La Bundesliga presenta el fútbol del futuro
Alemania señala desde este sábado el camino a LaLiga, la Premier y la Serie A con un torneo transformado por el temor a los contactos y la ausencia de público
Ningún futbolista llegó a profesional animado por el deseo fervoroso de reprimir sus emociones. Nadie ha destacado en este juego sin una habilidad superior para cooperar en equipo, y las asociaciones jamás han prosperado sin un lenguaje que solo es posible desarrollar mediante la proximidad. Así ha sido hasta la pandemia del nuevo coronavirus. Contra la naturaleza del fútbol conocido se ha impuesto el protocolo médico de la Liga de Fú...
Ningún futbolista llegó a profesional animado por el deseo fervoroso de reprimir sus emociones. Nadie ha destacado en este juego sin una habilidad superior para cooperar en equipo, y las asociaciones jamás han prosperado sin un lenguaje que solo es posible desarrollar mediante la proximidad. Así ha sido hasta la pandemia del nuevo coronavirus. Contra la naturaleza del fútbol conocido se ha impuesto el protocolo médico de la Liga de Fútbol Profesional de Alemania (DFL), que obliga a sus 36 clubes, en Primera y Segunda, a reiniciar la competición proscribiendo el contacto físico entre los jugadores, recomendándoles no hablarse a menos de un metro y medio, pidiéndoles que no escupan el césped o mandándoles que no se abracen si meten un gol. Así será la Bundesliga que arranca este sábado a las 15:30 horas en estadios sin público. Un experimento social y deportivo de primer orden, producto del empeño de Angela Merkel por relanzar la industria más popular de Europa ante la mirada expectante de LaLiga, la Premier y la Serie A, que saben que todo lo que ocurra en Alemania ocurre en el futuro.
Cunde un debate ético y utilitarista en todos los rincones de la Repúbica. ¿Es bueno recuperar la Bundesliga en plena pandemia? ¿Es útil gastar tantos recursos sanitarios? ¿Hará más felices a los ciudadanos? La respuesta permanecerá oculta hasta que ruede la pelota. Pero la televisión púbica alemana hizo un sondeo desalentador. Resultó que el 56% de los encuestados están en contra del fútbol; el 31% a favor; el 12% son indiferentes; y el 1% no responde.
Bajo la dirección de un prominente Thiago Alcántara, el Bayern parte con todas las ventajas imaginables para conquistar su octavo título consecutivo. Le siguen el Dortmund —recibe al Bayern en dos semanas—, el Leipzig, y el Borussia Mönchengladbach sin demasiada fe en un ambiente plagado de interrogantes. Las certezas se reducen. Pero un hecho admitido por todos es el móvil económico. Un tercio de los clubes alemanes no serán solventes en septiembre sin los 300 millones de euros de los derechos de televisación de Sky, pendientes de cobro. La televisión solo pagará si se celebran las nueve jornadas que restan.
Los jugadores recuperan protagonismo
Otra certeza es puramente deportiva. Los equipos se parecerán más a lo que decidan sus jugadores que a lo que quieran sus entrenadores. Contra la tendencia de las últimas décadas, la figura del técnico quedará desdibujada después de dos meses sin adiestramientos en grupo. El fútbol contemporáneo avanzaba hacia maniobras colectivas hiperensayadas que los jugadores muchas veces realizaban sin pensar, como autómatas, después de decenas de repeticiones en el campo de pruebas. Eso se ha interrumpido por imposición higiénica.
Bruno Labbadia, el entrenador del Hertha, enfatizó su sorpresa cuando juntó a los jugadores para jugar un partido de preparación en el estadio Olímpico de Berlín, esta semana: “Esto es un vuelo a ciegas”, dijo. “En el entrenamiento nos faltó coordinación; teníamos muchas interrupciones porque los jugadores chocaban y chocaban continuamente”.
Los choques, lo advierten los médicos, provocan contagios. La falta de preparación física adecuada, provoca lesiones. Los cinco cambios permitidos por equipo y por partido para amortiguar el desgaste físico no tranquilizan a los futbolistas. Feliz Kroos, hermano de Toni y jugador del Unión Berlín, lo advirtió con su típico laconismo prusiano: “Los dirigentes de la DFL no se rompen los ligamentos cruzados”.