La noche madrileña es de los jóvenes: Luka Romero, el debutante más precoz en la historia de la Liga
El jugador del Mallorca, de 15 años y 219 días, rompe un récord que llevaba en vigor ocho décadas en otro gran partido de Vinicius
Como en los viejos tiempos, la noche madrileña volvió a ser de los jóvenes. Vinicius, el mejor del Madrid hace cuatro días en San Sebastián, estiró de nuevo a los blancos: marcó el primero y mandó otra al larguero. El japonés Take Kubo, propiedad del club de Chamartín pero cedido en el Mallorca, no dejó d...
Como en los viejos tiempos, la noche madrileña volvió a ser de los jóvenes. Vinicius, el mejor del Madrid hace cuatro días en San Sebastián, estiró de nuevo a los blancos: marcó el primero y mandó otra al larguero. El japonés Take Kubo, propiedad del club de Chamartín pero cedido en el Mallorca, no dejó de amenazar a sus compañeros. Y, cuando la medianoche se acercaba en Valdebebas, saltó con la camiseta del Mallorca Luka Romero, el más joven en debutar en la historia de la Liga, con 15 años y 219 días. Nacido en México, su melena messiniana rompió un récord que llevaba vigente 81 años, desde que Bao Rodríguez Sansón lo hiciera en 1939 con 15 años y 255 días.
A esas alturas, en el minuto 83, el partido tenía poco arreglo para los suyos, pero el hito no se lo quitó nadie. “Le eché la mano al corazón y le iba a 2.000 revoluciones”, indicó después del entrenador balear, Vicente Moreno. “En los entrenamientos le estamos dando estímulos y los va cogiendo. Ya veréis, es un gran jugador”.
Uno de sus padrinos es Dani Penín, el segundo técnico, el encargado de tener fichados a todos los que empujan desde las categorías inferiores. Y a Luka Romero lo tenía en la agenda hace mucho. “Es zurdo, rapidito, pícaro, bicho, competitivo... Tiene ese prototipo de 10 argentino”, lo definía hace unos días. “Lo venimos viendo desde los 12 años. Hacía cosas increíbles, pero físicamente no estaba desarrollado del todo y eso podría traerle problemas en Primera. Hoy uno le ve las piernas y el cuerpo, y ve que empieza a formarse”, añadía.
El paso lo dio el 1 de junio. Desde ese día convive con la primera plantilla, aunque todavía no tiene contrato profesional y deberá esperar a cumplir los 16 para que sus representantes puedan negociar un acuerdo. La pandemia le impidió estrenarse en el Bernabéu y se tuvo que conformar con el Di Stéfano. La noticia de la noche fue su nombre. La victoria, asunto de otro joven, Vinicius.
Zidane, en la enésima alineación sorpresa, colocó un cuarteto en ataque, con el brasileño, Hazard, Benzema y Bale, dispuestos en un 4-2-3-1. Y quien lo afinó fue Vinicius. En la primera que tuvo delante de la portería se durmió tras una entrega de Hazard, pero tres minutos después la picó suave ante Reina: 1-0. La acción, eso sí, para que no le faltara nada, vino precedida por una posible falta de Carvajal sobre Dani Rodríguez. Y, casi al instante, el brasileño tramó una gran pared con Benzema, el amigo de todos, para volver a levantarla, aunque esta vez se quedó en el larguero. La banda izquierda era suya, con el belga en la mediapunta, y por ahí nació casi todo el peligro blanco.
La chispa de Kubo
La noche era joven y el carioca hacía buena la apuesta de Zidane en este Madrid de caras infinitas. Con Valverde y Modric en el centro, y de inicio sin Kroos ni Casemiro (lo vio desde su butaca en la grada por acumulación de amarillas), la idea no contemplaba mucho trámite en la medular. El objetivo era colocar todos los cañones enfocando la portería de Reina.
El Mallorca tocaba con intención, aunque con esa ternura de los que reman en las galeras del descenso. Lo hacía con Febas, destetado en ese estadio, y el chispeante Kubo, criado en La Masía y fichado el pasado verano por el Madrid. Sin embargo, la munición era blanca. Empezaron con dos ocasiones de Benzema y Bale, que se quitó bien de encima el portero balear. No se achantaron los visitantes, que respondieron con un gran disparo de Babá y una buena acción de Lago Júnior ante un permisivo Carvajal.
Por la derecha actuaba Bale, que apenas había rascado media hora ante el Eibar. Se mostró a su manera, de forma episódica, obligado esta vez a echar una mano atrás. Con él fue con quien más departió Zidane en la pausa de hidratación de la primera parte. Esa interrupción, precisamente, volvió a animar al Mallorca. No se inmutó el Madrid.
Tras el descanso, Vinicius y Benzema volvieron a encontrarse, pero el que golpeó fue Sergio Ramos, que clavó una falta desde 25 metros. El 2-0 reforzó el plan blanco, que dio carrete a Isco (debutante tras el confinamiento) y dejó que el tiempo hiciera su trabajo. “No nos dura nada el balón”, gritó el capitán local. La tarea la tenía hecha y, en un Valdebebas que sigue impactando al más vivido por su silencio y vacío, el dato para la historia lo dejó un imberbe, internacional sub-15 con Argentina. “Ha sido un momento inolvidable. Gracias a todo el cuerpo técnico y al Mallorca por haberme dado esta oportunidad. Nunca olvidaré este día. Fue una lástima perder, pero seguimos creyendo”, escribió después en su cuenta de Twitter.
Ramos, sobre los árbitros: “Que no se monten películas”
Sobre los asuntos más mundanos, en el campo habló el capitán blanco. “Que la gente no se monte películas”, dijo en referencia a las actuaciones arbitrales. “Todo el ruido que se genera es porque somos líderes. Los árbitros están para ayudar y el VAR también. No creo que tomen ningún decisión predeterminada”, añadió el defensa, que sumó su octavo gol en el torneo doméstico, la mejor cifra en 17 temporadas. De las cinco grandes ligas europeas, es el máximo anotador junto a Robin Gosens (Atalanta), Phillippp Max (Augsburg) y Martin Hinteregger (Eintrach). “Es nuestro líder de equipo, nuestro capitán y siempre marca el camino”, comentó de él Zidane.
El entrenador local reconoció que “a lo mejor había faltado un poco de brillantez” y habló del cansancio. “Después de cuatro partidos, es de verdad, lo estamos notando. Hoy acabamos un poco más cansados. No es cuestión del Madrid. Estoy viendo los partidos y es algo de todos. Hay que aguantar”, señaló.