Séptimo empate del Huesca

Osasuna reacciona en la segunda parte, pero sólo le da para sacar un punto

Okazaki, rodeado de defensores de Osasuna durante el partido de este viernes en El Sadar.Jesus Diges (EFE)

El Huesca es el rey del empate, ya suma siete, aunque no le esté dando para demasiado. Juega aseado el equipo de Michel, pero un tanto ingenuo, sin sacar colmillo, ni hurgar en las heridas que provoca. Tuvo a Osasuna a su merced durante la primera mitad, pero no le asestó el golpe de gracia definitivo. Cuando el equipo navarro reaccionó, se arrinconó atrás hasta que recibió el empate; después volvió a aparecer, pero Osasuna ya era muy distinto y sólo concedió la i...

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El Huesca es el rey del empate, ya suma siete, aunque no le esté dando para demasiado. Juega aseado el equipo de Michel, pero un tanto ingenuo, sin sacar colmillo, ni hurgar en las heridas que provoca. Tuvo a Osasuna a su merced durante la primera mitad, pero no le asestó el golpe de gracia definitivo. Cuando el equipo navarro reaccionó, se arrinconó atrás hasta que recibió el empate; después volvió a aparecer, pero Osasuna ya era muy distinto y sólo concedió la igualada, aunque los de casa pudieron hacer más daño.

Le costó a Osasuna regresar a LaLiga. El parón de dos semanas se le hizo corto al equipo navarro, que tardó 45 minutos en percatarse de que el campeonato se reanudaba en El Sadar. El Huesca lo tenía más claro desde el principio. Con tanto empate y ninguna victoria, el equipo aragonés partía con la necesidad acuciante de sumar de tres en tres para salir del profundo pozo de la zona de descenso. Así que Michel estuvo inteligente cuando vio el percal. Observó enseguida que la banda izquierda de Osasuna no estaba para fiestas y decidió que por allí se podía llegar al gol.

Lo consiguió enseguida, en la primera acción de ataque de su equipo. Sandro recogió la pelota en el centro y la hizo circular hacia su derecha, por donde Rafa Mir le estaba ganado la espalda a Juan Cruz. Cuando pisó la cal del área enganchó un centro raso, duro, que Herrera sólo pudo rechazar. Allí estaba Sandro, el catalizador de la jugada, para acabarla y adelantar a su equipo, que durante los siguientes minutos tuvo en jaque a un Osasuna sin rumbo, desconocido, que no había regresado a la competición.

No se acercó ni una vez el sorprendentemente pacato equipo de Arrasate al área de Andrés Fernández, aburrido y sin trabajo en su zona de influencia. Por el contrario, Herrera se llevó un par de sustos y varios balonazos que rechazó como pudo. Rafa Mir tuvo una opción doble en el minuto 35, y Sandro se pudo coronar en un disparo que bloqueó el portero osasunista después de que al delantero canario le dejaran toda el área pequeña para él.

Pero el Huesca se marchó a la caseta sin más premio que el gol del minuto 5 y Jagoba Arrasate comprendió que el resultado le dejaba campo para experimentar en la segunda mitad. Puso en el césped a Moncayola y Gallego, desplazó a Iñigo Pérez al lateral y movió las piezas para jugar con dos puntas. Con el cambio de estrategia, su equipo mejoró al instante. Desde que se reanudó el partido, cambió la tendencia. El Huesca no tuvo más remedio que parapetarse atrás porque enfrente tenía al Osasuna de siempre, insistente, puntiagudo y dinámico. Jony, desaparecido antes de la pausa, se convirtió en un misil; Jon Moncayola tomó las riendas cerca del área y comenzó la lluvia de balones hacia el área. Budimir, Rubén García y David García estuvieron cerca del gol, que consiguió el último en un remate inapelable de cabeza tras un córner en corto que Jony puso en el punto de penalti.

Después de recibir el castigo, y tras unos minutos de desconcierto, el Huesca se reconstruyó. Sacudió el polvo de su traje y regresó al trabajo. Consiguió, al menos, frenar la ofensiva osasunista hasta el final del partido. No produjo mucho más en ataque, pero al menos logró llevarse un punto de El Sadar, aunque sumando así no se sale de pobre.

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