España e Israel se disputa en el CAR de Sant Cugat sin apenas público

Las dos Federaciones de Natación acordaron que el partido de waterpolo cambiara de hora y lugar ante el boicot anunciado por los anticapitalistas

Captura televisiva del España-Israel.

Las Federaciones nacionales de Natación de España e Israel acordaron, “siguiendo las indicaciones de la Federación Internacional de Natación (FINA)”, que el partido de waterpolo entre España e Israel correspondiente a la Liga Mundial femenina y que debía disputarse este martes a las 20.45 en Molins de Rei (Barcelona), se celebrara finalmente a las 18.00 y en la piscina del Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat del Vallés. “Para evitar que los aficionados se queden sin ver el encuentro, éste será retransmitido por streaming live desde la plataforma de LaLiga4Sports”, indicaba ...

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Las Federaciones nacionales de Natación de España e Israel acordaron, “siguiendo las indicaciones de la Federación Internacional de Natación (FINA)”, que el partido de waterpolo entre España e Israel correspondiente a la Liga Mundial femenina y que debía disputarse este martes a las 20.45 en Molins de Rei (Barcelona), se celebrara finalmente a las 18.00 y en la piscina del Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat del Vallés. “Para evitar que los aficionados se queden sin ver el encuentro, éste será retransmitido por streaming live desde la plataforma de LaLiga4Sports”, indicaba el comunicado, sin especificar que la piscina, por mucho que no disponga de tribunas, estaría abierta al público. De hecho, se jugó sin apenas aficionados. España venció por 11-5. El cambio de hora y ubicación de este partido de waterpolo femenino se produce como consecuencia del boicot anunciado por el grupo catalán de Boicot a Israel (BDS) y la CUP, que apoyó la campaña y presionó para que el partido no tuviera lugar en Molins de Rei.

En una acción que toca lo más profundo de la fibra nacional del Estado judío, la ministra de Cultura y Deportes de Israel, Miri Regev, exigió este martes al Gobierno de España que impidiera el anunciado boicot al equipo nacional de waterpolo femenino de su país. Regev dirigió una carta a su homólogo español, José Guirao, en la que le reclamaba que el partido previsto este martes con la selección española se disputara en la piscina del Club Natació Molins de Rei, tal y como estaba previsto. Los responsables municipales de la localidad barcelonesa negaron el uso de las instalaciones deportivas ante las presiones de la sección catalana del movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), que persigue el fin de la ocupación israelí de territorios palestinos, secundadas por la CUP, fuerza política integrada el equipo de gobierno local.

La ministra israelí —que también firmaba la misiva como general en la reserva del Ejército, condición que es usual hacer constar en Israel— pedía a Guirao que no cediera a las presiones del BDS y que el partido se disputara en la fecha y lugar previstos “para evitar que el movimiento BDS rompa las reglas de la competición y para garantizar la seguridad y el bienestar de las deportistas”. Además, calificaba el movimiento BDS de “antisemita por naturaleza y que opera para perjudicar al Estado de Israel y a sus ciudadanos”. La campaña de Boicot, Desinversión y Desarme surgió en 2005 promovida por organizaciones de Palestina y grupos propalestinos en el exterior. Persigue que se ejerza sobre Israel la misma estrategia de aislamiento que puso fin al régimen del apartheid hace un cuarto de siglo en Sudáfrica.

Los organizadores del encuentro habían anunciado el lunes que el partido no se iba a celebrar en Molins de Rei por motivos de seguridad y ante la amenaza de que se produjeran disturbios. El Ministerio de Cultura y Deportes israelí, sin embargo, da a entender que se iba a disputar a puerta cerrada en las instalaciones del municipio barcelonés. La Federación Española barajó la posibilidad de que el enfrentamiento España-Israel se trasladara a la piscina San Jordi de Barcelona, pero los organizadores del movimiento de boicot redoblaron sus presiones sobre el Ayuntamiento encabezado por la alcaldesa Ada Colau.

Esta situación recuerda a la vivida en 2017 en Gijón, donde se enfrentaron las selecciones nacionales de fútbol de España e Israel en la fase de clasificación para el Mundial de Rusia. El Ayuntamiento asturiano había aprobado el año anterior un acuerdo favorable al boicot a los productos y servicios del Estado hebreo. Ante las presiones de las organizaciones propalestinas y el anuncio de acciones de protesta, las autoridades españolas ordenaron un despliegue sin precedentes de fuerzas de seguridad en torno al estadio del Molinón, que quedó “encapsulado” por varios círculos concéntricos de agentes. El partido se disputó sin incidentes mientras unos 3.000 manifestantes marcharon por el centro de Gijón contra la política del Gobierno israelí. España ganó el encuentro por cuatro goles a uno.

La semana pasada, el Barcelona de baloncesto recibió al Maccabi de Tel Aviv en el Palau Blaugrana en un partido correspondiente a la quinta jornada de la Euroliga. A la cancha asomó alguna bandera palestina, pero el enfrentamiento se desarrolló con total normalidad. Tras su creación como Estado en 1948, los deportistas de Israel compitieron con países de Asia, donde geográficamente se enclava el país. El sistemático boicot de países musulmanes llevó años más tarde a las autoridades deportivas internacionales a encuadrar a Israel en el espacio deportivo europeo.

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