El Eibar doma a la Real Sociedad: 1-1
El equipo donostiarra, con muchos cambios en la alineación, sufre ante el conjunto de Mendilibar
Después de una semana de lluvias, salió el sol en Donostia y brilló el fútbol a ratos en Anoeta. Tal vez no fue lo que se esperaba, pero sí un sucedáneo aparente y comestible. Al final, el derbi guipuzcoano acabó en tablas que no disgustan a casi nadie. La Real, fundida por el esfuerzo de Nápoles, presentó una versión muy distinta ante los armeros y acabó pagando las bajas y las rotaciones con un empate que le devuelve al liderato, igualado a puntos con el Atlético —aunque con dos partidos más que los rojiblancos—, y que no fue malo, por...
Después de una semana de lluvias, salió el sol en Donostia y brilló el fútbol a ratos en Anoeta. Tal vez no fue lo que se esperaba, pero sí un sucedáneo aparente y comestible. Al final, el derbi guipuzcoano acabó en tablas que no disgustan a casi nadie. La Real, fundida por el esfuerzo de Nápoles, presentó una versión muy distinta ante los armeros y acabó pagando las bajas y las rotaciones con un empate que le devuelve al liderato, igualado a puntos con el Atlético —aunque con dos partidos más que los rojiblancos—, y que no fue malo, porque el equipo de Imanol se vio desbordado a veces por el de Mendilibar, que se las sabe todas y presionó en campo donostiarra la salida del balón, con lo que dificultó la circulación de los locales, colapsados ante la ausencia de sus hombres clave.
El Eibar, que a domicilio es mucho más fiable que en Ipurua, domó a su rival, quiso jugar en campo de la Real y lo consiguió durante muchos minutos de la primera parte, aunque tomó sus precauciones, pero siempre hay riesgos cuando los txuriurdin están enfrente, así que Dmitrovic se llevó el primer susto gordo en una jugada de Merquelanz que estropeó Isak ante el guardameta.
Cosa extraña, la Real creaba más peligro a balón parado que combinando desde atrás. Así llegó el primer gol de partido, en un córner mal despejado que Barrenetxea convirtió en un obús que golpeó el larguero antes de traspasar la línea. Un gol muy bello. El jovencísimo goleador pudo ampliar la cuenta en otro saque de esquina. Su remate lo salvó Dmitrovic.
Cardaba la lana el Eibar y la Real manejaba el marcador, disfrazado de equipo práctico, muy lejos de su actitud habitual, aunque la realidad obliga. Los minutos europeos del jueves pesan mucho, y a Merino, la figura en Nápoles, le empezaron a caer encima enseguida. No fluía el juego realista y, ya en la segunda parte, con el cambio de actitud del Eibar, fueron los visitantes quienes tomaron el control total del choque, gracias a la actividad febril de Bryan Gil, que crece a cada partido. Un pase profundo del extremo le cayó a Inui, que la estrelló en Alex Remiro. Kike García también pudo marcar, poco después, tras una jugada de Kevin Rodrigues.
El empate llegó en el minuto 65. Otra vez Bryan Gil dejó atrás a sus perseguidores para ensayar un centro que Inui remató con dificultades, pero que le cayó a Sergi Enrich, que se dio la vuelta para ponerla junto al palo. El delantero menorquín conseguía así su primer gol de la temporada y le amargaba la tarde a la Real.
Recurrió entonces Imanol a David Silva, que reaparecía después de su lesión, justo para enfrentarse al equipo de Mendilibar, el hombre que exprimió su talento en un Eibar de Segunda División cuando el canario era un pipiolo. A la primera, casi le estropea el guion a su mentor. La jugada que propició acabó en un remate de Portu, peleado con el gol en los últimos partidos, que tenía un remate franco. Más tarde, una falta sacada por Silva acabó en gol de Zubeldia, pero el VAR metió sus zarpas en la jugada, anulada por centímetros.
Pese a esas ocasiones concretas, era el Eibar el que más se acercaba a la portería contraria. Sergi Enrich tuvo la oportunidad de darle el partido a su equipo en un remate en plancha, a tres metros de la portería, que se marchó fuera por muy poco. No hubiera sido injusto. Tampoco el empate entre dos equipos valientes en un derbi entretenido.