La alineación picarona del 60

Un equipo inventado permitía sortear con humor el conservadurismo de la época

Manolín Bueno, en un partido con el Madrid en 1961.EFE

Cuando nací al fútbol, hacia 1960, para ser aceptado en la tribu de los iniciados había que saberse el nombre y los dos apellidos de cuantos más jugadores mejor y recitar de corrido dos alineaciones: la del Athletic del doblete del 56 (Carmelo; Orúe, Garay, Canito; Mauri, Maguregui; Arteche, Marcaida, Arieta, Uribe y Gaínza) y otra espuria y un tanto picarona, que ordenaba de forma conveniente 11 futbolistas del momento, sin respetar sus posiciones naturales. Bien entonada, componía tres frases: una demanda, una aceptación y una aseveración:

La demanda: “Tere, ponte braga verde”

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Cuando nací al fútbol, hacia 1960, para ser aceptado en la tribu de los iniciados había que saberse el nombre y los dos apellidos de cuantos más jugadores mejor y recitar de corrido dos alineaciones: la del Athletic del doblete del 56 (Carmelo; Orúe, Garay, Canito; Mauri, Maguregui; Arteche, Marcaida, Arieta, Uribe y Gaínza) y otra espuria y un tanto picarona, que ordenaba de forma conveniente 11 futbolistas del momento, sin respetar sus posiciones naturales. Bien entonada, componía tres frases: una demanda, una aceptación y una aseveración:

La demanda: “Tere, ponte braga verde”

La aceptación: "Bueno, Manolín”

La aseveración:” Murillo pintó los cojones del sol”

Las dos primeras proyectaban turbias fantasías eróticas, muy transgresoras en aquella España tan nacionalcatólica. La tercera era un mero pretexto para decir una palabrota a costa del prestigio del inmortal pintor de purísimas.

Separados nombre por nombre, los jugadores elevados a esa rara gloria y debidamente colocados como se cantaban antes las alineaciones, eran estos: Teré; Ponte, Braga, Verde; Bueno, Manolín; Murillo, Pinto, Losco, Jones, Del Sol. Me ha venido a la memoria estos días por la pérdida de Jones. Este trabajo viene a refrescar la memoria a los coetáneos o a informar a jóvenes curiosos de quiénes fueron aquellos once de la fama, agrupados por el ingenio picarón de quién sabe quién. Y qué fue de ellos.

PORTERO: TERÉ. Félix Iribarren Teré (Campanas, Navarra, 1935). Era delantero centro, así que su puesto está muy forzado. Llegó a Osasuna procedente del Oberena en la 56-57 y fue conocido por el segundo apellido porque había otro Iribarren, también navarro. Lo de Teré se asociaba con el nombre femenino de Tere. Tras dos años en Osasuna pasó a la Real, donde estuvo otras dos. Se le conoció como El futbolista caballero o El caballero de los campos, por lo educadamente que se quejaba a sus marcadores: “¿Por qué me haces esto? ¿No ves que no es noble?”. Harto, se fue al Iruña con 25 años. Murió a los 28, en un accidente de carretera, al mes justo de casarse. Su muerte provocó mucho dolor.

DEFENSA DERECHO: PONTE. Enrique Ponte Veira (La Coruña (1925). Defensa central, no lateral. Hizo un carrerón que pisó tres decenios, finales de los 40, los 50 completos y primeros 60. Nueve años en el Dépor, con dos ascensos a Primera y un subcampeonato. Luego cuatro temporadas en la Cultural, que incluyen el único ascenso leonés a Primera, luego uno en El Ferrol y regreso al Dépor para dos últimas temporadas, cuando llegó a empalmar con un emergente Amancio. Se retiró con 36. Varias veces convocado para la selección, no llegó a debutar. Falleció con 84 años.

DEFENSA CENTRAL: BRAGA. José Carlos Silveira Braga (Boa Esperança do Sul, Brasil, 1930). Extremo izquierdo. En su país fue conocido como Brandaozinho II. Triunfó en el Palmeiras y en el Santos, saltó a Europa, al Mónaco y al Niza, de donde vino al Celta en la 57-58. Tras dos años, fue uno al Espanyol, otro al Oviedo y regresó al Celta en la 61-62, tras la cual volvió a Brasil. Allí vive, cumplidos ya los 90 años.

DEFENSA IZQUIERDO: VERDE. Santiago Orgaz Fernández (Madrid, 1928). Lo de Verde era apodo. Lateral de ambos lados. Ingresó muy joven en el Atlético, en cuyo equipo debutó en la 53-54 tras cesiones sucesivas al Granada y al Torrelavega. En el Atlético se mantuvo hasta la 58-59, con el paréntesis de la 54-55, en al que jugó en Las Palmas. Dejó gran recuerdo en el club colchonero, donde sus fricciones con Gento fueron célebres. Fuera del campo eran tan amigos que incluso se decía que tenían una empresa conjunta. Se retiró con 30 años. Falleció hace seis, con 85.

MEDIO DERECHO: BUENO. Manuel Bueno Cabral (Sevilla (1940). Extremo izquierdo en la vida real. Eterno suplente de Gento. Tenía tal control con el pie izquierdo que divertía a sus compañeros en la ducha lanzando al aire una pastilla de jabón para amortiguarla con el pie. Su padre fue cuidador del campo del Cádiz y ahí nació, se crio y aprendió a jugar. Despuntó en el Cádiz y el Madrid le incorporó con sólo 19 años. Pasó su vida esperando la decadencia de Gento y paradójicamente se marcharon juntos, en 1971. Luego jugó dos temporadas en el Sevilla hasta retirarse en el Balón de Cádiz. Allí sigue viviendo, con 80 años. Su figura es muy popular. Mantiene tertulia diaria en el Bar La Escalerilla, junto al estadio.

MEDIO IZQUIERDO: MANOLÍN. Manuel Martínez Canales (Getxo, 1928), medio también en la vida real. Se hizo en el Getxo y tras un paso por El Ferrol (mili en la Marina) jugó en el Athletic de la temporada 49-50 a la 54-55. Gran medio, con zancada, valentía y buen desplazamiento de balón. Chocó con Daucik, por hacer de portavoz de quejas colectivas, y le fichó el Madrid, donde jugó poco, pero cobró prima de 75.000 pesetas (lo que valía una casa) por ganar la Copa de Europa. Con 28 fue al Zaragoza, donde cuajó. Ahorrador, se hizo con tres taxis mientras jugaba allí. Con 31 se fue al Recreativo, y luego en el Indautxu. Se retiró y fue entrenador en equipos de su tierra. Murió, rodeado de respeto, con 86 años.

EXTREMO DERECHO: MURILLO. Joaquín Murillo Pascual (Barcelona, 1932). No era extremo, sino interior o delantero centro. Alto, desgarbado, poco hábil, le llamaban Patas’ o El Pulpo, pero fue un goleador muy eficiente. Detectado por el Barça, cuajó en su filial de Segunda, el España Industrial. Le fichó el Valladolid, ya en Primera, en la 54-55, y en la 57-58 pasó al Zaragoza, donde permaneció siete temporadas. Su edad y la aparición de Marcelino le empujaron a salir. Se fue al Lérida y terminó en el Europa, con 32 años. Es el tercer goleador en la historia del Zaragoza (113 goles), y el segundo goleador catalán en la Liga (132), tras Tamudo. Vivió en Zaragoza, donde fue muy querido. Llevó negocios de hostelería. Murió a los 76, tras un tiempo atrapado por el Alzheimer.

INTERIOR DERECHO: PINTO. José Pinto Rosas (Antequera, 1929). Empezó en ese puesto, aunque triunfaría como defensa lateral. Jugó por su tierra hasta la mili, cuando destacó en el Logroñés. De ahí le fichó el Girona para tres temporadas y luego el Barça, que le cedió al España Industrial, con el que vivió el ascenso a Primera en la 55-56. Siguió tres años en el club, que pasó a llamarse Condal. En la 59-60 pasó al Barça, donde debutó ya con 30 años. En dos temporadas jugó 21 partidos oficiales. En la 61-62 pasó al Valladolid, donde estuvo presente en la temporada de la mejor clasificación del club, la 62-63. Allí se retiró con 35 años. Luego entrenó en el fútbol modesto catalán hasta que un infarto le retiró con 61 años. Se instaló en Girona, donde aún vive. Tiene calle en Antequera.

DELANTERO CENTRO: LOSCO. Alfonso Losco Contreras (Madrid, 1925). Lateral izquierdo, aunque esta alineación le quiere como delantero centro. Su nombre se descomponía en la partícula ‘los’ y la primera sílaba ‘co’ del atributo masculino, que se completaba con Jones. Empezó a jugar en Madrid, en equipos de empresa, saltó al Ávila, luego al Palencia y, ya profesional, al Hércules en la 59-60, en Segunda. A los tres años saltó al Valladolid, en Primera, para ocupar la plaza de Lesmes II, traspasado al Real Madrid. Tras cinco años, cumplidos ya los 32, regresó a Segunda: dos en el Levante y uno en la Cultural. Se instaló en Valladolid. Fue entrenador del filial Europa Delicias, donde sacó una cosecha estupenda. Con un socio, montó un bar por el centro de la ciudad, punto de parada de las tertulias futbolísticas locales. Murió con 68 años.

INTERIOR IZQUIERDO: JONES. Miguel Jones Castillo (Santa Isabel, hoy Malabo, Guinea Ecuatorial, 1938). Extremo o delantero centro. El más joven del grupo. Criado en Bilbao desde los cinco años, Daucik intentó incorporarlo al Athletic, sin éxito. Jugó en el Barakaldo y el Indautxu, en Segunda, hasta pasar al Atlético de Madrid en la 59-60, donde fue protagonista en una edad de oro del club, con dos Copas ganadas (ambas en final contra el Madrid en el Bernabéu) y una Recopa. Una lesión le hizo perder el puesto a partir del 63-64 y en la 67-68 pasó a Osasuna. Retirado, vivió a caballo entre Madrid y Bilbao. Falleció recientemente, cuando el coronavirus le sorprendió ya ingresado por otra grave enfermedad.

EXTREMO IZQUIERDO: DEL SOL. Luis del Sol Cascajares (Arcos del Jalón, 1935). Se crio en Sevilla y de allí se siente. Emergió como extremo izquierdo, y con él como estrella el Betis regresó a Primera tras 17 años. A finales de la 59-60 fichó por el gran Madrid, donde como interior incansable (Siete Pulmones, le apodaron) ganó la Copa de Europa, la Intercontinental y dos Ligas. En la 62-63 fue traspasado al Torino, que renunció a él por los aficionados, quejosos de tal gasto mientras los familiares de los fallecidos en el accidente de 1959 vivían en la escasez. Eso le derivó a la Juve, donde cuajó ocho espléndidas temporadas. Luego, dos en el Roma y regreso al Betis, donde se retiró con 38 años. Desde entonces ha seguido ligado al club.

Once nombres, once hombres. Once vidas, una truncada en su plenitud, las otras diez colmadas. Hombres de tres continentes, el mayor nacido en 1925, el más joven en 1940. Unos fueron celebridades, otros, honrados jornaleros de la gloria. La casualidad les reunió en un equipo que no existió, pero que nos sabíamos todos los chicos en torno al año sesenta, y lo recitábamos con ingenua picardía.

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