La fe del Eibar acaba con un Sevilla irreconocible

Los de Mendilibar remontan un 0-2 en la segunda parte y aprovechan tres errores garrafales del conjunto de Lopetegui

Los jugadores del Eibar celebran un gol de su equipo. En vídeo, declaraciones de Julen Lopetegui.Foto: atlas | Vídeo: César Manso (AFP)

La fe del Eibar obró un pequeño milagro ante el Sevilla, que ganaba 0-2 al descanso y se llevó un merecido varapalo en la segunda, aplastado por la vitalidad del conjunto de Mendilibar. El Eibar, después de un primer acto muy flojo, se sobrepuso a sus miedos y a sus dudas para darle un soberano repaso a un equipo que creía tenerlo todo hecho. Los jugadores del Sevilla desaparecieron del encuentro, facilitando la estupenda reacción armera con dos fallos indi...

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La fe del Eibar obró un pequeño milagro ante el Sevilla, que ganaba 0-2 al descanso y se llevó un merecido varapalo en la segunda, aplastado por la vitalidad del conjunto de Mendilibar. El Eibar, después de un primer acto muy flojo, se sobrepuso a sus miedos y a sus dudas para darle un soberano repaso a un equipo que creía tenerlo todo hecho. Los jugadores del Sevilla desaparecieron del encuentro, facilitando la estupenda reacción armera con dos fallos individuales de Koundé y el meta Vaclik. Pero sin quitarle mérito al Eibar, que dio una lección de competitividad en el partido 200 de Mendilibar en su banquillo.

Lopetegui sufrió su primera hecatombe como entrenador del conjunto andaluz. En el primer acto, el Sevilla respondió a los requisitos básicos que exige a los suyos. Orden, defensa y veloz salida al contragolpe. Ante el desconcierto del Eibar, con Ramis muy desafortunado, el Sevilla anotó dos goles y dio muestras de una enorme autoridad. La opción de Munir por De Jong le dio más variantes en los movimientos de ataque, aunque, realmente, fue un regalo de Ramis el que abrió el camino del gol al Sevilla. Un despeje de cabeza de Navas llegó al central del Eibar, quien realizó un control fallido. Ante equipos como el Sevilla, ese tipo de errores se pagan muy caros. Jordán habilitó a Ocampos, que tenía una autopista por delante.

El Eibar había perdido la confianza en lo que hacía. Munir lanzó al palo después de una incursión de Navas y Mendilibar intentó equilibrar a su equipo con la entrada de Escalante por Inui. No le sirvió de mucho. Un minuto después del cambio, Munir se escoró a la banda derecha del Eibar, una zona del campo donde los sevillistas jugaron a placer. Ocampos enfiló el área y su pase, milimétrico, fue rematado en boca de gol por Óliver Torres, que marcaba su segundo tanto en Primera seis años después del primero, en las filas del Atlético.

La bajada de brazos del Sevilla en la segunda mitad tiene diversas explicaciones. En primer lugar, el empuje de un Eibar al que los cambios de Mendilibar dieron impulso. Luego, la desconcertante dimisión del juego de piezas básicas como Navas, Fernando, Banega, Ocampos, Munir y Jordán. La debacle del Sevilla se completó con tres errores impropios de un aspirante a los puestos altos después de la lesión del central Carriço: la pérdida y el penalti de Koundé, el error de Vaclik en compañía de Diego Carlos y la colocación de una barrera de dos hombres ante un lanzador zurdo como Cote. El Eibar, con fe, con una fuerza que desarboló a este Sevilla tan fallón, se llevó un partido que tenía perdido. Es su primer triunfo de la temporada.

La derrota provocará la primera alerta en este Sevilla, que recibió goles difíciles de explicar, mostrando un desconcierto que no se esperaba en el presumible equipo de autor que estaba confeccionando Lopetegui, que tampoco acertó en los cambios. Lo peor, quizás, no fue perder, sino la forma, que tira por tierra lo realizado hasta este momento por un Sevilla que se extravió de manera inesperada. En Ipurua, quien se duerme sale trasquilado.

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