El Barcelona busca entrenador
La directiva, que se reunirá el lunes de urgencia, despedirá a Setién y está interesado en Pochettino, Xavi y Koeman como hizo en las pasadas navidades
Quique Setién tiene las horas contadas como técnico del Barcelona después de la escabechina que sufrió su equipo a manos del Bayern (2-8) en los cuartos de final de la Champions. Queda por ver, sin embargo, si el equipo se vuelve a poner de pie y reconquista su crédito (ya no la gloria) europeo tras cuatro años de sinsabores. Homérica empresa de un club que sumaba 12 temporadas levantando títulos –desde la llegada de Pep Guard...
Quique Setién tiene las horas contadas como técnico del Barcelona después de la escabechina que sufrió su equipo a manos del Bayern (2-8) en los cuartos de final de la Champions. Queda por ver, sin embargo, si el equipo se vuelve a poner de pie y reconquista su crédito (ya no la gloria) europeo tras cuatro años de sinsabores. Homérica empresa de un club que sumaba 12 temporadas levantando títulos –desde la llegada de Pep Guardiola en 2008- hasta el cataclismo lisboeta. “Es un momento muy, muy, muy duro. Ahora toca al menos durante 48 horas vivirlo con serenidad para tomar las mejores decisiones profesionales”, esgrimen desde las oficinas de la ciudad deportiva azulgrana.
Al llegar al hotel tras el encuentro, con la noche ya cerrada, una cincuentena de aficionados increparon al equipo al grito de “iros a la mierda, ¡sinvergüenzas!”. Aunque se entremezclaron con chillidos de histerismo al ver a Messi, siempre reclamado. Pero con la aparición de Setién volvió a coger color el griterío, pues le tildaron de malo para arriba. “Normal que la gente esté molesta. Así no se puede seguir”, reconoce un alto cargo del club. Menos estruendosa fue la mañana del sábado, con apenas 15 aficionados que se acercaron a despedir al equipo, presto a coger un vuelo chárter. No hubo increpaciones ni reproches, solo dos bufandas voladoras del Sport Club do Recife para el 10. “¡Regalo de Brasil!”, imploraron sin éxito como otros dos que llevaron una zamarra de Argentina para que la firmara, pues Leo, detrás de Suárez, subió al autobús con cara larga y boca cerrada. Ritual que siguieron todos los futbolistas a excepción de Arturo Vidal, que se dignó a saludar en la fría mañana lisboeta.
En el otro autocar, ya lejos de los jugadores, se subió Setién junto a la directiva encabezada por el presidente Josep Maria Bartomeu, protocolo de la UEFA que pareció saltarse Pepe Costa, responsable de la oficina de atención al jugador y a escasos asientos de Messi.
Apenas levantó la cabeza Setién por el empedrado suelo que rodea al Sheraton de Lisboa, descompuesto y solo. No le quieren en el vestuario, como expresaron públicamente Messi, Suárez y Arturo Vidal –trío de la misma cuadrilla-, tampoco desde la grada ni desde el área deportiva ni la junta. Durante esta semana, Ramon Planes, adjunto de Abidal en el área deportiva, y Mauricio Pochettino comieron en un restaurante de Barcelona, amigos desde la época del Espanyol.
Puede ser casual, aunque el entrenador argentino ya rectificó sus palabras de cuando estaba en el Tottenham –”antes de entrenar al Barça me iría a mi granja de Argentina”, dijo-, pues en ese momento había demasiados rumores sobre su salida y el presidente Levy estaba inquieto. “No quise ser arrogante ni faltar el respeto al Barça. Quizá ahora no lo haría porque nunca se sabe que puede pasar en la vida”, argumentó para EL PAIS el primer día de agosto.
En el club gusta la opción de Pochettino porque es un técnico que no se amilana y que sabe gestionar el vestuario, deseoso de entrenar a Messi. “Siento envidia sana de los entrenadores que han podido dirigirlo”, reconocía. También porque allá por donde ha pasado (Espanyol, Southampton y los Spurs), ha cumplido con creces las expectativas. Pero el aficionado no lo tiene tan claro porque siempre fue un adversario antes que un modelo.
Otra opción que baraja la directiva es Xavi, todavía técnico del Al-Sadd catarí. Ya lo intentaron en las pasadas navidades, cuando despidieron a Valverde –con el equipo líder-, pero no se llegó a un acuerdo porque no le convenció ni la propuesta deportiva ni económica, sabedor el exazulgrana de que no sería fácil llevar a sus excompañeros ni completar una transición exitosa mientras Messi hace mutis por el foro, sea cuando sea. Queda por ver si se reconduce la situación, pues en el área deportiva ya saben que es el técnico que prefiere gran parte del camerino. Xavi, en cualquier caso, incluyó una cláusula en su renovación con el Al-Sadd que le liberaría en el caso de que finalmente se deje seducir por la propuesta azulgrana.
Esa misma condición puso Ronald Koeman a la federación holandesa, también tentando en navidades pero descartada la operación por el técnico porque quería disputar la Eurocopa, finalmente aplazada hasta el próximo curso por la pandemia. Su susto cardíaco en mayo por el que fue sometido a un cateterismo, sin embargo, no parece la mejor de las señales para un equipo que desde hace años en Europa no es apto para cardiacos.
Otras alternativas que gustan son Thierry Henry (Montreal Impact de la MSL) y Massimiliano Allegri, en el paro tras dirigir a la Juve en los últimos cursos. El lunes se reúne la directiva y hará efectivas las decisiones que, como dijo el presidente Bartomeu, ya tenían tomadas hace tiempo. Entre esas medidas, el despido de Setién es inminente. Los tres estilos tienen su librillo, pues el holandés se entretiene menos en el juego para resolver en las áreas; Pochettino se ha convencido con la propuesta del juego posicional con los años y la experiencia; y Xavi es quien defendería el viejo pero todavía vigente modelo de juego que hizo grande al Barça y que, por ejemplo, tan bien ha copiado Hansi Flick en el Bayern. “Es un club que ha inspirado a muchos entrenadores”, reconoció el alemán antes del encuentro frente al Barça. Pero ya no es lo que era.