La Garbiñe de los buenos días

Como en los buenos días, sin borrones, desconexiones ni tachaduras, Garbiñe Muguruza abre el cartel de este miércoles con un triunfo (6-4 y 6-1, en 1h 04m) de los que enchufan y encienden los ánimos. La mañana es fría y grisácea en París, y un abandono obliga a la mudanza del duelo contra Johanna Larsson de la Pista 1 a la Suzanne Lenglen, donde la hispano-venezolana ofrece una señal de las buenas: el sonido desgarrador que se repite cada vez que rompe la bola y acorrala un poco más a la sueca, que mantiene el puls...

Como en los buenos días, sin borrones, desconexiones ni tachaduras, Garbiñe Muguruza abre el cartel de este miércoles con un triunfo (6-4 y 6-1, en 1h 04m) de los que enchufan y encienden los ánimos. La mañana es fría y grisácea en París, y un abandono obliga a la mudanza del duelo contra Johanna Larsson de la Pista 1 a la Suzanne Lenglen, donde la hispano-venezolana ofrece una señal de las buenas: el sonido desgarrador que se repite cada vez que rompe la bola y acorrala un poco más a la sueca, que mantiene el pulso durante una manga, pero rendida después ante la evidencia: hacía tiempo que Muguruza no jugaba tan bien, y cuando se dice bien es con tanta autoridad.

"Tenía ganas de seguir avanzando. Ha habido momentos en los que he jugado muy bien y otros en los que el partido ha estado más disputado. Estoy contenta. En general, creo que hoy he jugado bien", expresó la 19 del mundo; "he controlado más los nervios y he intentado construir un poco más la jugada, en lugar de buscar el punto directo. Esto es tierra, y hay que ganárselo".

Esta vez no hubo curvas ni sube y baja, sino control, dominio y regularidad de principio a fin. Volvió a dictar Muguruza, de azul y negro elegante y a la que se le suele ir poniendo mejor color conforme avanza en Roland Garros. Si en el estreno del pasado domingo sufrió un pequeño susto, en esta ocasión gobernó sin concesiones, exhibiendo la derecha y luciéndose con ese revés paralelo que cuando despierta es de lo mejorcito que hay en el circuito. Esta vez, puro equilibrio, esa versión que de tener más frecuencia concedería muchos más días de gloria, así que la historia de momento marcha bien y le cita con Elina Svitolina, palabras mayores.

"Pronto o no pronto... Me da igual la verdad. Va a ser bueno jugar este partido, porque hace tiempo que no he jugado contra ella [6-3 a favor de la ucraniana en los precedentes]. Hemos tenido partidos de todo tipo, así que ya veremos", respondió ante los enviados especiales.

Progresa Suárez, pierde Sorribes

Se asienta la buena mañana en tres apartados: en los 16 ganadores, tan solo 9 errores no forzados y una firmeza incontestable con el servicio, cediendo únicamente tres puntos con los primeros. Fue cañón y muro a la vez, no concediendo una sola bola de break a la nórdica, curtida ya (30 años) y 172 del mundo. Poquito pudo hacer Larsson, más allá de intentar capear el temporal y ponerle freno a la sangría del set, resuelto por Muguruza en menos de media hora. “Adoro jugar aquí”, dedicó a la grada la ganadora con un magnífico acento francés, idioma al que le tiene ganas. Las tiene Garbiñe, ganas de dar por fin un golpe en la mesa.

Junto a ella avanzó Carla Suárez, pese a que tuvo un trabajado encuentro con la estadounidense Shelby Rogers (6-1, 6-7 y 6-3). "Ha sido un poco estresante", definió. "Ha habido un poco de todo y me estaba costando mucho contrarrestarle. Ella tiene una línea muy clara y a veces va muy a saco, y es blanco o negro. Tienes que intentar nadar entre esas dos aguas y sabía que si el partido se alargaba me iba a beneficiar", manifestó la canaria, a la que le corresponde bailar con Marketa Vondrousova (6-4 y 6-0 a Anastasia Potativa). La que no pudo continuar fue Sara Sorribes, apeada por la estadounidense Sloane Stephens (6-1 y 7-6).