Messi llega antes que nadie
El argentino se reincorpora a los entrenamientos del Barça con una hora y media de antelación a la espera de definir su rol en el club y en el equipo de Koeman
El lunes pasado, Ronald Koeman dirigía su primer entrenamiento en la Ciudad Deportiva del Barcelona. Entonces, 19 futbolistas, que habían pasado las pruebas PCR el día anterior, se pusieron a las órdenes del técnico holandés. Estaban los descartados Luis Suárez, Rakitic (fue traspasado al Sevilla), Arturo Vidal y Umtiti; faltaban los jugadores convocados por sus selecciones. Ninguna ausencia, en cualquier caso, tenía tanto peso para el nuevo preparador azulgrana como la de ...
El lunes pasado, Ronald Koeman dirigía su primer entrenamiento en la Ciudad Deportiva del Barcelona. Entonces, 19 futbolistas, que habían pasado las pruebas PCR el día anterior, se pusieron a las órdenes del técnico holandés. Estaban los descartados Luis Suárez, Rakitic (fue traspasado al Sevilla), Arturo Vidal y Umtiti; faltaban los jugadores convocados por sus selecciones. Ninguna ausencia, en cualquier caso, tenía tanto peso para el nuevo preparador azulgrana como la de Lionel Messi. El capitán azulgrana estaba en modo rebelde. No quería saber nada del Barça, de LaLiga, mucho menos del presidente, Josep Maria Bartomeu. Una semana después, a Messi no le quedó más remedio que rectificar. Pasó las pruebas PCR, como manda el protocolo de LaLiga, y se sumó al trabajo de Koeman.
Messi fue el primero en llegar a la Ciudad Deportiva Joan Gamper. Una hora y media antes de que comenzara el entrenamiento de Koeman, el argentino se presentó en Sant Joan Despí. Estaba solo; su compañero y amigo Luis Suárez, con quien acostumbraba a compartir los viajes en coche —viven a pocos metros de distancia en Castelldefels—, compareció varios minutos después. Al 10 lo esperaban una decena de fotógrafos, un puñado de cámaras y cerca de 20 aficionados. Por ahora, el único escrutinio público para el capitán después de desafiar a la directiva de Bartomeu. Y ningún reproche para el capitán barcelonista.
Su situación, en cambio, es diferente en el vestuario. El grupo azulgrana no apoyó al delantero rosarino después de que hubiese anunciado, a través de un burofax, que quería abandonar el club azulgrana y comenzar una nueva vida lejos de Barcelona, 20 años después. En ese momento, Messi se refugió en el silencio a la espera de que aterrizara su padre en la capital catalana. Sus compañeros, también. Dentro del camerino se miraba con cierto recelo la actitud del 10. La disputa entre el argentino y el Barça duró lo que tardó Jorge Messi, padre y representante del jugador en llegar a Barcelona. Una hora y media de reunión entre su padre y Bartomeu le bastaron al rosarino para saber que tenía que finalizar su contrato que expira en 2021.
“Voy a seguir en el Barça y mi actitud no va a cambiar por más que me haya querido ir. Siempre quiero ganar, soy competitivo y no me gusta perder a nada. Quiero lo mejor para el club, para el vestuario y para mí. Lo dije en su momento que no nos daba para ganar la Champions. Ya la verdad, ahora no sé qué va a pasar. Hay un entrenador nuevo y una idea nueva. Eso es bueno, pero después hay que ver cómo responde el equipo y si nos va a dar o no para competir”, advirtió Messi.
El 10 ya conoce el proyecto del técnico holandés después de la reunión que tuvieron el 21 de agosto en las instalaciones del club. Ambas partes coincidieron en que el encuentro fue positivo, más allá de que Messi ya tenía tomada la decisión de dejar el club. Una opción que tuvo que descartar, para la alegría del holandés.
“Es el mejor del mundo y al mejor lo quieres tener en tu equipo y no en el contrario. Me encantaría tenerlo porque él gana partidos”, anticipó Koeman en su presentación. Anunció, sin embargo, que solo quería futbolistas con ganas de jugar en el Barça. Y ese no era, precisamente, el deseo del 10. Koeman tendrá la misión de seducir a Messi, en una temporada en la que habrá un cambio de poder en el vestuario y en la directiva. El año que viene habrá elecciones y Koeman apuesta por nuevas jerarquías en el camerino azulgrana. Un buen momento para que De Jong asuma más liderazgo en el campo y Ter Stegen en el grupo.
Nuevos retos
Messi ya aceptó un rol diferente en la selección argentina después del Mundial de Rusia pidió no ser convocado hasta observar el proyecto de Scaloni. Ahora habrá que ver como evoluciona la campaña tras el berrinche más emblemático en sus 17 años en el primer equipo. Tiene dos alicientes. Esta temporada se podrá convertir en el máximo anotador de la historia en un mismo club. El argentino, suma 634 goles con el Barcelona y está a nueve de Pelé, que firmó 643 goles con el Santos. Messi también tiene en la mirilla a su excompañero Xavi Hernández. El rosarino se puede convertir en el jugador que más ha vestido la camiseta azulgrana. El volante catalán, que dejó el Camp Nou en 2015, sumó 767. Lo persigue Messi, con 731.
Dos retos para Messi, un gran desafío para Koeman.