El mejor Courtois persigue a Casillas
Con un 78% de acierto y la defensa blanca más efectiva en décadas, el belga para más que nunca y aspira al primer Zamora del club en 12 años
En los primeros minutos del partido del jueves por la noche, mientras buscaba el modo de escapar al acoso permanente del Getafe, el Real Madrid se encontró con un sobresalto. Maksimovic cabeceó desviado, pero la pelota se encontró con el muslo de Etxeita, que llegaba a la carrera, y se desvió hacia la portería, muy cerca del palo derecho. Courtois se estiró y alcanzó a despejar a córner. “Muchos se quedaron locos con la parada por la cantidad de rebotes que hubo. Tuve buenos reflejos par...
En los primeros minutos del partido del jueves por la noche, mientras buscaba el modo de escapar al acoso permanente del Getafe, el Real Madrid se encontró con un sobresalto. Maksimovic cabeceó desviado, pero la pelota se encontró con el muslo de Etxeita, que llegaba a la carrera, y se desvió hacia la portería, muy cerca del palo derecho. Courtois se estiró y alcanzó a despejar a córner. “Muchos se quedaron locos con la parada por la cantidad de rebotes que hubo. Tuve buenos reflejos para sacar la pelota. Con los dos metros que mido, soy muy ágil”, explicó en un tono más descriptivo que vanidoso. El belga se ha manejado siempre con una enorme confianza, salvo cuando no ha sentido que los técnicos le vieran del mismo modo, como sucedió, según fuentes de su entorno, la temporada pasada de cohabitación con Keylor Navas. Pero el costarricense está en París y Courtois se ha erigido en el último seguro de una fortaleza defensiva desacostumbrada en el Real Madrid.
Ramos y Varane juegan liberados de la inquietud que provoca en los centrales tener detrás un portero que duda. Los reflejos de la parada inicial al Getafe pueden haber producido asombro, pero no tanto en quien conoce que desde pequeño ha mostrado destreza en deportes diversos, como el tenis y el baloncesto, al calor de unos padres profesionales del voleibol, al que también dedicaron tiempo juntos y que ha dejado huella en su coordinación y reflejos.
La acción del jueves, que evitó al equipo el sofoco inicial, también encaja con el momento de la carrera del meta. Courtois está desplegando su mejor campaña, con un porcentaje de paradas del 78,6%, por encima de sus dos mejores cursos anteriores, el 2012-13 (74,8%) y 2013-14 (74,5%), cuando ganó el trofeo Zamora con el Atlético. En esta última temporada, además, fue campeón de Liga y subcampeón de la Champions, en la final de Lisboa que se llevó el Madrid.
A cero en 17 jornadas
Con 0,6 goles recibidos por partido, este curso, como entonces, se mueve en registros de Zamora, premio que no obtiene un portero del Madrid desde 2008, cuando se lo llevó Íker Casillas con una media de 0,89. El anterior fue Paco Buyo en 1992.
Los registros de Courtois, los mejores de un portero del Real en el siglo XXI, culminan un desempeño coral elogiado por Zidane: “Para mí, que soy uno al que le gusta más el fútbol, jugar y todas esas cosas, el aspecto defensivo es el más importante hoy día. Y nosotros tenemos una ventaja: tenemos la defensa que tenemos, pero sobre todo jugadores que están comprometidos con lo que estamos haciendo. Defender no es una cuestión de cuatro o cinco jugadores; es una cuestión de todos”, dijo hace unos días.
Las cifras describen el resultado: los blancos han dejado la portería a cero en 17 jornadas (16 Courtois y una Areola). Solo una vez en la historia, hace 32 años, habían lucido un registro mejor: 18 en la temporada 1987-88, con Buyo. Aunque los hitos defensivos de este curso no se leen solo en la portería. Desde que Zidane era ayudante de Ancelotti, el Madrid nunca había concedido menos remates: según datos de Opta, este curso son 8,61 por partido, mientras que todos los demás oscilaban entre 10,2 y 11,9.
La buena trayectoria de Courtois se ha acentuado después del confinamiento: antes del parón recibía 0,67 goles por partido y en la reanudación lo ha rebajado a 0,60. El parón no le desvió de la buena senda, sino que subrayó su afán competitivo casi en cualquier campo. Además de ejercitarse, durante el encierro exprimió las posibilidades de los videojuegos. Compitió contra pilotos de Fórmula 1, participó en torneos del FIFA, acumuló más de 115.000 seguidores en su canal de Twtich y entabló relación con los mejores jugadores. De ahí salió su entrada como socio en el club de esports Dux Gaming, en el que también tiene una participación Borja Iglesias. Y de ahí también, el movimiento que, a través de Dux, les ha convertido en copropietarios de un club de Segunda B, el Inter de Madrid, la primera vez que los esports entran en el deporte real en lugar de al revés. Con confianza, se atreve a todo.