Luis Suárez, un goleador para un gol
El Atlético se impone a un buen Getafe con un tanto de Luis Súarez y mantiene el liderato tras la convulsión interna que ha generado la salida de Diego Costa
El Atlético ya no tiene a Diego Costa, pero sí a Luis Suárez. Un goleador con el instinto suficiente para solucionar partidos complicados como el que le planteó el Getafe este miércoles. Una falta, un cabezazo certero del charrúa y una defensa de ese tanto que rememoró otros tiempos. Un triunfo que a los rojiblancos les sirve para mantener el liderato y templar el volcánico ambiente que se había creado con la salida de Costa. No dio la sensación nunca el Getafe de inferioridad ni de per...
El Atlético ya no tiene a Diego Costa, pero sí a Luis Suárez. Un goleador con el instinto suficiente para solucionar partidos complicados como el que le planteó el Getafe este miércoles. Una falta, un cabezazo certero del charrúa y una defensa de ese tanto que rememoró otros tiempos. Un triunfo que a los rojiblancos les sirve para mantener el liderato y templar el volcánico ambiente que se había creado con la salida de Costa. No dio la sensación nunca el Getafe de inferioridad ni de perderle la cara al partido. No encontró el tanto del empate, pero apuntaló la mejoría que viene mostrando en el último mes.
De inicio, el duelo sonaba menos al hormigón contra cemento que ha caracterizado muchos de los últimos enfrentamientos entre ambos. Por la transformación del Atlético y porque Bordalás ya dio hace tiempo el paso adelante que ahora ha dado Simeone. Golpeado por las bajas de Damián Suárez, Nyom y Capaco, con la rémora que eso significa para un equipo que en la era Bordalás ha fiado mucha parte de sus éxitos a la zaga, el Getafe no fue a buscar arriba al Atlético. Lo esperó en una zona intermedia, pero siempre con la intención de ser un equipo corto dispuesto a lanzar al mínimo error de los rojiblancos a Portillo y a Cucurella por derecha e izquierda, y a Jaime Mata y Ángel por el medio.
No hubo un dueño claro del partido desde el inicio. El Atlético arrancó muy natural. Con circuitos en los que la pelota recorría caminos de fútbol de toda la vida. De Hermoso a Koke y de este Lemar o a João Félix para finalizar con Carrasco jugándose el uno contra uno en la banda y Luis Suárez esperando en el área. Muy volcado a la izquierda, a la espera de la integración gradual de Vrsaljko en su estreno liguero, el equipo de Simeone amenazó por primera vez a Yáñez por ese costado. La sanción a Trippier ha roto la sociedad que formaba con Llorente. Carrasco le dobló un pase interior a Lemar y el francés, sin mucho ángulo, aprovechó el agujero que le dejó el meta del Getafe por su palo para soltar un zapatazo estruendoso contra la madera. Entre ambos también fabricaron el tanto en el saque de una falta frontal. El francés le pisó la pelota y el belga volvió a enguantar otro de esos centros que solo necesitan de un ligero toque que cambie la dirección para culminar en gol. Y allí apareció Luis Suárez, bien perfilado para con un simple giro de cuello poner la pelota pegada al palo derecho de Yáñez. Ocho goles del uruguayo. Más de los que ha marcado Diego Costa en cada una de las temporadas de su segunda etapa.
El gol fue ya la última aproximación seria del Atlético en mucho tiempo. No logró engarzar ya secuencias de pase que le acercaran en ventaja al área del Getafe. Ahí creció el equipo de Bordalás con la suma de jugadores a la elaboración. A Portillo, que fue el único revoltoso en los primeros minutos, se sumaron Olivera y Cucurella por la izquierda. De ese dominio sacaron una falta similar a la que ejecutó el Atlético, pero el cabezazo de Ángel tras una prolongación de cabeza fue manso. Al poco, Jaime Mata hizo una dejada de tacón que Etxeita tiró alta con Oblak con cara de gol irremediable. Apenas pudo rehacerse el Atlético del gobierno del Getafe en el tramo final del primer tiempo. Y tampoco en el segundo, porque su incómodo rival ya se atrevió a recuperar la presión adelantada. Jaime Mata cabeceó blando otro centro amenazante.
Intuyendo que el partido tenía aún mucho hueso, Simeone maniobró metiendo a Saúl, convertido ya sin discusión en suplente habitual en este mes de diciembre. El cambio desveló que El Cholo también tiene muy en la cabeza a Llorente como carrilero. Ya lo utilizó en esa posición unos minutos ante el Salzburgo en el Metropolitano mientras Trippier se recuperaba de un golpe en la banda. La posición tampoco le es desconocida a la familia Llorente. John Toshack utilizó en el Madrid al progenitor en esa demarcación en el equipo que ganó el campeonato de Liga 89-90 con 107 goles a favor.
No cambió apenas la decoración la entrada de Saúl ni el siguiente movimiento de fichas de Simeone, Torreira por Lemar y Correa por João Félix. El luso se fue con un partido gris que por momentos pareció ofrecerle espacios para correr. No estuvo definitivo en esas conducciones y se acabó diluyendo. Sin apreciar mejora, el Cholo ya sí que optó por el mármol cuando retiró a Suárez para meter a Giménez. Otro cambio para reforzar el entramado defensivo que llevó al uruguayo al lateral derecho y devolvió al centro del campo a Llorente.
Con cuatro centrales más Carrasco, un cuatrivote y Correa en punta Simeone blindó el partido que, precisamente Correa, pudo matar en el descuento con un eslalon de virguero que no culminó.