Osasuna y Eibar se anulan

Los locales suman ya 20 partidos sin perder en El Sadar y los de Mendilibar no tiraron entre los tres palos

Estupiñán persigue un balón entre Escalante y Orellana.JSESÚS DIGES (EFE)

No quedará para el recuerdo el choque entre Osasuna y Eibar. El empate a cero fue el resultado más justo de un encuentro de alta tensión, de mucho balonazo e intensidad, aunque de poco acierto y juego. El punto le sirve a los locales para aumentar su racha de 20 partidos sin perder en su estadio, mientras que el Eibar respira con un puntito después de su mal partido en Mallorca. Sin apenas ocasiones reseñables por ambos bandos, fue Osasuna el que estuvo más cerca de marcar. La parada de Dmitrovic a Ávila en el minuto 56 se convirti...

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No quedará para el recuerdo el choque entre Osasuna y Eibar. El empate a cero fue el resultado más justo de un encuentro de alta tensión, de mucho balonazo e intensidad, aunque de poco acierto y juego. El punto le sirve a los locales para aumentar su racha de 20 partidos sin perder en su estadio, mientras que el Eibar respira con un puntito después de su mal partido en Mallorca. Sin apenas ocasiones reseñables por ambos bandos, fue Osasuna el que estuvo más cerca de marcar. La parada de Dmitrovic a Ávila en el minuto 56 se convirtió, sin duda, en la acción más destacada de un encuentro lleno de interrupciones y tarjetas amarillas. Los futbolistas, con una entrega encomiable, eso sí, actuaron pasados de rosca y con poca pausa. Los dos equipos respondieron a las exigencias de entrenadores intensos como Arrasate y Mendilibar. Osasuna suma cuatro puntos en dos jornadas mientras que el Eibar continuará su periplo viajero con una nueva salida al campo del Atlético de Madrid en la próxima jornada. Al menos se lleva un punto. Eso sí, su producción en ataque fue mínima, con Enrich y Kike García muy desconectados. Mendilibar debe mejorar esta faceta del juego de un equipo muy plano en El Sadar.

Hubo pocas concesiones a la galería en el estadio navarro, donde el fútbol de primera regresaba dos años después. Cambian las reglas de este deporte, cambian las modas y los estilos, el VAR marca nuevos tiempos y en el estadio de Osasuna, mientras es remozado, se guardan las esencias de otro fútbol. Ocurrió, además, que el rival es otro de los que no se arruga. Mendilibar, un técnico que siempre hace cosas, varió piezas en su once titular y sus futbolistas saltaron al terreno de juego mucho más conectados que en el estreno liguero en Mallorca. El Eibar no se durmió y Osasuna arreó, por lo que el encuentro se jugó con una enorme intensidad. Cada disputa del balón rozaba la falta y nadie se arrugaba en la pelota dividida. Todo, además, a 34 grados. En medio de tanto empuje apenas despuntó el fútbol. Fueron escasos los detalles que invitaron a una acción que cambiara el sino del encuentro. El Eibar, con Diop y Escalante barriéndolo todo, apenas sufría, pero tampoco llegaba a pesar de jugar con dos delanteros. En el rival, Ávila se movía más que su compañero Cardona, que apareció poco. El argentino, un ejemplo de fogosidad, pudo ver la segunda amarilla por un toque con el brazo a Escalante en un salto estando amonestado. Solo Roberto Torres, en el minuto 41, pudo marcar en un primer tiempo con 19 faltas y cinco amarillas, por solo un disparo a puerta de los dos equipos (del joven local Moncayola).

La acción más importante del encuentro llegó a los 56 minutos. Cardona, en su única acción destacable de todo el encuentro, se desmarcó con criterio para dar un gran pase a Ávila. El delantero lanzó desde muy cerca fuerte y arriba. Dmitrovic metió la mano de manera firme para salvar un gol cantado. El Eibar tiene un gran portero. No hubo más ocasiones en un partido que se siguió jugando a un ritmo alto, pero lleno de faltas (27 en total, con ocho amarillas) y con numerosos balones perdidos. Los cambios no contribuyeron a cambiar el rumbo de un choque que caminaba de forma evidente hacia el empate a cero. No lo impidió Osasuna, todo corazón pero con limitaciones en ataque. Y mucho menos el Eibar, que no tiró entre los tres palos de la meta defendida por Rubén.

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