Alberto Ginés, trepando por la fachada de casa

El escalador cacereño, de 17 años, explica que aprovechará el aplazamiento para ganar experiencia en una disciplina que se estrenará en unos Juegos Olímpicos

El escalador Alberto Ginés usa la fachada de su casa para ejercitarse.EL PAÍS

La escalada debía estrenarse como deporte olímpico, tras años de esfuerzos, en 2020. Será un año después cuando debute el primer y único clasificado español, el cacereño Alberto Ginés, un escalador al que muy pocos esperaban. En su primer año compitiendo en la categoría absoluta no soló se colgó la medalla de plata en el campeonato de Europa, sino que se sacó de la manga una plaza olímpica que le señala como un verdadero pionero. Con apenas 17 años y estudiando bachillerato, Ginés también será ...

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La escalada debía estrenarse como deporte olímpico, tras años de esfuerzos, en 2020. Será un año después cuando debute el primer y único clasificado español, el cacereño Alberto Ginés, un escalador al que muy pocos esperaban. En su primer año compitiendo en la categoría absoluta no soló se colgó la medalla de plata en el campeonato de Europa, sino que se sacó de la manga una plaza olímpica que le señala como un verdadero pionero. Con apenas 17 años y estudiando bachillerato, Ginés también será uno de los integrantes más jóvenes de la delegación olímpica española, casi un niño de la mano de figuras maduras como Pau Gasol, Saúl Craviotto, Laia Palau o Alejandro Valverde.

Por eso sorprende la madurez con la que ha sabido encajar el inesperado contratiempo. “Creo que aplazar los Juegos es lo que había que hacer, la decisión correcta, aunque no quita para que me dé rabia y el chasco haya sido importante. Pero bien mirado, no se podían celebrar en estas condiciones. El parón es un fastidio, pero no es lo primordial. Lo importante es pasar esta pandemia, que todos suframos lo menos posible. Por lo demás, y si hablamos solo de escalada, disponer de un año más casi me viene bien porque así gano experiencia, algo que necesito y que es fundamental”, reconoce.

En su hogar cacereño, y a diferencia de algunas leyendas de la escalada como el checo Adam Ondra, Alberto no dispone de un panel con presas de resina donde seguir entrenándose. Apenas cuenta con una tabla en la que hacer dominadas o ejercicios que fortalezcan sus dedos… e incluso recurre a la fachada de su casa para moverse y aprovechar las juntas de los ladrillos para ejercitar sus falanges. “Dedico unas dos horas diarias al entrenamiento. Pero me lo tomo como si estuviese en pretemporada. Poco más puedo hacer sino tratar de conservarme bien físicamente y retomar los entrenamientos programados cuando se pueda”, explica Ginés, cuyo entrenador personal es David Maciá, al mismo tiempo seleccionador nacional. “La idea es rehacer la planificación y viajar por los mejores rocódromos de Europa, ver dónde se puede competir. De hecho, ahora tendríamos que estar compitiendo en los Europeos”, observa con pesadumbre.

Alberto Ginés, con material de autoprotección en roca.EL PAÍS

Solo el anuncio de la escalada como disciplina olímpica ha supuesto una verdadera revolución en la historia de un deporte ciertamente minoritario. Los rocódromos repartidos por nuestra geografía han ganado un número impensable de socios que ven la escalada en sala no como algo peligroso (no es preciso usar cuerda o arnés) sino como un ejercicio sumamente estimulante, divertido y social. Muchos escogen ya la escalada como complemento o alternativa al gimnasio: aquí no se trabaja con máquinas sino con el propio peso corporal, y la fuerza o la resistencia cuentan tanto como la elasticidad, la capacidad de leer los problemas. En cualquier caso, todos coinciden: escalar es muy divertido.

Habitualmente, Ginés reside y se entrena en el CAR de Barcelona, lugar que abandonó cuando se detectó en sus instalaciones el primer positivo por el Covid-19”. Estuve el tiempo estipulado recluido en la habitación de la casa de mis padres, pero ahora ya puedo moverme por la casa e incluso sacar de vez en cuando al perro. Mi madre es auxiliar de enfermería en la UCI del Hospital San Pedro de Alcántara, Cáceres, y solo con lo que cuenta en casa tenemos bastante claro que esto es serio y que hay que respetar las restricciones”.

Cuando no estudia online, Alberto mantiene el contacto en las redes sociales con sus rivales. De hecho, apenas tres días antes de que se decretase el estado de alarma pudo compartir entrenamientos con la selección china en Pamplona. También sabe que ningún rival tiene el virus. De momento, asegura, mantiene las ayudas de las becas e incluso cuenta con el nuevo patrocinio de la poderosa firma Black Diamond, pero asegura que “si me tienen que cortar las becas, lo entenderé. Hay cosas en juego que son mucho más importantes”.

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