La ACB no admite el ascenso del Gipuzkoa
La asamblea de clubes vota en contra de la incorporación del equipo donostiarra para evitar una Liga de 19 y traslada el conflicto al CSD, que deberá ejercer de mediador
La Asamblea General de la ACB elegía este jueves entre el consenso forzado o el conflicto inevitable y optó por lo segundo. Los clubes votaron en contra de la admisión del Gipuzkoa Basket, único candidato formal al ascenso, para evitar ampliar la Liga a 19 equipos y la crisis se traslada ahora al Consejo Superior de Deportes, que la semana que viene deberá ejercer de ...
La Asamblea General de la ACB elegía este jueves entre el consenso forzado o el conflicto inevitable y optó por lo segundo. Los clubes votaron en contra de la admisión del Gipuzkoa Basket, único candidato formal al ascenso, para evitar ampliar la Liga a 19 equipos y la crisis se traslada ahora al Consejo Superior de Deportes, que la semana que viene deberá ejercer de mediador entre la ACB y la Federación para intentar solucionar una batalla que resucita tras unos años de normalidad. Como consecuencia de la pandemia, la ACB decidió que no hubiera descensos esta temporada; pero la Federación, en cambio, no renunció a su derecho a los dos ascensos desde la Leb Oro. La pugna se enquistó con posiciones inamovibles y ni siquiera en el término medio llegó el acuerdo. De los dos aspirantes a subir a la élite, Carramimbre Valladolid y Guipuzkoa Basket, solo el club donostiarra cumplía los requisitos en los plazos previstos. El pacto pasaba por conceder un ascenso con la condición de que el próximo curso solo subiera un equipo para retomar así la composición habitual de 18, pero los clubes, con 17 votos en contra y tan solo uno a favor, se negaron a dar cabida al conjunto vasco alegando defectos en la auditoría presentada por este. El trasfondo real, la resistencia de los grandes a ampliar un calendario ya saturado y de los modestos a extender el reparto económico en tiempos de máxima incertidumbre.
La Liga Endesa se reanudó el 17 de junio en Valencia con una fase final excepcional disputada por los 12 primeros equipos de la competición y conquistada por el Baskonia de Dusko Ivanovic. Manresa, Obradoiro, Betis, Murcia, Fuenlabrada y Estudiantes quedaron exentos del torneo, sin opciones de participar, pero también sin la amenaza de descender, fundamentalmente para los dos conjuntos madrileños, que cerraban la clasificación con solo cinco victorias antes de la suspensión. Entendía la ACB que la misma circunstancia de “fuerza mayor” que les llevó a ellos a decidir que no hubiera descensos esta temporada debía conllevar la renuncia a ese derecho a los ascensos por parte de la Federación, para no sobredimensionar un calendario ya claustrofóbico. Pero Valladolid, Gipuzkoa y la propia Federación apelaron a lo firmado en el Convenio de Coordinación entre la FEB y la ACB, donde los dos ascensos son un derecho adquirido. “Ser 20 el año que viene, con la que está cayendo y la que se nos viene encima, supone una dificultad extrema”, llegó a decir Antonio Martín. Las dos realidades de los clubes candidatos al ascenso marcaba una vía de solución y consenso sin necesidad de llegar a la mediación y los tribunales. Pero el conflicto sigue enquistado y se alargará probablemente hasta agosto a la espera de la actuación del CSD.
El Gipuzkoa, que entre 2006 y 2019 pasó 11 de 13 temporadas en la élite, afirma tener una situación económica estable y la imprescindible conversión en Sociedad Anónima Deportiva ya cubierta desde 2007. El Valladolid, por su parte, en plena negociación para fusionarse con el equipo de fútbol de la ciudad en busca de recursos, tenía que triplicar su presupuesto actual para alcanzar el mínimo de dos millones que exige la ACB, pagar el canon de acceso (1,6 millones a depositar en cuatro años) y convertir al club en S.A.D. (cerca de 2 millones más a reunir en un año). “Es la cuarta vez que tramitamos un expediente de afiliación a la ACB. En las tres anteriores se aceptó su solicitud y esta vez la documentación que se ha presentado tiene al menos iguales garantías que en los procesos anteriores. Cumplimos con la parte deportiva del ascenso y también con la económica”, expresó el conjunto donostiarra el lunes en un comunicado en el que daba por hecho su regreso a la élite y anunciaba acciones legales contra la Liga en caso contrario. “Lo que se haga será siempre con cabeza, sin meternos en líos económicos”, repetía estas semanas Mike Hansen, presidente del Carramimbre, como lema de estabilidad para no repetir los errores que en 2015 llevaron a la desaparición al histórico Fórum. Los dos clubes se inscribieron hace seis días en la LEB Oro de forma provisional a la espera de una resolución final que sigue sin llegar. El combate se traslada el martes al CSD. La guerra de nunca acabar.
Tres años de normalidad y vuelta a la guerra
El playoff de los despachos se ha convertido ya en un evento clásico de los veranos del baloncesto español. Primero fue por culpa del inabarcable canon de acceso a la Liga ACB (4,7 millones sumando la aportación al Fondo de Regulación) —eliminado en 2017 tras la resolución de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) que lo tachó de mecanismo “desproporcionado, inequitativo y discriminatorio” para un torneo “fosilizado”— y ahora por la no aplicación del Convenio de Colaboración entre la ACB y la Federación. Entre 2011 y 2017, tan solo el Andorra, en 2014, logró completar el proceso de ascenso a la ACB —el CB Canarias lo consiguió en 2012 comprando a menor precio la plaza del Lucentum Alicante—. En ese tiempo, el CB Tizona Burgos llegó a acumular tres ascensos frustrados en los despachos de forma consecutiva. Con la desaparición del canon llegaron tres temporadas de normalidad. Está vez, a consecuencia de la pandemia, se interrumpió la secuencia. Gipuzkoa y Valladolid dependen del CSD.