La ‘Gioconda’ de Gúfeld

Uno de los ajedrecistas más entrañables del siglo XX firma una obra maestra al puro estilo romántico

Posición inicial:

Blancas: Ta1, Re1, Af1, Th1, Ce2, Dd2, Cc3; peones en a2, b2, c4, d4, e4, f3, g2 y h5.

Negras: Tb8, Ac8, Dd8, Tf8, Rh8, Cc6, Cf6; peones en a6, b5, c7, d6, e5, f7, g6 y h7.

Eduard Gúfeld (1936-2002) nunca pasaba desapercibido, jamás dejaba indiferente a nadie y encandilaba al 99% de los mortales, aunque no fueran ajedrecistas. Su arsenal de anécdotas, su habilidad para encontrar el punto débil o sensible del prójimo -que, por ejemplo, le sirvió para convertirse en un magnífico entrenador; sobre todo, de mujeres-, su largo...

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Posición inicial:

Blancas: Ta1, Re1, Af1, Th1, Ce2, Dd2, Cc3; peones en a2, b2, c4, d4, e4, f3, g2 y h5.

Negras: Tb8, Ac8, Dd8, Tf8, Rh8, Cc6, Cf6; peones en a6, b5, c7, d6, e5, f7, g6 y h7.

Eduard Gúfeld (1936-2002) nunca pasaba desapercibido, jamás dejaba indiferente a nadie y encandilaba al 99% de los mortales, aunque no fueran ajedrecistas. Su arsenal de anécdotas, su habilidad para encontrar el punto débil o sensible del prójimo -que, por ejemplo, le sirvió para convertirse en un magnífico entrenador; sobre todo, de mujeres-, su largo centenar de kilos de peso y su simpatía natural lo convirtieron en un personaje muy entrañable.

Además de todo ello, tenía un gran talento para comprender la esencia del ajedrez, aunque no fuera un gran competidor. Y esa cualidad le permitió crear la obra de arte que explicamos en este vídeo, una maravilla de estilo romántico que permanecerá siempre en la historia bajo el título La Gioconda de Gúfeld.

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