Messi-Benzema, la batalla inesperada del gol
El azulgrana, con 23 tantos, y el francés, con 21, protagonizan una lucha por el Pichichi que simboliza el tramo final de ambos jugadores y el momento del Barça y el Madrid
A Benzema no lo entendía ni su padre, que solo le reclamaba goles en el campo y él le respondía que era “un delantero moderno” que estaba para mucho más que marcar. El francés nunca aceptó que su única misión fuera anotar: “Yo juego para la gente que le gusta ver otra cosa”, llegó a afirmar. Sin embargo, la última jornada de Liga le ha situado ante un reto inesperado: quitarle el Pichichi a Messi, que le aventaja en dos tantos (23 a 21). Cuando el madridista empiece su partido en Leganés (21.00, Movistar LaLiga), ya sabrá qué ha hecho el azulgrana en Vitoria ante el Alavés (17.00, Movistar LaL...
A Benzema no lo entendía ni su padre, que solo le reclamaba goles en el campo y él le respondía que era “un delantero moderno” que estaba para mucho más que marcar. El francés nunca aceptó que su única misión fuera anotar: “Yo juego para la gente que le gusta ver otra cosa”, llegó a afirmar. Sin embargo, la última jornada de Liga le ha situado ante un reto inesperado: quitarle el Pichichi a Messi, que le aventaja en dos tantos (23 a 21). Cuando el madridista empiece su partido en Leganés (21.00, Movistar LaLiga), ya sabrá qué ha hecho el azulgrana en Vitoria ante el Alavés (17.00, Movistar LaLiga). En caso de empate, se repartirían el galardón.
De todos los objetivos que se pudo marcar el ariete blanco a principios de temporada, resulta difícil imaginar que superar al argentino en este apartado figurara entre los primeros. Su catálogo de recursos es muy amplio y mira a la cara del 10 culé en muchos en ellos, pero, salvo giro radical, la historia no lo recordará por su carácter sabueso ante la portería contraria, circunstancia que ya por fin acabó entendiendo su progenitor.
La producción entre los tres palos de Benzema dio el salto la temporada pasada tras la salida de Cristiano —pasó de cinco dianas ligueras en la 2017/18 a 21 en la siguiente— y en esos números se ha mantenido esta campaña. El que se ha frenado es Messi, que registra su cifra más baja desde la 2008-2009. Entonces marcó 23, como los que acumula ahora. Arrastrado por la depresión del Barcelona, su último tanto, de falta ante Osasuna, ni siquiera lo celebró, síntoma del enfado y la frustración que mostró al acabar el partido en el Camp Nou, derrotado por los navarros. “El equipo deja mucho que desear, no dimos nada”, comentó. A la misma hora, el francés se apuntaba los dos contra el Villarreal para cantar el alirón.
Esta pugna, que hace unas semanas tampoco era tal, ha seguido caminos paralelos a la de sus equipos tras el confinamiento. A la vez que el Madrid recuperaba el liderato y salía disparado hacia el título, el galo recortaba distancias con el argentino por el Pichichi: 7-4 en este tramo final. Solo uno de los anotados por el azulgrana fue en una acción de jugada; el resto vinieron de penalti (2) y de falta. El delantero blanco también sumó un par desde los 11 metros.
A la caza de Zarra
La lucha que casi nadie imaginó simboliza las trayectorias recientes de ambos jugadores y de sus equipos. Benzema, pilar de un conjunto otra vez campeón, asumió sin excusas una mayor responsabilidad anotadora tras la marcha de Ronaldo y, por primera en su carrera, enlaza dos cursos por encima de los 20 tantos. La Pulga, por el contrario, se ha visto afectado por los problemas de un grupo que antes de la pandemia no deslumbraba y que después se gripó, consumido por las cuitas internas y con un futuro incierto.
Sentenciada la Liga, hay señales de que este trofeo individual se ha convertido en un objetivo colectivo en el vestuario de Valdebebas. Sergio Ramos, capitán y matarife de los penaltis, le cedió el 2-0 a Karino, como lo llama él, contra el Villarreal. Primero lo intentaron juntos sin éxito, en esa suerte de pena máxima compartida que se inventó Johan Cruyff en los setenta y que en 2016 calcaron Messi y Luis Suárez. A los madridistas no les salió y, en la repetición, el galo sí acertó en solitario. “Me gustaría que lo ganara Karim, se lo merece. Esto también se decidirá al final”, apuntó Zidane este sábado en rueda de prensa. “Pero no te voy a decir quién va a jugar”, añadió para introducir un elemento de intriga.
La rivalidad interminable entre los dos gallos del fútbol español se redirige en la última estación hacia este capítulo. Messi estará hoy en Mendizorroza dispuesto a amarrar un galardón que nadie le discute hace tres años. Si lo vuelve a lograr, superará a Zarra, con el que ahora empata a seis. Benzema nunca lo ha obtenido en España; sí una vez en Francia, con el Lyon en la 2007-08, con 20 dianas.
El duelo con Cristiano
Los oponentes también tendrán algo que decir. El francés se encontrará con un equipo a la desesperada (el Leganés necesita sumar más que el Celta para evitar el descenso), que se agarró a la defensa como el último corcho para mantenerse en Primera, huérfano como está por completo de gol. Los del Vasco Aguirre son el tercer conjunto de Primera que menos tiros totales recibe (342), solo superado por el Madrid (322) y el Getafe (267). El Alavés, mientras, ya está salvado y en esta estadística es el sexto por la cola (458). Hasta ahora, Benzema ha necesitado menos lanzamientos que el argentino para anotar: 5,85 frente a 6,73 de media. Aunque el madridista ha dispuesto en esta Liga de más minutos (3.095 ante 2.789). No obstante, la media de Messi en el torneo doméstico (un tanto cada 121 minutos) es la peor desde la 2007-2008, casi en sus inicios.
Sea cual sea el triunfador, el resultado tendrá un aire vintage y recordará a cuando las cifras ganadoras se situaban en la veintena. El último registro más bajo fueron los 21 del deportivista Diego Tristán, en la campaña 2001-02. En esos parámetros discurría todo hasta que aparecieron los caníbales Messi y Cristiano para elevar este galardón a otro sistema solar, casi siempre por encima de los 40 goles, y en una ocasión hasta los 50, como el azulgrana en la 2011-12. El reto entre ambos era diario e indisimulable. Si uno metía un doblete el sábado, el otro ajustaba especialmente la mirilla para el domingo. Vivían vigilándose de reojo y, además de los éxitos colectivos, el trofeo era otro campo de batalla en su particular enfrentamiento. De las nueve temporadas que coincidieron en la Liga, Messi se adjudicó cinco y Cristiano, tres. El noveno fue para Luis Suárez. Con el portugués en la Juventus, el Pichichi bajó a la Tierra. Este año, de hecho, a dos décadas más atrás.