El Villarreal arrolla en media hora a un Celta sin Aspas

Cuatro goles en los primeros 30 minutos fulminan al equipo gallego, que apenas ganó en uno de los 17 últimos partidos que jugó sin su delantero

Desde la izquierda, Parejo, Moi Gómez, Fer Niño y Rubén Peña celebran el cuarto gol del Villarreal este viernes en Balaídos.MIGUEL RIOPA (AFP)

El ascendente de Iago Aspas sobre el Celta, su influencia y peso no sólo futbolístico sino también mental está muy por encima de rachas o dinámicas. El mejor jugador celeste, que ya evolucionaba al límite, terminó de lesionarse la pasada jornada en la visita al Real Madrid. Desde entonces al Celta le metió cinco goles el Ibiza en la Copa y el Villarreal le sacudió con cuatro más. En media hora se los hizo el cuadro que comanda Unai Emery, que ni al dibujar el partido sobre la pizarra lo pintó tan florido. Jamás en 55 campañas entre los grandes había sufrido tal correctivo el Celta en una prime...

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El ascendente de Iago Aspas sobre el Celta, su influencia y peso no sólo futbolístico sino también mental está muy por encima de rachas o dinámicas. El mejor jugador celeste, que ya evolucionaba al límite, terminó de lesionarse la pasada jornada en la visita al Real Madrid. Desde entonces al Celta le metió cinco goles el Ibiza en la Copa y el Villarreal le sacudió con cuatro más. En media hora se los hizo el cuadro que comanda Unai Emery, que ni al dibujar el partido sobre la pizarra lo pintó tan florido. Jamás en 55 campañas entre los grandes había sufrido tal correctivo el Celta en una primera parte disputada en su feudo.

Sin Aspas, el Celta suma 20 de los 90 puntos que ha disputado. Sin Aspas, el Celta ha ganado uno de los últimos 17 partidos en los que no dispuso de su aportación, con cuatro empates y trece derrotas. Sin Aspas el Celta es otra cosa. Sin Tapia también. El mediocentro peruano equilibra y aclara en la medular porque es aseado con la pelota y abarca mucho campo. Cumplía sanción por acumulación de amonestaciones.

Estadísticas y previsiones no ayudaban a creer en el Celta, pero en realidad los más agnósticos eran sus futbolistas, los que estaban en el verde. La debacle se explica por el despliegue del rival, hábil en la presión para tapar salidas por los flancos y obligar a la circulación por dentro, pero sobre todo por la imcomparencia de los chicos que dirige Chacho Coudet, que no dejó de revolverse angustiado ante su banquillo. Los dos primeros goles llegaron antes del cuarto de hora tras dos malas entregas del Celta en su campo. En la primera, la previsible salida de balón con Okay entre centrales y Denis Suárez unos metros por delante se sustanció con un pase precipitado y tenso que encontró al receptor mal orientado y poco hábil en el control. Parejo le limpió la pelota a Denis y habilitó a Gerard Moreno en el mano a mano. El futbolista que disputa el puesto a Aspas en la selección no perdonó y además ya deja atrás al ausente delantero de Moaña en la tabla de máximos realizadores del campeonato.

El segundo puñal se clavó tras un error de Rubén Blanco con los pies, un pase a Trigueros, centro y gol de Moi Gómez, sin oposición porque Hugo Mallo estaba abierto para dar amplitud en la salida del balón. Poco antes pudo haber marcado Fer Niño tras una acción de estrategia a la salida de un córner; poco después Parejo olfateó la escuadra con un zapatazo a bote pronto. Los cimientos del Celta amenazaban desplome y así ocurrió de inmediato. Una falta lateral botada por Parejo pasó entre cabezas propias y ajenas para envenenarse a la red. Habían transcurrido 19 minutos desde que había comenzado el partido, justo después de que Aspas recogiese el trofeo que le señala como mejor jugador del campeonato en el mes de diciembre.

Sin respuesta local, porque Asenjo apenas debió estirarse para replicar a un testarazo de Fran Beltrán poco antes del descanso, el Villarreal pareció hacer sangre con lo mínimo. En cuanto encimaba originaba incendios ante un oponente tembloroso y desnortado. Fer Niño redondeó el marcador tras otra recuperación y un agujero en el eje de la zaga celestes. Lo hizo con categoría, eso sí, para colocar la pelota ante la salida de Rubén Blanco.

Con una hora por jugar y un marcador de ribetes históricos, la trama se detuvo. El Villarreal se contuvo, el Celta se acopló gustoso en la nadería. Embutido en un plumífero bermellón y con una celeste mascarilla quirúrgica, Aspas lo contempló desde el graderío. Tiene dañado el bíceps femoral y se perderá dos o tres partidos más, sabedores todos además en el club que su última lesión muscular se complicó en una serie de recaídas. El Celta, que miraba a Europa tras su explosión subsiguiente a la llegada de Coudet, se queda rezagado a nueve puntos del Villarreal, inmerso en batallas más elevadas como las de acceder a la Liga de Campeones. Sin Aspas conviene mirar el retrovisor: la jornada prosigue durante el fin de semana con el Celta siete puntos sobre el descenso.

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