo y el Mar Rojo, la selección española de balonmano se convertirá el viernes en uno de los primeros y únicos equipos del Mundial que ha arrancado esta semana en Egipto en estrenar el flamante pabellón de la nueva capital que el país está construyendo desde 2016. Se trata de la instalación deportiva más nueva de Egipto, y esta es la primera gran competición que acoge el macro proyecto.
Planificada sobre una extensión de 714 kilómetros cuadrados, la nueva ciudad, a escasos 35 kilómetros al este de El Cairo, es uno de los proyectos más ambiciosos –y polémicos– que ha impulsado en los últimos años el presidente egipcio, Abdelfatá Al Sisi. El estallido de la pandemia obligó a las autoridades a posponer un año su plan de inaugurar de forma parcial la urbe en 2020, pero las obras a contrarreloj no se han llegado a detener en ningún momento, y en los últimos meses su ciudad deportiva se había convertido en uno de los principales objetivos de las autoridades. Todo debía estar listo para acoger el Mundial.
Por ahora solo se está construyendo la primera fase de la ciudad, que se divide en distritos temáticos, pero allí ya descansarán sus principales complejos, como el diplomático, el gubernamental, el de finanzas o el deportivo, además de un gigantesco y blindado palacio presidencial. Puestas a soñar, las autoridades egipcias no se han estado de nada. Una vez terminada, esta parte de la ciudad debería contar con el rascacielos más alto de África, de unos 250 pisos, la Ópera con mayor capacidad de Oriente Medio, y un parque el doble de grande que el Central Park. Para demostrar que no se trata de un farol, cerca del estadio en el que va a jugar España se alzan ya la que dice ser la catedral más grande de Oriente Medio, que puede alojar a 8.000 personas, y una mezquita con el doble de capacidad.
En su deseo por hacer de la ciudad un símbolo de la modernidad en el país de los faraones, la ciudad deportiva que acoge ahora el Mundial no se ha quedado atrás. Con una extensión más de 50 veces el Camp Nou, y un coste, según la federación egipcia de balonmano, de 137 millones de dólares, el lugar alberga varios pabellones, un complejo con piscina, campos y pistas polivalentes, parques, zonas familiares, y hasta un edificio destinado a actividades culturales y tecnológicas.
El pabellón deportivo en el que va a disputar sus partidos España fue descrito a principios de enero por el ministro de Deporte egipcio, Ashraf Sobhi, como un recinto de última generación, según un comunicado del ministerio. Allí solo jugarán el grupo B, en el que se encuentra la selección española junto con Túnez, Brasil y Polonia, y el grupo F, en el que han quedado encuadrados Portugal, Argelia, Islandia y Marruecos. Sobhi también elogió durante su visita la magnitud del logro que supone haber terminado a tiempo la construcción de las instalaciones, que consideró un éxito nacional. La fase final del campeonato, sin embargo, se disputará en el histórico Estadio de El Cairo, que tiene capacidad para alojar a ni más ni menos que 17.000 personas.
El de la nueva capital tiene capacidad para 7.500 –la misma que el Palau Blaugrana–, aunque en esta ocasión van a quedar todos vacíos. El pasado lunes, solo tres días antes de arrancar el Mundial, el comité organizador decidió que todos los encuentros tendrán lugar a puerta cerrada como parte de sus medidas de prevención para contener la propagación de la Covid-19, según un comunicado de la federación egipcia. Hasta aquel momento se había contemplado reducir la asistencia de público a un 20%.
La experiencia de la selección española en la nueva capital no terminará en su ciudad deportiva, ya que el conjunto se instalará en el lujoso Hotel Al Masa, de 5 estrellas, que fue uno de sus primeros edificios en completarse. Propiedad del Ejército, el lugar tiene capacidad para acoger al mismo tiempo en sus 42.000 metros cuadrados delegaciones de hasta 50 países, y cuenta con 14 villas, 60 apartamentos, 90 suites y 270 habitaciones. El hotel también acoge la que se considera la sala de convenciones más grande de Oriente Medio y de África, así como centro comercial, cines, restaurantes, spa, gimnasio y hasta campo de tiro y piscina con olas.
Por instrucción de la organización del Mundial, el conjunto español no podrá abandonar el hotel bajo ningún concepto más allá de para ir a jugar. En este sentido, para tratar de minimizar los riesgos de contagio entre los asistentes, Egipto ha diseñado un plan médico bautizado como el Concepto Burbuja, que se aplicará a todos aquellos que tomen parte del campeonato. Fuera de la burbuja del Mundial, Egipto ha impuesto pocas medidas para frenar al virus en comparación con países como España.