El dulce sueño parisino de Bolsova

La española, procedente de la fase clasificatoria, derrota a Alexandrova (6-2 y 7-5, 1h 24m) y alcanza los octavos del grande parisino en su primer Grand Slam: “¿Celebrarlo? ¡Solo quiero tomar una valeriana!”

Bolsova se abraza con su madre tras vencer a Alexandrova en París.Clive Mason (Getty)

“¡Buuuffff...! ¡Déjame que lo procese…!”.

La mano terrosa y triunfal de Aliona Bolsova al chocar las cinco da fe del sueño. Acaba de vencer a Ekaterina Alexandrova (6-2 y 7-5) y enlaza su tercera victoria en Roland Garros, donde aterrizó sin mayor expectativa que la de disfrutar, aprender y seguir ganando experiencias de orden vital, mucho más allá de lo tenístico. Es el tenis, sí, pero también son los museos, las pinturas, las catedrales, la historia. París. “Esta ciudad es única”, dice mie...

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“¡Buuuffff...! ¡Déjame que lo procese…!”.

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La mano terrosa y triunfal de Aliona Bolsova al chocar las cinco da fe del sueño. Acaba de vencer a Ekaterina Alexandrova (6-2 y 7-5) y enlaza su tercera victoria en Roland Garros, donde aterrizó sin mayor expectativa que la de disfrutar, aprender y seguir ganando experiencias de orden vital, mucho más allá de lo tenístico. Es el tenis, sí, pero también son los museos, las pinturas, las catedrales, la historia. París. “Esta ciudad es única”, dice mientras el sueño en el Bois de Boulogne crece, crece y crece, porque ni ella misma se imaginaba seguir compitiendo a estas alturas del torneo, su primer Grand Slam.

Acaba de ganar y reparte abrazos, sonrisas, fotos y autógrafos después de tumbarse en la arena y completar su último lienzo en la pista 6 de Roland Garros, “recogidita, en la sombra”, como a ella le gusta. Ocurre que a las ocho de la tarde, cuando completó la obra con el último brochazo, cae el sol aún fuerte en París y hace mucho calor, y ella se abraza fuerte a su madre, a su entrenadora (Lourdes Domínguez) y a todo lo que se le cruza por delante. Está feliz, se le escapan carcajadas y da saltitos de un lado a otro, todavía sin creérselo del todo.

Se llama Aliona, y la llaman Ali, también leona. Cuatro individuos que se tuestan en la grada hacia la que se dirigen los rayos expanden un cántico de guerra que termina contagiando al resto: ¡A-li-o-na, Bol-so-va! Juega con una tranquilidad insultante, como si llevara toda una vida en esto y no hubiera sopesado dejar el tenis una y cien mil veces. Se fue, pero volvió. En la pista exhibe altas dosis de tranquilidad, pero por dentro crepita el volcán y los nervios agarrotan brazos y piernas. ¡Malditos calambres! Se adjudica el primer set en un santiamén y se resiste el segundo, pero al final Alexandrova cede.

“¿Qué tal todo? Aquí, un día más, estupendamente…”, bromea con los enviados especiales mientras los dedillos de los pies entran y salen de sus chancletas. “No sé qué decir, la verdad”, prosigue cerrando esa d final en forma de t, con sonoridad catalana. “Estoy muy cansada… ¡Solo quiero tomarme una valeriana e irme a dormir!”, dice cuando figura ya virtualmente entre las 100 mejores tenistas del mundo, antes de encontrarse con Amanda Anisimova el lunes.

A Serena se le agota la cuerda

Tiene 21 añitos, adora la historia y el arte, y se define “diferente, auténtica”. Lo es. Llaman la atención los tatuajes, el pelo corto, los arillos sencillos de sus orejas. Hasta en la indumentaria va a paso cambiado. “Soy de pueblo, de Palafrugell”, decía hace pocos días, cuando su nombre todavía circulaba únicamente por el mundillo del tenis, ahí donde ella navega a contracorriente. “Mi móvil va explotar, no paro de recibir mensajes”, contaba después del primer boom. Ya son tres, tres victorias, y otras tantas en la fase clasificatoria. Solo un set perdido por el camino.

“Ya llevo dos semanas aquí. Para mí pasar la previa era ya un regalo...”, reconoce; “cuando volví de los Estados Unidos no tenía nada, casi, y mis entrenadores me enseñaron a ganarme la vida y a mantenerme”, concluye antes de revolverse el pelo y retirarse a seguir soñando con París y la fantasía que no acaba. Vence ella en la pista 6, cerquita de la mastodóntica Chatrier. De allí arriba, mientras, llega el griterío porque llega otra confirmación: Serena Williams va quedándose sin cuerda y pierde contra Sofia Kenin (6-2 y 7-5) en su caída más temprana en un grande desde Wimbledon 2014.

RESULTADOS. SÁBADO 1

CUADRO MASCULINO: Fabio Fognini, 7-6, 6-4, 4-6 y 6-1 a Roberto Bautista; Novak Djokovic, 6-3, 6-3 y 6-2 a Salvatore Caruso; Alexander Zverev, 6-4, 6-2, 4-6, 1-6 y 6-2 a Dusan Lajovic; Stefanos Tsitsipas, 7-5, 6-3, 6-7 y 7-6 a Filip Krajinovic; Jan-Lennard Struff, 4-6, 6-1, 4-6, 7-6 y 11-9 a Borna Coric; Stan Wawrinka, triple 7-6 a Grigor Dimitrov;

CUADRO FEMENINO: Aliona Bolsova, 6-2 y 7-5 a Ekaterina Alexandrova; Sofia Kenin, 6-2 y 7-5 a Serena Williams; Katerina Siniakova, 6-4 y 6-2 a Naomi Osaka; Simona Halep, 6-2 y 6-1 a Lesia Tsurenko; Madison Keys, 6-3, 6-7 y 6-4 a Anna Blinkova; Amanda Anisimova, 7-6 y 6-4 a Irina-Camelia Begu.

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