Universo Soriano

El escritor argentino dota a sus relatos de fútbol de una épica cercana a todos los que lo han jugado

“En una cancha de fútbol se juegan todos los dramas humanos”, decía el escritor francés Albert Camus. El argentino Osvaldo Soriano la bajó a tierra -la frase, se entiende- y, según dicen, resumió: “el fútbol es una metáfora de la vida”. El balompié es un deporte que reúne todos los elementos básicos para representar la existencia humana. Principalmente porque se juega en un terreno lo suficientemente grande y en el que hay un número de actores -23 si contamos al árbitro- lo bastante alto como para provocar al destino y al azar. Si a eso le sumamos que se juega con los pies, se obtiene la fórmu...

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“En una cancha de fútbol se juegan todos los dramas humanos”, decía el escritor francés Albert Camus. El argentino Osvaldo Soriano la bajó a tierra -la frase, se entiende- y, según dicen, resumió: “el fútbol es una metáfora de la vida”. El balompié es un deporte que reúne todos los elementos básicos para representar la existencia humana. Principalmente porque se juega en un terreno lo suficientemente grande y en el que hay un número de actores -23 si contamos al árbitro- lo bastante alto como para provocar al destino y al azar. Si a eso le sumamos que se juega con los pies, se obtiene la fórmula perfecta para un material narrativo de primer nivel.

Soriano fue un maestro contando el fútbol. Lo hizo a través del sentido del humor y dotando a sus relatos de una épica que resulta cercana a todos los que han jugado -o han querido jugar- al balompié. Fútbol (Booket) recoge textos que fueron publicados en la revista argentina Página/12. Varios de ellos recrean la historia del míster Peregrino Fernández, un personaje especial que se consideraba un revolucionario del fútbol y que se refugiaba en la selva.

La historia de la invención del penalti no suena igual en los manuales que en los cuentos del escritor argentino. Tampoco las memorias de su etapa como futbolista, en las que actuó como delantero de los de verdad; es decir, de los que un día se reconvierten en defensas centrales. La ternura con la que trata a personajes como don Salvatore -cuyos familiares italianos creen que es pianista en el teatro Colón-, el fino humor que se desprende en cada párrafo, los brillantes diálogos y los anglicismos balompédicos que trufan el libro lo hacen una lectura perfecta para el final del verano. Que todo lo que cuenta haya sucedido o no, es otra historia. Y seguro que estará mucho peor narrada.

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