El Madrid se golea
Un partido alucinante, alargado once minutos y marcado por el ojo clínico del VAR, deriva en una goleada del Valencia al Real con tres goles de Soler de penalti y uno en propia puerta de Varane
El Real Madrid no salía de su asombro. Tampoco el Valencia. En Mestalla, y en el resto del planeta, todo el mundo se frotaba las pestañas por el clínico ojo del VAR. Hasta cuatro penaltis lanzó el valencianista Soler. Por el camino, manos, manotazos, atropellos, pisadas de área a destiempo, un balón que cruzó la línea de gol por centímetros. A golpe de VAR: 4-1. Es el fútbol que toca. Tanto se dirime en la pradera como por esa nueva mirilla arbitral, mayormente acertada esta vez. Hoy, los detalles condenan o impulsan como nunca. VAR a VAR creció el Valencia a hombros de Gayá. VAR a VAR, error ...
El Real Madrid no salía de su asombro. Tampoco el Valencia. En Mestalla, y en el resto del planeta, todo el mundo se frotaba las pestañas por el clínico ojo del VAR. Hasta cuatro penaltis lanzó el valencianista Soler. Por el camino, manos, manotazos, atropellos, pisadas de área a destiempo, un balón que cruzó la línea de gol por centímetros. A golpe de VAR: 4-1. Es el fútbol que toca. Tanto se dirime en la pradera como por esa nueva mirilla arbitral, mayormente acertada esta vez. Hoy, los detalles condenan o impulsan como nunca. VAR a VAR creció el Valencia a hombros de Gayá. VAR a VAR, error propio tras error propio, se fue al garete el Madrid, que no tuvo sostenes, diluidos Asensio e Isco. Un Real que, lesionado Benzema, cerró la persiana con Jovic, Mariano, Rodrygo, Odegaard y Ramos al ataque. Un Madrid, tan fiable atrás en la última Liga, que ahora lleva siete duelos consecutivos encajando. Para colmo, jamás en su historia había sido sancionado con tres penaltis en un reto. En Mestalla, los cuatro defensas tuvieron miga: tres hicieron penalti y el cuarto fue enemigo de su portero.
¡Qué tiempos! Es tal la deriva que hay veces que se juega más en esa sombría sala del VAR que en el campo. Ocurrió en Mestalla, con embrollos y más embrollos que se alargó cinco minutos en el primer acto y seis en el segundo. Es otro fútbol. Un juanete adelantado un milímetro puede costar un gol. O el flequillo de tal o cual. Y las manos de quienes no se las cortan o esos brazos en molinillo que golpean o rozan rostros. A veces hieren, otras provocan desmayos transitorios. Y el vídeo rebobina que rebobina.
Modric, improvisado en las zonas de Casemiro, piropeaba a la pelota. El Madrid, sin más, tenía sujeto un partido confortable. Enfrente, ese Valencia que se sabe en tanga tras el incesante mercadeo de su propietario. Un equipo a merced de jovenzuelos como Hugo Guillamón, Yunus Musah y Kang In con el colchón del vivero en el que se acunaron Doménech, Gayá y Soler. Hasta la pasmosa goleada al Madrid, un punto de los últimos doce había contado el conjunto de Javi Gracia.
El propio Modric probó a Doménech con un tiro crudo y raso. En los de Javi Gracia solo había pisadas de Gayá, capitán, lateral, extremo, alma y lo que le pidan. No parecía que fuera suficiente con Gayá, asalta que asalta la ruta de Asensio y Lucas. Isco estaba liberado del pico y pala. Si no lo estaba, no lo disimuló. Con el Madrid apacible, Benzema cazó un latigazo desde el balcón del área. La pelota rebotó en Guillamón. Imposible para el meta local.
Todo a los pies del Real cuando Gayá, cómo no, tiró un centro y Lucas saltó con un brazo al viento. A los futbolistas deberían amarrarles las manos en los entrenamientos. Hoy el cante del VAR obliga. Entonces llegó un penalti eterno. Lanzó Soler, se lo paró Courtois y el rechace le llegó al propio Soler con la portería en las narices y despejada. El valencianista, no se sabe cómo, se estrelló con un poste. Musah llegó al segundo rebote y festejó el emboque. Mal hecho. Un chivatazo del VAR delató que Musah tenía un callo sobre la línea del área antes de disparar Soler. Ahí no quedó la cosa. Otro soplo: Lucas también pisaba el área. Penalti a repetir. Soler lo ejecutó igual. Courtois no se lo detuvo por un dedo.
El sanedrín arbitral no paró ahí. Aún sentían todos el eco del infinito debate durante cinco minutos cuando un centro de Maxi Gómez fue rechazado hacia su portería por Varane, acosado por Cheryshev. A Courtois le pilló con las posaderas en el suelo y no pudo sacar el balón. Lo revisó el árbitro y comprobó que la pelota había cruzado la raya de gol. Ahí no acabó todo. Previamente hubo un braceo de Cheryshev sobre Asensio, que se fue a la lona. No hubo castigo y 2-1.
Arrancó el segundo acto a toda pastilla, con Doménech jugándose el tipo en una salida ante Benzema. Replicó Kang In con un disparo que astilló el poste izquierdo de Courtois gracias a Courtois. El belga llegó a desviar el remate con una uña. Parecía que el fútbol por fin se impondría a los enredos. Para nada. Gayá, cómo no, hizo el enésimo nudo a Asensio y Lucas. Se aventuró hacia el área y tras un rechace chocaron Marcelo y Maxi. El segundo penalti, el tercero para Soler. Bingo: 3-1. Ahí no acabó todo.
Unas buenas paradas de Doménech dieron paso a una excursión de Musah hacia Courtois. Ramos se cruzó por el camino y palmeó la pelota. Revisión del VAR y el cuarto lanzamiento para Soler. Pulgar arriba para él: 4-1.
El Real se lanzó hacia Doménech. Ahí sí acabó todo tras un partido en el que se goleó el Madrid.