Godín, adiós con un subcampeonato

Atlético y Sevilla empatan y el uruguayo se despide de la hinchada con un emotivo homenaje

Los jugadores del Atlético celebran el gol de Koke ante el Sevilla.Emilio Naranjo (EFE)

La tarde para el Atlético tenía doble sentido. Por un lado, ofrecer a Godín una despedida a la altura de lo que ha significado y significará para la historia del club, por otro la consecución del segundo puesto. El empate y los fastos concretaron esos dos objetivos. Al Sevilla, la igualada aún le deja alguna posibilidad de alcanzar la Champions.

Las muestras de agradecimiento al uruguayo se iniciaron desde la llegad del autobús del equipo. Los cientos de aficionados que se agolpaban sobre las barandillas que guardan el paso del vehículo hacia las entrañas del estadio le dedicaron el agu...

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La tarde para el Atlético tenía doble sentido. Por un lado, ofrecer a Godín una despedida a la altura de lo que ha significado y significará para la historia del club, por otro la consecución del segundo puesto. El empate y los fastos concretaron esos dos objetivos. Al Sevilla, la igualada aún le deja alguna posibilidad de alcanzar la Champions.

Las muestras de agradecimiento al uruguayo se iniciaron desde la llegad del autobús del equipo. Los cientos de aficionados que se agolpaban sobre las barandillas que guardan el paso del vehículo hacia las entrañas del estadio le dedicaron el agudo “u-ru-gua-yo, u-ru-guayo”. Camino de los vestuarios, se descubrió que Griezmann llevaba la camiseta de su compadre y padrino de su hija. Pocos sienten más la marcha del central que el francés. En el ambiente está que este es uno de los motivos que propulsen su posible fuga al Barcelona. “Un gol en la memoria, un Faraón para la historia”, rezaba una pancarta desplegada en el fondo sur desde donde también se entonaba “Diego, eres Atléti”. El clásico posado del once de Simeone fue muy significativo. Griezmann, Juanfran y Filipe, los tres con el futuro en el alero, se retrataron con sus niños. El padrino Godín no pudo evitar una carantoña a su ahijada. De alguna manera, la cita fue una retahíla de homenajes y expresiones de sentimientos. Lo mismo Juanfran se tocaba el escudo cuando coreaban su nombre, que Griezmann o Koke aplaudía por la misma razón cuando les tocaba su turno, o el propio Godín se limpiaba las lágrimas que resbalaban por sus mejillas.

Al torrente de honras a unos y otros asistió el Sevilla manso y un tanto destensado. Sin transmitir la sensación de que aún albergaba posibilidades de pelear una plaza en la próxima Liga de Campeones. Solo una combinación entre Sarabia y el Mudo Vázquez dejó constancia en el primer acto de la existencia ofensiva del conjunto de Caparrós, desazonado en la banda por la permisividad y la comodidad con la que recibían los volantes del Atlético entrelíneas.

Carburaba el Atlético con Rodrigo y Thomas en el eje del centro del campo. Pese a las probaturas de las últimas jornadas en las que no han coincidido, sobre la consolidación de esa pareja tiene pensado Simeone construir el centro del campo de la temporada que viene siempre y cuando el primero desoiga la llamada del City de Guardiola. Fue Koke, en una conducción larga a la contra el que abrió el marcador con un disparo raso que se coló suave en la meta de Vaclik tras pegar en un defensor del Sevilla. Su celebración, cómo no, fue para Godín.

Se va un hincha

La reanudación devolvió al menos a un Sevilla más áspero y competitivo, con un Sarabia más activo. Él fue el que estableció el empate con un remate esquinado y el que estuvo al comando de las operaciones ofensivas del equipo. Para entonces, Simeone ya había sentado a Rodrigo, quizá buscando los aplausos y los cánticos que le dedicó la hinchada en su intento por demostrarle su querencia porque permanezca en el club.

Un gol anulado a Correa y un último disparo de Aleix Vidal para que Oblak volara dio paso a la pura expresión de los sentimientos. Emergió de la grada su mejor argumento y el más convincente, el activo más grande que ha tenido el Atlético: el sentido de pertenencia por encima de las mejoras económicas o deportivas. Un mensaje inequívoco para los que tienen que decidir su futuro. El de Godín ya está elegido, jugará en el Inter de Milán. En su adiós se mostraron sus ocho títulos ganados con su presencia, se recordó en los videomarcadores su gol al Barcelona que valió la conquista de la Liga 13-14.

Tras cederle a Koke el brazalete como símbolo del trasvase de jerarquía para el futuro, Godín tomo el micro emocionado: “Quiero darle las gracias a esta afición, me han hecho sentir uno más desde el primer día. Ustedes son los que hacen grande este equipo, son el corazón, el alma, nunca nos dieron la espalda, muchísimas gracias”. La vuelta al campo, como su discurso, los culminó con un “¡Forza Atléti!” tocándose el escudo y una frase para siempre: “Se va un jugador, queda un hincha”.

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