Djokovic, descalificado del US Open por dar un pelotazo a una juez de línea
El asturiano Carreño accede directamente a los cuartos por la acción antideportiva del número uno
El número uno del mundo, Novak Djokovic, fue descalificado del US Open después de dar un pelotazo a una juez de línea durante el partido de los octavos de final frente al asturiano Pablo Carreño, cuando el marcador reflejaba 6-5 a favor del español. Tras ceder el último juego de ese primer parcial, el serbio se giró y al lanzar la bola hacia la pared del fondo, esta golpeó accidentalmente en la nuez a la mujer, que se cayó de inmediato al suelo y tuvo ...
El número uno del mundo, Novak Djokovic, fue descalificado del US Open después de dar un pelotazo a una juez de línea durante el partido de los octavos de final frente al asturiano Pablo Carreño, cuando el marcador reflejaba 6-5 a favor del español. Tras ceder el último juego de ese primer parcial, el serbio se giró y al lanzar la bola hacia la pared del fondo, esta golpeó accidentalmente en la nuez a la mujer, que se cayó de inmediato al suelo y tuvo que ser atendida por los servicios médicos de la organización. Pese a que Nole defendió que no hubo intención, como quedó claro, la dirección del grande neoyorquino decidió finalmente conceder la victoria a Carreño, atónito.
Nada más producirse el percance, Djokovic se acercó a la juez de línea para preocuparse por ella. Después conversó durante casi diez minutos con los oficiales de juego del torneo, que aplicaron directamente el reglamento. De esta forma, en un visto y no visto, de una forma absolutamente surrealista, el major perdió al gran favorito, al hombre que perseguía su 18º grande y que había acudido a Nueva York con la intención de recortar distancias con Roger Federer (20) y Rafael Nadal (19), ausentes ambos.
Se disculpó Nole una y mil veces, tratando de hacer cambiar de parecer a los supervisores, pero la decisión estaba tomada. A Soeren Friemel, el jefe de los árbitros que bajó a la pista, no le tembló el pulso lo más mínimo. Así lo dice el código de conducta de los Grand Slams, Grand Slam rulebook, en su sección 8 (punto 4, letra M, apartado 4a), y así se ejecutó. “Los jugadores no deben golpear, patear o lanzar violenta, peligrosamente o con ira una pelota de tenis mientras estén en los terrenos del torneo, excepto en la búsqueda razonable de un punto durante el partido (incluido el calentamiento)”, precisa de entrada la pauta del organismo que rige el circuito masculino.
”A los efectos de esta regla, el abuso de bolas se define como golpear una pelota de forma intencionada o imprudente fuera del recinto de la pista, golpear una bola peligrosamente o imprudentemente dentro de la pista o golpear una pelota sin tener en cuenta las consecuencias”, prosigue. “La violación de este punto someterá al jugador a una multa de hasta 350 dólares por cada violación. Además, si tal violación ocurre durante un partido, el jugador será penalizado de acuerdo con el Programa de puntos de penalización”, cierra.
Se apoya el castigo también en lo que apunta la Federación Internacional (ITF) en su artículo III del Código de Conducta en un grande, capítulo N sobre el physical abuse (abuso físico). Aunque, en este caso, precisa que la multa puede ascender a 20.000 dólares (16.800 euros).
Se trata del primer jugador descalificado en un Grand Slam por comportamiento antideportivo en 20 años, desde que Stefan Koubek también golpeara con una bola a un recogepelotas en un partido frente a Atila Savolt, en el Roland Garros de 2000.
En ese instante, el número uno ya estaba nervioso. En el juego anterior ya había devuelto una bola de mala gana y se había dado un fuerte trompazo que requirió de un breve examen médico en el hombro izquierdo. Luego desperdició tres opciones de hacerse con el set al resto, y a continuación cedió su saque. Ahí llegó la reacción. El volcán contenido, pero volcán al fin y al cabo. No hubo voluntad, pero el riesgo existía y Djokovic, profesional desde 2003, lo sabe y lo contempla. Posteriormente llegó el suspense, la deliberación a pie de pista de los responsables —Friemel, Andreas Egli y la juez de silla anoche, la francesa Aurelie Tourte— y tras la decisión, un apretón de manos correcto con Carreño y adiós. Directamente al domicilio privado que ha alquilado en la ciudad, sin decir una sola palabra.
Un órdago en la previa
Un shock mundial, en tanto que Djokovic es una de las referencias de la raqueta y pugna por hacerse con el récord histórico de grandes. Debe ser, por tanto, ejemplar dentro y fuera de la pista. Presidía hasta hace nada el Consejo de Jugadores (Players Council) y en la antesala del torneo ya ocasionó un terremoto al anunciar que se desmarcaba del organismo y que junto a otros jugadores iba a dar forma a una nueva asociación (PTPA) que defienda los intereses de los profesionales. Todo un órdago a la ATP y los cuatro grandes torneos.
Antes de un incidente que recorrerá de cabo a rabo el planeta deportivo y quedará registrado en los libros como un patinazo sideral, puesto que la oportunidad para conquistar este torneo tan atípico era única e inmejorable, Djokovic bailoteaba junto a su preparador físico, el argentino Ulises Badio, en uno de los palcos de la pista Arthur Ashe reconvertidos ahora en espacios para los jugadores. Las críticas ya empezaron a expandirse en las redes sociales, que hervían luego ante un desliz inverosímil que, según transmitió la Federación Estadounidense de Tenis (USTA) en un comunicado cercano a la media noche, hora española, le privará del dinero que había ganado hasta ahora al avanzar de rondas.
Se expone, seguramente, a una sanción bastante más severa y, por encima de todo, la secuencia del pelotazo quedará ligada para siempre a su figura.