El Villarreal se impone al Alavés con precisión de cirujano

Dos mazazos, uno en cada parte, descomponen a los locales, que no fueron peores que su rival

Los jugadores del Villarreal celebran el segundo gol ante el Alavés, ADRIAN RUIZ (EFE)

El Villarreal sacó rédito a su eficacia en Mendizorroza. Un golpe certero en la primera parte; otro más cuando declinaba el partido y los tres puntos al zurrón. El viaje de regreso es más alegre cuando se gana un partido a domicilio, frente a un Alavés que no fue peor, pero al que se le quedó mala cara con la derrota. La noche en Vitoria fue todavía más fría de lo que marcaban los termómetros con los tres puntos que se marcharon.

Con la frialdad de un cirujano que hace la primera incisión con el bisturí para comenzar una intervención quirúrgica, solventó el Villarreal la primera parte e...

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El Villarreal sacó rédito a su eficacia en Mendizorroza. Un golpe certero en la primera parte; otro más cuando declinaba el partido y los tres puntos al zurrón. El viaje de regreso es más alegre cuando se gana un partido a domicilio, frente a un Alavés que no fue peor, pero al que se le quedó mala cara con la derrota. La noche en Vitoria fue todavía más fría de lo que marcaban los termómetros con los tres puntos que se marcharon.

Con la frialdad de un cirujano que hace la primera incisión con el bisturí para comenzar una intervención quirúrgica, solventó el Villarreal la primera parte en Mendizorroza. Moi Gómez recorrió la banda izquierda en el minuto 10, en el primer contragolpe amarillo, levantó la vista y observó la posición ideal de Bacca para el remate. Todo salió como se espera de una operación sencilla realizada por un cirujano experto. Como si después de una maniobra limpia, aséptica y sin contratiempos, únicamente les faltara cerrar la herida y marcharse a casa a cenar, como si tal cosa. Rutina, nada más.

El Alavés, deslumbrado tal vez por los fuegos artificiales que celebraban su nonagésimo aniversario, y al que le habían anulado un gol en el minuto 4 por fuera de juego, se vio sorprendido por la eficacia del Villarreal. Apretó después del gol, y tuvo una oportunidad Lucas Pérez en un disparo desde fuera del área, pero con el punto de mira un poco desviado. El equipo de Calleja supo anestesiar a los vitorianos, que se fueron a la caseta con la sensación de no haber sido peores, al menos en el juego.

Pero le tembló la mano al Villarreal en la segunda parte. Sus disecciones ya no eran tan limpias, tan firmes. Dudaba su defensa con las acometidas alavesistas, a cargo de Lucas Pérez y Joselu, que hicieron trabajar los reflejos de Sergio Asenjo en más de una ocasión. Solo Cazorla mantenía la calma en el bando amarillo; de nuevo era el faro que guiaba al Villarreal en sus esporádicas acciones de contragolpe, en las que también tuvo que intervenir Pacheco para evitar el segundo gol visitante. Pero se fue Cazorla y su equipo perdió pie. Empujó el Alavés más que nunca, apretó en busca del empate y lo consiguió en el minuto 75. Una jugada de Lucas la culminó Joselu con un tiro cruzado para batir a Asenjo. Eran los mejores minutos del equipo de casa. Daba la sensación de que podía pasar cualquier cosa en Mendizorroza.

El gol animó al Alavés, que durante algunos instantes buscó el segundo, pero se descomprimió en los momentos finales del partido, cuando Calleja, tal vez por perder tiempo, decidió dar entrada a Fer Niño, el prometedor delantero mallorquín, criado en la cantera castellonense, que no llevaba más de dos minutos en el campo cuando agarró un balón dentro del área y fusiló a Pacheco para dar la victoria al Villarreal. Ya nadie esperaba algo así y Mendizorroza, olvidados ya los fastos de las celebraciones iniciales, enmudeció. Fue un partido de fuerzas parejas, pero dos mazazos amarillos descompusieron al Deportivo Alavés.

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