Thiem, el austriaco que añora el sol

El número tres, citado este martes con Nadal, lamenta la opacidad de la burbuja inglesa

Vista general del O2 de Londres durante el partido entre Thiem y Tsitsipas.PAUL CHILDS (Reuters)

Dominic Thiem no descansa, no escatima la más mínima gota de esfuerzo. El austriaco, de 27 años, comenzó a preparar el duelo de hoy frente a Nadal (no antes de las 15.00, Movistar Deportes y #Vamos) desde el preciso instante en el que a Stefanos Tsitsipas se le marchó una derecha al pasillo, hace dos días. Nada más lograr la victoria, el número tres del mundo enfiló el vestuario y en lugar de relajarse y sabore...

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Dominic Thiem no descansa, no escatima la más mínima gota de esfuerzo. El austriaco, de 27 años, comenzó a preparar el duelo de hoy frente a Nadal (no antes de las 15.00, Movistar Deportes y #Vamos) desde el preciso instante en el que a Stefanos Tsitsipas se le marchó una derecha al pasillo, hace dos días. Nada más lograr la victoria, el número tres del mundo enfiló el vestuario y en lugar de relajarse y saborear la victoria, se puso en manos de su preparador físico y comenzó a hacer ejercicios de todo tipo con el objetivo de evitar los males que tiene en la rodilla derecha. Así lo recogieron las cámaras de la ATP.

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Posteriormente, atendió a los medios y dejó ver que lo de las burbujas se le comienza a hacer más bien pesado. Al igual que el resto de los profesionales, Thiem pone por delante su agradecimiento a los rectores y los torneos, por el hecho de que finalmente el tenis volviera a echar a rodar pese a toda la dificultad logística; sin embargo, los encierros se hacen tediosos y más el londinense, puesto que los jugadores están alojados en un hotel situado a escasos 200 metros del O2 Arena y deben recorrer la distancia dentro de un coche.

″Apenas vemos el sol. En realidad, solo tenemos un par de minutos al día para poder tomar el aire", lamentó. A diferencia de otros años, en los que los tenistas se hospedaban en el centro de la capital inglesa (en Westminster) y podían hace un paréntesis cenando en algún restaurante céntrico, esta edición tienen que seguir un estricto protocolo que les obliga a comer en el propio torneo, nada de pedir comida a domicilio ni, por supuesto, los viajes sobre el Támesis para desplazarse hasta el recinto de Greenwich.

“Solo nos da el aire cuando salimos del hotel y esperamos al coche. Es todo indoor”, corroboró ayer Marcel Granollers, que compite en la modalidad de dobles junto a Horacio Zeballos. “Todo es un poco más aburrido”, constataba el argentino después de que ambos se impusieran a John Peers y Michael Venus (7-6(2) y 7-5). “Echo de menos a la gente, que al fin y al cabo es uno de los motivos por los que jugamos y viajamos tanto. Es una pena que en la última edición aquí no haya público”, se sumó Djokovic.

En este contexto, Nadal y Thiem, tocado este último de la articulación derecha, la misma que le impidió asistir a París-Bercy, se enfrentarán este martes con el histórico a favor del mallorquín (9-5). No obstante, en las dos únicas veces que se midieron sobre pista dura hubo reparto: los cuartos de este año en Australia, para el austriaco, y los cuartos del US Open de 2018, para el español. De los tres últimos cruces, Thiem se adjudicó dos.

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