Claudio Marchisio y el post solidario de los 5.800 restaurantes
El exjugador de la Juve promueve entre sus millones de seguidores los pedidos a la hostelería en crisis por la Covid-19
Claudio Marchisio tiene 34 años. Es rico, famoso y guapo. Jugó 12 años en la Juve y ha sido 55 veces internacional con Italia. Colgó las botas en otoño del año pasado. Tiene una empresa inmobiliaria, una sociedad de comunicación digital y marketing y es dueño de tres restaurantes. La clásica persona con la vida resuelta y sin necesidad de volcarse en los demás. Pero… “El deporte me ha enseñado que eso no es así, que tú puedes tener más talento que tus compañeros, pero nunca podrás conseguir los objetivos solo. Necesitas...
Claudio Marchisio tiene 34 años. Es rico, famoso y guapo. Jugó 12 años en la Juve y ha sido 55 veces internacional con Italia. Colgó las botas en otoño del año pasado. Tiene una empresa inmobiliaria, una sociedad de comunicación digital y marketing y es dueño de tres restaurantes. La clásica persona con la vida resuelta y sin necesidad de volcarse en los demás. Pero… “El deporte me ha enseñado que eso no es así, que tú puedes tener más talento que tus compañeros, pero nunca podrás conseguir los objetivos solo. Necesitas al equipo para lograrlos. Lo mismo pasa en la vida: nadie produce para sí mismo y por sí mismo, hay más gente implicada, que contribuye a que las cosas salgan. Por eso hay que hacer equipo y más en momentos de dificultades como este. ¡Quien pueda, tiene que echar una mano!”, cuenta por teléfono desde Turín.
Es el mensaje que también ha grabado en un vídeo para lanzar una iniciativa solidaria que, en pleno confinamiento en la segunda ola de la covid-19, intenta limitar las pérdidas económicas de los restaurantes de Turín y provincia.
#Sepuoidelivery [si puedes pide a domicilio] es el hashtag que creó el viernes de la pasada semana. Pidió a todos los restaurantes (que hasta el pasado miércoles tenían que cerrar a las 18:00 y que, desde el sábado, con el nuevo decreto del Gobierno italiano, sólo pueden abrir para take away y envíos) que le enviaran sus contactos, nombres y especialidades. Y él se comprometió a compartirlos en redes para darles a conocer (tiene 4,7 millones de seguidores en Instagram; 2,8 en Facebook y 2,1 en Twitter). “Me han llegado 5.800 peticiones”, asegura.
Sus stories en Instagram son, desde hace nueve días, una galería de fotos de restaurantes de la ciudad con números de teléfono para hacer los pedidos. La iniciativa la venía rumiando desde hace un par de semanas. Se aceleró después de los destrozos de los violentos que convirtieron las protestas contra el confinamiento en guerrilla urbana. “Sé las dificultades que tiene el sector de la hostelería porque formo parte de ello. En estos momentos de dificultad, la sociedad puede volver a levantarse si todos nos ayudamos. Cuando las cosas mejoran nunca es gracias a uno solo, tampoco nunca lo es gracias a la rabia”, explica.
La idea se la inspiró un pastelero de Turín. “Tiene la pastelería al lado de un bar y de un restaurante; él no estaba obligado, antes de este nuevo decreto, a reducir aforo ni a limitar horarios porque no tiene servicio de mesas. Podía seguir con su actividad de forma normal. Decidió cerrar a la misma hora que sus vecinos. Me contó que prefería dar un paso atrás para no ser un privilegiado. ‘Si yo puedo ayudarte con algo, lo hago, si puedo decirle a uno de mis clientes que se desplace a tu restaurante, también’. Ese es el espíritu de #sepuoidelivery. Me gustaría que fuera el espíritu de todo porque es lo que se necesita ahora. Vienen cuatro meses muy duros anímica y económicamente. Si no nos ayudamos entre nosotros, no salimos”, cuenta Marchisio, padre de dos hijos.
Hay más deportistas y gente del espectáculo que ha compartido en redes su hashtag. “Me han contactado más futbolistas. Estamos buscando hacer un frente común, crear un movimiento más concreto y con aún más presencia. Buscaremos contactos para ampliarlo a más sectores, tiendas, peluquerías, por ejemplo”, añade. Marchisio siempre ha defendido el buen uso de las redes y apoyado las causas sociales. “El ejemplo del pastelero indica que de esta crisis se puede salir menos egoístas y más solidarios. Yo creo que no es el único ejemplo: estamos fallando en la comunicación porque siempre tendemos a dar visibilidad a lo negativo”, dice. “A nivel político, nacional e internacional, lo que vemos es que lo que se hace nada más levantarse es señalar a los demás: ‘Yo lo hago mejor, yo soy mejor que tú por lo que paso de apoyarte’. Y eso no puede ser, lo que debería ocurrir es lo contrario: unirnos para que todos nos ayudemos. Este es el espíritu de este hashtag, concluye.