Aronián amenaza, pero Carlsen ejecuta

El campeón se perfila como finalista tras arrasar al armenio (6-2) mientras So domina a Caruana (6-2)

Magnus Carlsen, en su casa, cerca de Oslo, durante una partida reciente por internetArne Horvei/Chess24

 

Hay días en que sería mejor no salir de la cama. Es probable que Levón Aronián haya pensado eso esta noche, tras desperdiciar varias posiciones muy buenas contra el campeón del mundo, el noruego Magnus Carlsen, en la primera jornada de semifinales del Torneo Termostato, de partidas rápidas por internet. Algo similar le ocurrió en el otro duelo al estadounidense Fabiano Caruana frente a su compatriota Wesley So, quien está en un momento dulce. Ambos combates terminan este viernes, a partir de sendos 6-2, con otras seis partidas, pero las dos últimas puntúan el triple.

“Ha sido un día ter...

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Hay días en que sería mejor no salir de la cama. Es probable que Levón Aronián haya pensado eso esta noche, tras desperdiciar varias posiciones muy buenas contra el campeón del mundo, el noruego Magnus Carlsen, en la primera jornada de semifinales del Torneo Termostato, de partidas rápidas por internet. Algo similar le ocurrió en el otro duelo al estadounidense Fabiano Caruana frente a su compatriota Wesley So, quien está en un momento dulce. Ambos combates terminan este viernes, a partir de sendos 6-2, con otras seis partidas, pero las dos últimas puntúan el triple.

“Ha sido un día terrible, y no tengo excusa alguna. Todo ha empezado con mi suicidio en la primera partida. Solo me queda intentar algo heroico mañana”, explicó Aronián unos minutos después del desastre. Carlsen, quien siempre ha considerado a Aronián como uno de sus rivales más peligrosos, estaba radiante: “He jugado muy bien en general, excepto en la última partida. También es verdad que he rozado la derrota varias veces, pero siempre en posiciones donde tenía recursos”.

Ciertamente, el combate quedó muy marcado en el primer asalto, cuando Aronián, tras desplegar un juego magnífico hasta entonces que le había dado una posición ganadora, no acertó en la defensa del contraataque de Carlsen, y quedó perdido de inmediato. Ser derrotado de esa manera por el campeón del mundo, solo tres movimientos después de haber logrado una ventaja decisiva, es sumamente doloroso, incluso para los gladiadores más curtidos, como Aronián.

En efecto, los cinco minutos reglamentarios de descanso entre partidas no fueron suficientes para que el derrotado recuperase el tono. Oliendo la sangre, Carlsen eligió una defensa muy ambiciosa con negras (la Aliojin), que en términos tenísticos equivale a quedarse en el fondo de la pista, invitando al rival a subir a la red para superarlo con golpes muy precisos. Aronián carecía de la energía y el ánimo requeridos para afrontar ese desafío con éxito, y volvió a perder.

Aronián necesitaba seguir en esas circunstancias el muy antiguo consejo de algunos entrenadores soviéticos: “Si pierdes dos partidas seguidas -o incluso si has perdido solo una- lo mejor es que busques un empate balsámico en la siguiente”. Y así fue, el tercer asalto no tuvo nada de especial, pero Aronián, con negras no cometió ningún error, y las tablas se firmaron sin sorpresas.

En la siguiente partida se bordeó la tragedia. Aronián volvió a jugar muy bien y puso de nuevo contra las cuerdas al campeón, quien, sin embargo, logró zafarse, igualar y lograr clara ventaja justo cuando el reloj empezaba a presionar mucho. Pero esta vez Aronián mantuvo la calma y el tipo, y firmó otro empate reconfortante en la antesala de las dos esperanzadoras últimas partidas de la jornada, a dos puntos cada una.

Pero la esperanza se convirtió en esa tragedia que sobrevolaba el duelo desde hacía un buen rato. Aronián, con negras, tenía una posición de claro empate. Pero hacer tablas con el campeón del mundo cuando solo quedan unos segundos en el reloj (y él dispone de tres minutos) es muy difícil, incluso para Aronián y con el empate en la punta de los dedos. El armenio volvió a perder.

Eso ya fue demasiado. El gladiador estaba roto, sin ánimo alguno, lo que se tradujo en un gran consumo de tiempo en la sexta partida, con blancas: tras solo 17 jugadas le quedaban 42 segundos, por cinco minutos de Carlsen. La posición estaba más o menos equilibrada, pero eso ya no tenía importancia. El noruego logró una ventaja aplastante. Pero entonces, cuando el 7-1 para él estaba cantado, Aronián fue capaz de encontrar una trampa salvadora, el escandinavo cayó en ella y tuvo que conformarse con el empate, y el 6-2 en el marcador parcial.

Wesley So, durante la primera ronda del Campeonato de EEUU de 2019 en San Luis (Misuri, EEUU)Saint Louis Chess Club/Lennart Ootes

El otro duelo también quedó muy marcado psicológicamente por la primera partida. Caruana introdujo, en su novena jugada con blancas, una novedad teórica tan asombrosa como mala -luego reconoció que había sido “un farol”-, aunque es muy probable que su juego sea claramente mejorable en algún momento. El caso es que So aceptó el material regalado, reorganizó sus piezas y ganó limpiamente. Y, fiel a su estilo, no arriesgo nada con blancas en la siguiente partida, con el fin de que Caruana sintiera la presión de jugar contra una pared de hierro. Pero -esto también es algo muy frecuente en las partidas de So- cuando todo indicaba que las tablas estaban a punto de firmarse, Caruana no estuvo fino, y volvió a perder.

Como le ocurrió a Aronián, un empate en el tercer asalto no sería malo psicológicamente, aunque él jugaba con blancas; y eso ocurrió. Siguió otro en el cuarto, después de que So desperdiciase una gran ventaja. Y la tragedia también llegó en el quinto, como en el encuentro Carlsen- Aronián: en una posición totalmente ganada, Caruana permitió que So se escapase vivo, y entonces, cuando podía forzar el empate, cometió un error letal. Y, para que la similitud con el otro duelo no se rompiera, Caruana logró librarse de una posición peor en la última partida.

“He sido ambicioso, pero quizá no realista. Y además, él ha jugado muy bien”, resumió Caruana. El vencedor fue muy comedido: “He tenido mucha suerte en la 5ª partida”. Y remató su entrevista con Maurice Ashley, el inventor de la fórmula termostato, con una broma que en realidad define muy bien la situación: “Has conseguido que ganar un duelo sea dificilísimo, de modo que nada está decidido todavía”.

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