Messi disfruta con Riqui

El Barcelona despide LaLiga con una goleada manejada por los jóvenes de la cantera y culminada por el capitán ante un entregado Alavés

En foto, Messi le dedica a Riqui Puig su gol ante el Alavés. En vídeo, Leo Messi se muestra satisfecho con el trabajo de su equipo.Vídeo: ADRIÁN RUIZ HIERRO (EFE) / EFE

No hay mejor recurso que la cantera, incluso para los clubes más mercenarios, aquellos que presumen de un presupuesto único de mil millones, para reforzar la identidad de un equipo en tiempos de crisis y animar a las figuras desencantadas, ninguna del calibre de Messi. A los 33 años, el 10 necesita sentirse joven para perseverar en su empeño de trascender, de ganar una quinta Champions y de festejar un séptimo Pichichi, único en la historia de LaLiga. El c...

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No hay mejor recurso que la cantera, incluso para los clubes más mercenarios, aquellos que presumen de un presupuesto único de mil millones, para reforzar la identidad de un equipo en tiempos de crisis y animar a las figuras desencantadas, ninguna del calibre de Messi. A los 33 años, el 10 necesita sentirse joven para perseverar en su empeño de trascender, de ganar una quinta Champions y de festejar un séptimo Pichichi, único en la historia de LaLiga. El capitán marcó territorio como máximo goleador en Mendizorroza —25 dianas y 21 asistencias— y recuperó el ánimo con vistas a Europa. Aunque a efectos resultadistas la cita era intrascendente y el Alavés se ofreció como el mejor samaritano, el encuentro puede ser terapéutico.

El entrenador del FC Barcelona, Quique Setién, en rueda de prensa. En vídeo, declaraciones de los entrenadores del Barcelona y el Alavés tras el partido.Vídeo: Atlas

Hoy difícilmente se discutirá sobre los candidatos a sustituir a Setién, y seguramente tampoco conviene evaluar las opciones continentales de los azulgrana, sino que procede hablar del buen partido ofrecido por el triángulo Riqui Puig-Ansu Fati-Messi en campo del aliviado Alavés. El encuentro, programado a deshora porque no tenía ningún interés para la clasificación ni para el carrusel informativo, fue especialmente relajante para el agitado Barcelona. El discurso futbolístico del entrenador y sus jugadores cobró en cualquier caso más sentido que las especulaciones sobre el futuro del banquillo del Camp Nou y también respecto al grito desgarrador de Messi después de claudicar ante Osasuna.

Las viejas sociedades

Riqui Puig respondió con la personalidad única de las promesas de la Masia al quejido del 10. Tomó la iniciativa, gobernó la contienda y marcó la diferencia con sus pases filtrados ante la complicidad de Messi. El capitán supo estar más que nunca para no quitar ni poner sino para reivindicar su condición de líder y goleador a la espera del Nápoles. Apostar por los jóvenes de los equipos inferiores es una solución para ganar tiempo en momentos en que el desorden y la dejadez son tan manifiestos que cuesta completar la lista de convocados —16 cuando con los cinco cambios pueden llegar a 23— y la alineación de Mendizorroza en un partido sin sentido después de dimitir en LaLiga.

A Setién le costó reunir a once futbolistas para cuadrar una formación en la que figuraban Araujo, Riqui Puig y Ansu Fati, tres futbolistas del filial, que se juega el ascenso a Segunda (llegó a semifinales tras superar 3-2 al Valladolid Promesas). Ninguna imagen reflejaba mejor la precaria situación azulgrana que el bostezo del dimitido Arthur. La pereza del brasileño, ya traspasado a la Juve, evoca los tiempos en que a Ronaldinho le salió tripa por el abandono de Rijkaard en la temporada 2007-2008. Las cuestiones individuales se imponen cuando fracasa el sentido colectivo y en Vitoria ya no importaba el trofeo Zamora —Ter Stegen calentó banquillo con De Jong— sino el Pichichi. La prioridad era que Messi se convirtiera en el goleador del torneo y desbancara a Zarra.

No interesaba por tanto el relato de la cita sino las imágenes de los goles a favor y en contra, los highlights, las sensaciones y las instantáneas que delataran la relación plantilla-cuerpo técnico, muy deteriorada desde que ambas partes se tiraron los trastos a la cabeza en el vestuario de Balaídos. Los azulgrana se soltaron muy rápido en ataque con Busquets en el inicio de la jugada, Riqui Puig en la sala de máquinas y Ansu Fati como punto final con la anuencia de Messi. Aunque siempre quedó expuesto a las transiciones del Alavés por sus desajustes defensivos y las pérdidas de balón, el partido quedó a merced del Barcelona y del pie exquisito del jovial y delicado Riqui.

Tres tiros a los palos en un cuarto de hora —Riqui, Messi y Vidal— evidenciaron el insultante domino del Barcelona antes de que Ansu Fati anticipara y acertara en el primer palo el centro del 10. La pegada de Fati, autor de siete goles en LaLiga, y el toque de Riqui, habilitados por el saber estar de Messi, quien siempre le dio amplitud al juego, bendecían el fútbol del Barça. El interés de los jóvenes exigía una respuesta de los veteranos y Messi se mostró más generoso que el pesaroso Suárez. El uruguayo falló un gol antes de que Messi pusiera el 0-2 en una acción de recuperación-transición habilitada por Riqui.

La acción picó al charrúa, que no perdonó poco después en un gol ya muy visto en el Barça: la apertura de Messi para Alba, el centro del lateral y el cabezazo de Luis Suárez para el 0-3. A favor de marcador, los azulgrana recuperaron las viejas sociedades, sobre todo la capacidad de activar a Alba para las llegadas de Messi. El 10 puso el 0-5 en una asistencia del lateral después de que Semedo marcara el 0-4 asistido por Riqui. Muy generosos antes del descanso, los azulgrana se mostraron efectivos en la reanudación para el 0-5, el dígito mágico en los tiempos de bonanza en el Camp Nou.

El marcador ayudó a poner cara de cordero al lobo Messi en su dialéctica con Setién después de una cita de guante blanco pese al calor: ni una tarjeta. El Alavés acabó con 10 por una lesión y ni siquiera se reparó en la ausencia de Piqué. El capitán, que recuperó el altavoz para templar su arenga ante Osasuna, habló de la autocrítica impuesta de puertas hacia adentro y posibilitó el relax necesario antes de enfrentarse al Nápoles. Los argumentos a favor y en contra del momento azulgrana son volátiles y oportunistas, y más después de un último partido que pareció un amistoso en Vitoria. La goleada favorece al menos el descanso antes que la tortura, y apela a la unidad, que no es poco en el Barça, antes del regreso de la Champions.

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