El Atlético sigue atascado
El equipo de Simeone no realiza ni un remate entre los tres palos y firma ante un ordenado Villarreal su segundo empate a cero consecutivo
Dos partidos después de su arrollador inicio ante el Granada (6-1), el Atlético se apaga. Dos empates a cero consecutivos, contra Huesca y Villarreal, y la sensación de haberse estancado es lo que transmitió el equipo de Simeone, que no disparó una sola vez entre los tres palos de las 13 veces que lo intentó (siete fuera y seis tiros bloqu...
Dos partidos después de su arrollador inicio ante el Granada (6-1), el Atlético se apaga. Dos empates a cero consecutivos, contra Huesca y Villarreal, y la sensación de haberse estancado es lo que transmitió el equipo de Simeone, que no disparó una sola vez entre los tres palos de las 13 veces que lo intentó (siete fuera y seis tiros bloqueados). Negado con la pelota, incapaz de generar juego, no pudo imponerse a un rival más ordenado que amenazante. Ni tocando, como lo intentó en el primer tiempo, ni por las bravas, como pretendió en el segundo, pudo el Atlético asaltar la victoria. No dio la sensación de poder ganar el partido en ningún momento. Casi nada le salió a un equipo que volvió a acusar la irregularidad de sus centrocampistas. Son tantos ya los partidos tan mal jugados en los últimos años que es difícil no señalar a la línea que debe crear juego. Como también es complicado no mirar al entrenador por no lograr que el juego del equipo mejore ante conjuntos que le dejan hacer, como hizo el Villarreal durante muchos pasajes.
El equipo de Emery, tras salir trasquilado del Camp Nou (4-0), jugó un partido perfecto en la cobertura de los espacios. Suficiente para destapar lo que le cuesta al Atlético descifrar e hincarle el diente a este tipo de partidos. Si no tiene metros para correr o la presión adelantada que intenta practicar no le sale, se convierte en un conjunto vulgar. De paso lento y previsible. Donde todo parece quedar a la suerte de una jugada individual o a balón parado, o a un error del contrario.
Hay veces que el fútbol depara una mezcla que lo convierte en algo desangelado. Cuando el miedo y las pizarras se imponen sobre las alineaciones el juego tiende a convertirse en insufrible. Un cortarrollos si se tienen en cuenta la nómina de jugadores de talento puestos sobre el tapete por uno y otro equipo. El primer tiempo que se despacharon Atlético y Villarreal fue digno de jugarse sin público. Un tostón que solo deparó un disparo entre los tres palos. Una volea lejana con el exterior pegada por Mario Gaspar que se fue envenenando hasta obligar a Oblak a una buena estirada a mano cambiada.
Mucho orden y poco fútbol. El miedo a desvestirse de uno y otro más las imprecisiones en las entregas desembocaron en ese juego vulgar. El Atlético se quedó en un par de cambios de orientación de Thomas para Trippier y en la perdición de João Félix tan escorado en la banda izquierda, formando parte de una especie de 4-3-3 que le ahogaba ante la pericia de Mario Gaspar para anticiparle. De Luis Suárez no hubo ni una migaja. En el primer tiempo de Huesca y en este, el uruguayo ya ha probado lo que supone ser delantero de este Atlético de Simeone en su peor versión. Puede pasarse ratos largos sin tocar el balón.
Miedo a cambiar
La misma inactividad sufrió Paco Alcácer. El manejo de Parejo y Trigueros fue más para conservar que para crear juego de verdad. Algún movimiento de Gerard Moreno a la espalda de Lodi fue lo más vistoso de ese primer tiempo. Tiene el delantero catalán la habilidad de darle sentido a todo lo que hace. Ese es uno de sus grandes virtudes. Puede estar por encima del juego. Como le caiga un balón suele hacer pupa. Fue de los futbolistas más clarividentes de todos los que pisaron el Metropolitano. El fracaso con la pelota fue generalizado.
No mejoró mucho el partido en el segundo tiempo. El Atlético quiso buscar el gol a empellones. Sin una jugada trenzada que recordar. El Villarreal pareció conformarse con el mismo ropaje que le dio para irse al descanso con su portería a cero. Con todo, gozó de las dos mejores ocasiones. Gerard Moreno filtró la pelota para un desdoble de Mario Gaspar, que se topó con Oblak en un mano a mano escorado.
La tardanza en realizar cambios certificó ese miedo que pareció embargar a los dos entrenadores. Hasta el minuto 70 no movió piezas Simeone. Sentó de una tacada a Luis Suárez, Correa y Koke para meter a Carrasco, Diego Costa y Llorente. Poco o nada cambio. Al poco fue João Félix el que fue al banquillo para dar entrada a Herrera. Terminaron los rojiblancos con Llorente y Herrera como puntas. El primero fabricó la única jugada de ataque que rozó el gol. A su centro raso no llegó el hispanobrasileño. Las escaramuzas de Carrasco, a ninguna parte, fueron ya la única señal de peligro del Atlético. La última ocasión clara fue para Gerard Moreno, que engarzó una volea que se le fue por poco. El empate le da al Villarreal un empujón. Para el Atlético, vuelve a abrir las dudas tras quedar enterrado el inicio explosivo que supuso la goleada al Granada.