Una historia alternativa del ciclismo

En Escapadas, Euan Ferguson escoge las 50 personas que han moldeado el ciclismo hasta convertirlo en lo que hoy es

Portada de libro 'Escapadas', de Euan Ferguson.

La bicicleta es una forma de aislarse. Decía el comediante escocés Billy Connolly que los ciclistas son “misántropos sociales”. El mecánico movimiento de las piernas impulsando los pedales, los momentos en los que se desliza cuesta abajo, el esfuerzo y las gotas de sudor en los ascensos, la satisfacción de echar el pie a tierra después de varias horas sobre el sillín son sensaciones que invitan a liberar la mente y a concentrarse en el camino. Que ya se sabe, Cervantes dixit, que es mejor que la morada.

En el ciclismo también hay quienes deciden ir un paso más allá y aislarse d...

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La bicicleta es una forma de aislarse. Decía el comediante escocés Billy Connolly que los ciclistas son “misántropos sociales”. El mecánico movimiento de las piernas impulsando los pedales, los momentos en los que se desliza cuesta abajo, el esfuerzo y las gotas de sudor en los ascensos, la satisfacción de echar el pie a tierra después de varias horas sobre el sillín son sensaciones que invitan a liberar la mente y a concentrarse en el camino. Que ya se sabe, Cervantes dixit, que es mejor que la morada.

En el ciclismo también hay quienes deciden ir un paso más allá y aislarse de sus compañeros de pelotón. En Escapadas (Libros de ruta), Euan Ferguson escoge las 50 personas que, a su juicio, han moldeado el ciclismo hasta convertirlo en lo que hoy es. “Compre una bicicleta. Si sobrevive, jamás se arrepentirá”, dijo Mark Twain, escritor con el que arranca la selección. En la década de 1880 la bicicleta era considerada una moda pasajera y peligrosa. La descripción del proceso de aprendizaje hace que parezca un milagro que Twain sobreviviera a sus excursiones. La sensación de libertad y la excitación por la aventura pronto tomarían el manillar.

La estadounidense Frances Willard también decidió escaparse del pelotón. En contra de lo que opinaba la sociedad, ella no encontraba motivos por los que una mujer no pudiera montar en bicicleta. Su objetivo era “ayudar a otras mujeres a ampliar su mundo”. Calculaba que con unas 22 horas de práctica eran suficientes.

El libro recoge también el amor por el sufrimiento de Chris Froome, la supremacía física y tranquila de Miguel Indurain, el adulterado legado de Lance Armstrong, la incomprensión que denunciaba Marco Pantani o la reserva del último aliento de Bernard Hinault para lanzar un nuevo ataque. Una historia diferente de un invento que va mucho más allá de la mera práctica deportiva.

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