Modernidad y rebeldía yeyé
Fernando Cuesta analiza el fútbol español en los últimos años de la dictadura
Con el deporte confinado, han desaparecido centenares de horas de programación en directo de las televisiones de todo el mundo. La retransmisión de competiciones se había convertido en una permanente música de fondo: al encender la pantalla siempre aparecía un partido, una carrera o una exhibición. Hoy, se emiten de nuevo eventos disputados hace tiempo -tienden a ser fechas históricas para los aficionados-. Quien más quien menos ha visto en las últimas semanas alguna de estas reposiciones, reviviendo aquella victoria que permanecía marcada en la memoria. También los hay que han decidido volver...
Con el deporte confinado, han desaparecido centenares de horas de programación en directo de las televisiones de todo el mundo. La retransmisión de competiciones se había convertido en una permanente música de fondo: al encender la pantalla siempre aparecía un partido, una carrera o una exhibición. Hoy, se emiten de nuevo eventos disputados hace tiempo -tienden a ser fechas históricas para los aficionados-. Quien más quien menos ha visto en las últimas semanas alguna de estas reposiciones, reviviendo aquella victoria que permanecía marcada en la memoria. También los hay que han decidido volver a ver una derrota. Quién sabe si con la ilusión de que el resultado cambiara gracias a los duendes del archivo catódico.
Hay épocas a las que, por escasez de imágenes, es más complicado regresar audiovisualmente. Pero quedan los libros. En La pelota yeyé (Rema y Vive), Fernando Cuesta analiza el fútbol español en los últimos años de la dictadura. Abarca casi todos los años del cierre de fronteras, por lo que todo el color que emergía sobre el gris del balompié -y de la vida en general- correspondía a las personas con voz dispuestas a salirse de la norma.
Fueron tiempos de pelo largo y bigotes. De medallas colgando del cuello. De balones que absorbían el agua y el barro. De un papel principal para los encargados del material: solo los futbolistas de élite podían disponer de dos o tres pares de botas para toda la temporada. De escudos bordados en el corazón. De que a nadie se le pasara por la cabeza lanzar una camiseta al público. De futbolistas que empezaban a interesarse por la cultura y no decían amén a todo. Cuesta levanta un interesante relato ilustrado del periodo que va de 1965 a 1973. En 1964, Bob Dylan publicaba The Times They Are a-Changin'. El cierre de fronteras no pudo con las ansias de modernidad y rebeldía.