El Barça no tiene remedio
Los azulgrana, solo estirados por Dembélé, conceden un empate ante un valiente Eibar después de un partido del que salio mal parado Griezmann en ausencia de Messi
El Barça no tiene remedio, crucificado por sus errores, falto de juego, tan indescifrable que acabó su partido contra el Eibar sin Griezmann, con Pedri sustituido por Riqui Puig, Coutinho lesionado y Messi de espectador en el Camp Nou. El equipo tiene difícil arreglo por más vueltas que le dé Koeman. Los azulgrana se despeñan por la clasificación de LaLiga después de conceder un empate ante el descarado plantel de Mendilibar. Nunca habían puntuado los armeros en el Camp Nou. Ocurre que no hay tarea imposible para cualquier adversario que se enfrente hoy al Barcelona, tampoco para el arrojado y...
El Barça no tiene remedio, crucificado por sus errores, falto de juego, tan indescifrable que acabó su partido contra el Eibar sin Griezmann, con Pedri sustituido por Riqui Puig, Coutinho lesionado y Messi de espectador en el Camp Nou. El equipo tiene difícil arreglo por más vueltas que le dé Koeman. Los azulgrana se despeñan por la clasificación de LaLiga después de conceder un empate ante el descarado plantel de Mendilibar. Nunca habían puntuado los armeros en el Camp Nou. Ocurre que no hay tarea imposible para cualquier adversario que se enfrente hoy al Barcelona, tampoco para el arrojado y serio Eibar en un encuentro metido con calzador en un calendario condicionado por las fiestas navideñas y por la maldita covid-19.
El Barça de Griezmann es muy diferente del Barça de Messi. A juzgar por las dos últimas alineaciones, ambos son difícilmente compatibles en un mismo equipo, un mal asunto para el francés, aunque en peor situación está Coutinho, porque ahora no cabe en ninguno de los dos, suplente en Zorrilla y el Camp Nou. Los tres siempre han parecido jugadores repetidos y ahora son difíciles de encajar en el plan de Koeman. Ante el Eibar, el técnico cambió jugador por jugador respecto a la cita de Valladolid, Griezmann por Messi —Junior sustituyó, además, al sancionado Jordi Alba— e insistió con la defensa de tres centrales, los laterales en la posición de los extremos y la pareja De Jong-Pjanic como volantes, apuesta que relega a Busquets en el banquillo con Coutinho. No solamente no funcionó, sino que el resultado compromete a Griezmann.
La situación no es sencilla para el francés, que se siente tan señalado que le cuesta asumir el protagonismo en ausencia de Messi, dolido en un tobillo, dispensado por su entrenador y recién llegado al estadio desde Buenos Aires. Al francés le falta confianza, tan espantado que declinó el lanzamiento de un penalti de VAR, señalado por el árbitro después de consultar por televisión una entrada doble de Expósito y Bigas sobre Araújo (m.7). Griezmann se desentendió y cedió el tiro a Braithwaite. Y el danés falló de la misma manera que en anteriores jornadas habían errado Griezmann y también Messi. El danés chutó fuera, a la derecha del meta, y el Barça se complicó un partido que se le puso de cara ante el directo equipo de Mendilibar.
Los azulgrana acusaron el desatino y pasaron un mal rato por los mano a mano de Inui ante Mingueza. El Eibar centraba con relativa frecuencia, sobre todo desde el banderín de córner, y no había continuidad en el juego del Barça, desordenado y atropellado, sin que conectaran Griezmann y Pedri. El canario tampoco se asocia igual con el francés que con Messi. Las intervenciones de Pedri eran tan escasas como selectivas, decisivo en una apertura para Junior que embocó Braithwaite. El VAR, sin embargo, anuló el gol por fuera de juego para desdicha del danés, punto y final del Barcelona. El guion anunciaba que marcaba Braithwaite o no habría gol del Barcelona mientras el Eibar remataba con relativa frecuencia y hasta reclamaba un penalti de Lenglet no fue atendido por el VAR.
No entraba en juego De Jong, tampoco estaba fino en el pase Pjanic, y el Barça era un saco de nervios, impreciso y sin desequilibrio, fácil de contener para un diezmado Eibar, que acudió al Camp Nou en una situación de precariedad, falto incluso de su futbolista bandera: Bryan Gil. No sabían los barcelonistas cómo romper las líneas y menos salir con el balón jugado desde su cancha ante la presión del Eibar. El equipo del Camp Nou no se parecía en nada al que ganó en Zorrilla. Tampoco Mendilibar es igual a Sergio. Así que Koeman optó por cambiar de plan: Dembélé, un extremo puro, sustituyó a un lateral inocuo como Dest. Aunque la fluidez seguía siendo escasa y la línea de juego difusa, el Barça pisaba más la cancha rival y disparaba mejor al arco de Dmitrovic.
A cambio, los azulgrana tiritaban en su cancha, incapaces de superar el acoso del Eibar, reiterativos en la pérdida del balón, presa fácil de delanteros con oficio como Kike García. Araújo no atinó a controlar un pase de Pjanic en la divisoria y la pelota quedó a merced para el delantero del Eibar. A campo abierto, Kike García corrió hacia Ter Stegen para marcar el 0-1 después de que Dembélé chutara al cuerpo de Dmitrovic y pifiara el rechazo De Jong. Nada nuevo si se repasa el carrusel de errores barcelonistas en LaLiga. A Araújo le pasó lo mismo que a De Jong en Getafe, a Lenglet contra el Madrid, a Neto y Piqué ante el Alavés, a Piqué de nuevo y a Ter Stegen frente al Atlético o a Jordi Alba, Lenglet y Ter Stegen en Cádiz... No hay encuentro sin un gazapo del Barcelona de Koeman.
Hasta en nueve ocasiones, diez si se cuenta una en la Champions, han ido los azulgrana a remolque en el campeonato, auxiliados casi siempre por Pedri y de vez en cuando por Dembélé, decisivo ante el Eibar. El francés empató en una jugada de Junior, el futbolista más incisivo del equipo, y el Barça tomó un poco más de aire ya sin Griezmann en la cancha, dimitido y sustituido como ya es costumbre por Koeman. Arriesgo el técnico con los cambios, incluso claudicó al final ante Riqui en un gesto sobrero, sin encontrar remedio a un partido que no supo encarar ni jugar, desquiciado por su clasificación en LaLiga y aturdido por el misterio de Messi. No hay manera de que se estabilice el Barça.