Las exigencias de Antonio Conte dificultan su negociación con el Real Madrid

El técnico italiano pide un contrato hasta 2021 que incluya al menos a cinco ayudantes; el club le ofrece un año y medio y la cobertura de técnicos auxiliares de la casa

Antonio Conte, en un partido con el Chelsea el pasado mes de febrero. En vídeo, las claves de la crisis del Real Madrid.Vídeo: Nick Potts

Las negociaciones entre el Real Madrid y Antonio Conte se han estancado en apenas unas horas. Entre las postrimerías del clásico del Camp Nou, en la tarde del domingo, y el mediodía del lunes. El tiempo que le ha llevado al club que preside Florentino Pérez verificar que el entrenador italiano no está desesperado por sentarse en el banquillo del Bernabéu. El tiempo que le ha llevado a Conte comprobar que el Madrid tampoco le consideraba la única opción que ofrecía el mercado y, tal vez por ello, no le han tomado muy en serio, a decir de una...

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Las negociaciones entre el Real Madrid y Antonio Conte se han estancado en apenas unas horas. Entre las postrimerías del clásico del Camp Nou, en la tarde del domingo, y el mediodía del lunes. El tiempo que le ha llevado al club que preside Florentino Pérez verificar que el entrenador italiano no está desesperado por sentarse en el banquillo del Bernabéu. El tiempo que le ha llevado a Conte comprobar que el Madrid tampoco le consideraba la única opción que ofrecía el mercado y, tal vez por ello, no le han tomado muy en serio, a decir de una de las personas que participa de los contactos. En medio de la incertidumbre, Julen Lopetegui, el hombre al que se suponía que reemplazaría Conte, que desde hace semanas sabe que le van a despedir, dirigió el entrenamiento de este lunes por la mañana en Valdebebas.

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Lo último que se sabía de Antonio Conte hasta la semana pasada es que se hallaba de vacaciones en Egipto porque un amigo suyo había publicado su foto cerca del mar Rojo, luciendo moreno africano, pantalones cortos y camiseta de playa. El hombre se había tomado el descanso del guerrero, calificativo que, en su caso, armoniza con el carácter que un representante que le conoce bien define como “bélico”.

Venía de ganarle un juicio al Chelsea, donde desafió abiertamente al propietario, Roman Abramovich. Lo hizo presentándose en el vestuario de Cobham después de que el club anunciara su despido públicamente sin finiquitarle formalmente. Allí dirigió dos entrenamientos mezclándose de nuevo con jugadores, que en su mayoría habían dejado de respaldarle, solo para reunir pruebas de que él no abandonó su puesto. A la postre, las evidencias le permitieron reclamar con éxito ante el juez una indemnización del 100% del contrato que le debían y no el 60%, que era lo que Abramovich pretendió pagarle. No se conoce nada similar en la historia reciente del fútbol. Tampoco se conoce un entrenador que haya dejado plantada a la familia Agnelli, propietarios de la Juventus, en plena pretemporada. Esto hizo Conte cuando verificó que el club turinés no satisfacía sus requerimientos de altas y bajas.

Parafraseando a los funcionarios madridistas que en estos días discutían las posibles salidas a la crisis deportiva, Conte era el paradigma de la “mano dura” en la gestión de vestuarios. Ese era el cartel que lucía cuando Florentino Pérez le imaginó en el papel de justiciero de una plantilla a la que culpa de haberse aburguesado. Lo que no debió imaginar el mandatario madridista fue que Conte no se reservaría la mano de piedra solo para los futbolistas.

Aseguran en el club que ya desde el 26 de septiembre, coincidiendo con la derrota en Sevilla en la 6ª jornada de Liga, el presidente mandó a un intermediario a que se pusiera en contacto con un agente de la esfera de Conte para darle a conocer que existía un interés. Durante un mes, el Madrid practicó la dilación. Dicen en los despachos que a la espera de que el Manchester United despidiera a José Mourinho, el primer objetivo de la directiva. En vísperas del clásico, el club envió una oferta formal a unos representantes de Conte que la juzgaron leonina. Ante la goleada del Camp Nou (5-1), y ante la evidencia de que Mourinho seguiría sin romper su vínculo con el United, el presidente se apresuró a ordenar que llamaran a Conte. Urgía despedir a Lopetegui y preparar una gran presentación. Pero cuando el italiano comenzó a preguntarse para qué le querían, bajo qué condiciones y a cambio exactamente de qué, comenzaron los problemas.

Florentino Pérez perdió la fe según pasaban las horas. Los expertos de la comisión técnica ya le había advertido de que las características de la plantilla y los gustos futbolísticos del Bernabéu no cazaban fácilmente con el perfil técnico y personal de Conte. “Los analistas”, explicó un empleado del Madrid, “dijeron que en estas circunstancias, si fichábamos a Conte tendríamos que tomar medidas previendo que las cosas podrían ir a peor y si eso sucedía deberíamos echarle antes de que acabara la temporada”. Estas advertencias se juntaron con las palabras de Ramos, que al salir del Camp Nou insinuó que no le agradaba el fichaje de un técnico de “mano dura” porque con este tipo de líderes el equipo nunca había ganado nada importante. “El respeto no se impone”, dijo el capitán.

Conte aclaró a los emisarios del club que si querían contratarle, él trabajaba en equipo y necesitaba contar con un amplio grupo de colaboradores de su confianza. Exigió que se incluyera a sus ayudantes de campo, preparador físico, preparador de porteros y nutricionista. Más de cuatro personas. Toda una guardia pretoriana. El interlocutor del Madrid le replicó que el club prefería acompañarle de gente que conociera “la casa”, porque ya tenía preparadores físicos, como Pintus, y también nutricionistas, e incluso ayudantes de campo.

Convencido de que le llamaban para emprender una campaña de dificultad extrema, lo último que se le pasó por la cabeza a Conte fue verse solo rodeado por extraños. Su respuesta fue que, así, no le interesaba comprometerse. Esto, según fuentes de la directiva, molestó sobremanera a Florentino Pérez.

Después de despedirse unilateralmente de los Agnelli y tras marear a Abramovich en los tribunales, ahora Antonio Conte se coloca en una posición privilegiada para añadir que cuando Florentino Pérez le fue a buscar, él no dijo que sí a la primera.

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