Delle Donne, una estrella especial que reta a la NBA

La jugadora de Washington Mystics, obligada a competir pese a una enfermedad crónica, se inspira en su hermana discapacitada

Delle Donne, con el balón, ante Thomas en las finales de la WNBA en 2019.USA TODAY USPW (Reuters)

Los valores personales de la estadounidense Elena Delle Donne se entrelazan con su condición de estrella del baloncesto mundial en la NBA femenina (WNBA) y revelan un perfil cargado de lecciones de vida. La última pirueta de su carrera la sitúa, según ella, frente a una encrucijada: jugar poniendo en riesgo su vida o perder su sueldo. Sufre las consecuencias de ...

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Los valores personales de la estadounidense Elena Delle Donne se entrelazan con su condición de estrella del baloncesto mundial en la NBA femenina (WNBA) y revelan un perfil cargado de lecciones de vida. La última pirueta de su carrera la sitúa, según ella, frente a una encrucijada: jugar poniendo en riesgo su vida o perder su sueldo. Sufre las consecuencias de la enfermedad de Lyme, una infección bacteriana que le afecta desde 2008. Angustiada y hastiada, la ala-pívot de las Washington Mystics lo cuenta en un artículo en The Players Tribune: “Tomo 64 pastillas al día, y siento que me está matando lentamente. Es un ciclo interminable, agotador y miserable. Pero tomar 64 pastillas al día es la única manera de mantenerme lo suficientemente saludable como para jugar al deporte que amo”. Sus médicos mantienen que su enfermedad la convierte en una paciente de alto riesgo ante el coronavirus. Por ello solicitaron que fuera eximida por causas médicas de la burbuja de Florida en que se disputará la Liga a partir del 25 de julio en Bradenton (Florida). Pero la WNBA, amparada por el criterio de un panel de médicos que consideran que la alero-pívot no se encuentra en un grupo de riesgo, denegó la solicitud.

Delle Donne, de 30 años y 1,96 metros, ha merecido ser comparada por su estilo y por su clase a LeBron James, Kevin Durant o Dirk Nowitzki. Es posiblemente la mejor lanzadora de tiros libres de la historia. La temporada pasada solo falló tres de los 117 que ejecutó en la temporada regular, con un 97% de acierto, que se sitúa en el 93% a lo largo de sus ocho años de carrera en la WNBA (el mejor en la NBA es Stephen Curry con 90,4%). Ella, en 2019, se convirtió en la primera que se integra en el exclusivo club del 50-40-90 (los que superan al menos un 50% en tiros de campo, un 40% en triples y un 90% en tiros libres), en el que solo figuran ocho jugadores: Larry Bird, Steve Nash, Stephen Curry, Kevin Durant, Reggie Miller, Dirk Nowitzki, Mark Price y Malcolm Brogdon. Ganó el título de la WNBA en 2019 con Washington Mystics y fue MVP de la temporada por segunda ocasión. Con Estados Unidos, fue campeona mundial en 2014 y olímpica en 2016.

De niña, sufrió las burlas de sus compañeras por su elevada estatura. Los médicos propusieron un tratamiento para frenar su crecimiento, al que sus padres se opusieron. Su hermana mayor, Lizzie, sufre parálisis cerebral y es sorda y ciega. Elena está muy unida a ella. Hasta el punto de que en su día renunció a seguir formándose en la Universidad de Connecticut para poder seguir conviviendo y atendiendo a Lizzie. “Una de las grandes lecciones que me ha enseñado mi hermana es que la comunicación es mucho más que palabras. Dar a alguien un abrazo en muchas ocasiones es más efectivo que todas las cosas que puedas decir”, escribió la jugadora de la WNBA, que fundó en su honor una ONG dedicada a niños con discapacidad y que, en 2014, fue nombrada Embajadora Global de los Special Olympics.

“A menudo estoy exhausta por la enfermedad de Lyme y frustrada con mi cuerpo. Es difícil”, afirma Delle Donne. “Pero cuando pienso en lo cansada que estoy o en el dolor, pienso en Lizzie. Ella me inspira. Ninguna de mis dificultades está ni cerca de lo que ella ha soportado. Nunca me ha dicho una palabra, pero Lizzie me ha enseñado más que nadie en mi vida”. Todo ello lo explica en la autobiografía Shot Me.

La jugadora de las Washington Mystics apenas ha competido en otros países como hace la mayoría de baloncestistas de alto nivel porque prefería reservar unos meses para cuidar a su hermana. En 2017 firmó un contrato con el Shanxi, chino, pero tuvo que rescindirlo debido a una recaída en la enfermedad de Lyme le produce episodios de fatiga muscular.

El físico y la orientación sexual

En marzo de 2016, expresó su hartazgo al ser preguntada a menudo sobre su físico y su orientación sexual. “No puedo esperar el día en que la gente quiera hablar de las virtudes en la cancha y no de la apariencia. Me pregunto cuántas veces son preguntados Tom Brady o JJ Watt [estrellas del fútbol americano] por lo guapos que son. Es algo con lo que las jugadoras tenemos que convivir todo el tiempo”, se lamentó.

Poco antes de empezar a competir en los Juegos de Río en agosto de 2016, Delle Donne posó desnuda en la portada de ESPN Body Issue, hizo pública su condición de lesbiana, realizó unas declaraciones en defensa de los derechos de la comunidad LGTBI y anunció su boda con Amanda Clifton. “No es una confesión, llevamos tiempo juntas. Pero tampoco quiero esconder nada. Creo que no hay que mentir sobre estos temas, no es justo. Espero que los hombres, algún día, también puedan hablar de estos asuntos de forma tan abierta como nosotras”, dijo. La boda se celebró en noviembre de 2017.

Delle Donne ha firmado un contrato de cuatro años con Washington por el que esta temporada percibirá el máximo salarial, 215.000 dólares, unos 188.000 euros, un ejemplo meridiano del abismo que separa la retribución entre hombres y mujeres. El salario mínimo en la NBA fluctúa, según los años que se lleve en la Liga, entre 900.000 dólares y dos millones. El entrenador y director deportivo de las Mystics, MikeThibault, explicó que Delle Donne está en la lista del equipo, se le está pagando y se le pagará durante toda la temporada de la WNBA, incluso si no juega y solo está en rehabilitación por una operación de espalda a la que se sometió en enero. La WNBA quiere que Delle Donne esté en la burbuja de Florida. Ella debe decidir si asume el riesgo. Un reto fuera de guion.


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