El VAR y la mala defensa del Barça

El equipo azulgrana necesita poner en evidencia al Madrid a partir de la victoria y no de la frustración

Piqué le protesta una acción a Reguilón durante el Sevilla-Barcelona.CRISTINA QUICLER (AFP)

A juzgar por las declaraciones de sus propios futbolistas, al Barcelona le costará ganar algún título esta temporada si se tiene en cuenta que ya fue eliminado de la Copa por el Atlhletic. Messi afirmó en febrero pasado que tal y como jugaba el equipo no le alcanzaba para lograr Champions y la semana pasada, después del empate de Sevilla, Piqué confesó que “será muy difícil ganar la Liga”. El central azulgrana advertía que el...

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A juzgar por las declaraciones de sus propios futbolistas, al Barcelona le costará ganar algún título esta temporada si se tiene en cuenta que ya fue eliminado de la Copa por el Atlhletic. Messi afirmó en febrero pasado que tal y como jugaba el equipo no le alcanzaba para lograr Champions y la semana pasada, después del empate de Sevilla, Piqué confesó que “será muy difícil ganar la Liga”. El central azulgrana advertía que el Madrid “difícilmente”—reincidió en la palabra difícil— perdería puntos al ver lo que había pasado en sus partidos contra el Eibar y el Valencia. La opinión de Piqué ha cogido todavía más vuelo por la victoria madridista en San Sebastián después de una discutida actuación del VAR.

El video arbitraje favoreció al Madrid en su partido contra la Real o –mejor dicho— se decantó a su favor en las tres jugadas dudosas que afectaron al marcador al margen de las entradas de Casemiro: el penalti a Vinicius, el gol anulado a Januzaj y el concedido a Benzemá. Así se debería poder decir sin ningún temor, y más aún ahora en que la discusión ha pasado a ser mediática porque los partidos se juegan a puerta cerrada y el público no puede pronunciarse –que se sepa no se ha registrado en el sonido ambiente aquel cántico que dice: “Así, así, así gana el Madrid” ni tampoco las broncas contra el Barça y Cataluña cuando el aficionado local entiende que se beneficia al equipo de Messi. Hoy el VAR escuece a los azulgrana de la misma manera que antes lo hacía en el Madrid.

Todavía hay la sensación en el Camp Nou que en el cuerpo a cuerpo, cuando los títulos se deciden por detalles, que el Barça lleva las de perder con el Madrid a pesar de cuanto sucedió en los años noventa en Tenerife. La tesis es que el club no controla a los poderes fácticos como sí lo hace Florentino. La vulnerabilidad habría aumentado con Bartomeu porque se le considera un presidente demasiado blando y con menos influencia que el Madrid. Así que si se asume tal argumento, al Barcelona no le queda otro remedio que expresar su superioridad en el campo, marcar las diferencias de forma inequívoca en el césped, como ha hecho en 8 de les 11 últimas ligas que ha ganado, circunstancia que le obliga a actuar como el campeón que es desde el año 2017.

Ocurre que el Barcelona ha perdido jerarquía, no juega con la autoridad futbolística que se le supone por disponer de Messi y su regresión es evidente Berlín 2015. El equipo quedó retratado con el 0-0 de Nervión. A ratos no jugó mal y, como ya pasó ante el Leganés y el Mallorca, no tomó ningún gol por la buena actuación de Ter Stegen. En contrapartida, no dañó al Sevilla en ataque, le faltó desequilibrio, regate, uno contra uno y también movilidad, profundidad, creatividad y sobre todo liderazgo en la cancha, no al final del partido cuando habló Piqué. Mal asunto cuando el Barcelona no sabe atacar y necesita recurrir a una táctica defensiva para explicar la clasificación de LaLiga.

Beneficiado ante el Madrid

Los males del Barça se han visto reflejados en los grandes partidos, como por ejemplo los dos jugados contra el Madrid, especialmente en el Camp Nou, cuando el arbitraje perjudicó precisamente al equipo de Zidane. También se debe poder decir por más que duela al Barcelona. La apuesta azulgrana ha de pasar por bien y ganar, cosa que no se dio en Sevilla, para después –si se tercia —, y no antes, dejar en evidencia al Madrid y al VAR. La discusión pierde fuerza cuando se empata y se cae en el dichoso victimismo que desvirtúa el razonamiento del Barça. No conviene rendirse antes de tiempo y menos en un campeonato tan abierto e inestable en el que precisamente el Barça ha sido líder y no ha sabido aprovecharlo, con el VAR igualmente de por medio.

El empate de Sevilla no deja de ser de momento la historia de la frustración del barcelonismo y, por tanto también de Piqué, y la necesidad de justificarse por lo que pueda pasar: manchar el posible éxito de los demás es una excusa de un mal perdedor, y más en el caso de campeón, por más evidente que haya quedado que al final el VAR favoreció al Madrid en Anoeta. Hay que poder decir ambas cosas sin que tiemblen los cimientos del fútbol. (Seguramente Piqué también quería decir sin que lo dijera que será difícil ganar LaLiga porque el Barça no está a su mejor nivel).


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