Los bleus, el ejemplo a seguir para una Francia orgullosa y diversa

El presidente Macron convierte el Elíseo en una fiesta para la selección victoriosa

La selección de Francia, aclamada por la gente en París. POOL (REUTERS)

El palacio del Elíseo fue este lunes más fastuoso que los vestuarios del estadio de Luzhniki. Pero el mensaje que el presidente, Emmanuel Macron, dio al recibir en su sede en París a la selección nacional que acaba de conquistar la segunda Copa del Mundo de fútbol para Francia no fue tan distinto de lo que ya les dijo en plena euforia moscovita: “A partir de ahora, sois un ejemplo para muchos jóvenes y seréis ese ejemplo durante toda vuestra vida”.

Un mensaje que volvió a recalcar tras recibir personalmente —con un abrazo a cada miembro del equipo— a los jugadores en el Elíseo, después ...

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El palacio del Elíseo fue este lunes más fastuoso que los vestuarios del estadio de Luzhniki. Pero el mensaje que el presidente, Emmanuel Macron, dio al recibir en su sede en París a la selección nacional que acaba de conquistar la segunda Copa del Mundo de fútbol para Francia no fue tan distinto de lo que ya les dijo en plena euforia moscovita: “A partir de ahora, sois un ejemplo para muchos jóvenes y seréis ese ejemplo durante toda vuestra vida”.

Un mensaje que volvió a recalcar tras recibir personalmente —con un abrazo a cada miembro del equipo— a los jugadores en el Elíseo, después de que estos se dieran un baño de multitudes al atravesar los Campos Elíseos. Recuperada tras los festejos y los disturbios que provocaron dos muertos y unos 300 detenidos en todo el país, la avenida más bonita del mundo se volvió a llenar de decenas si no centenares de miles de entusiastas seguidores que aguardaron durante horas, pese al calor, para ver pasar, aunque fuera de manera fugaz, a la muy retrasada escuadra victoriosa.

“Gracias por traernos la copa. Gracias por darnos este orgullo. Gracias por haber estado unidos. No cambiéis, este equipo es bello. Y no olvidéis jamás de dónde venís. Estáis ante clubes de toda Francia, padres y educadores. Esa es Francia. ¡Viva la República, viva Francia!”, proclamó el mandatario ante el millar de jóvenes, familiares y educadores invitados para celebrar a los bleus.

El Gobierno de Macron, de alguna manera, prolongó la fiesta de la República del sábado 14 al lunes 16. Macron es conocido por su insistencia en hacer “pedagogía” con su política. Esta vez no importó que todos, presidente incluido, reventaran el estricto protocolo desde su llegada misma al Elíseo, convertido en una gran fiesta. La victoria de los franceses, 20 años después de conquistar su primer mundial, en 1998, ofrece un momento excepcional para promover los valores de libertad, fraternidad y, más que nada, igualdad consagrados en este país. Sobre todo cuando el mensaje de unidad nacional y, a la par, respeto a la diversidad, se hace especialmente importante entre ecos antiinmigrantes crecientes en toda Europa.

La Francia promovida por los bleus es “la República que nos gusta, unida y diversa, patriótica y abierta, nacional y no nacionalista”, destacaba Libération en su editorial mundialista. Para el rotativo, lo más extraordinario de esta gesta fue “el público, el pueblo mezclado pero unido que invadió en una marea irresistible las calles y plazas de Francia, todas las clases, todas las regiones, todos los orígenes confundidos”. Le Monde recordó que hacía tiempo que los franceses no salían a las calles unidos para celebrar. En el país europeo más sacudido por el terrorismo yihadista los últimos años, la bandera tricolor se había convertido en un elemento unificador, sí, pero casi siempre en momentos sombríos. Los ciudadanos que salieron a festejar en las calles de Niza, ciudad de Hugo Lloris, la noche del domingo, venían justamente de conmemorar, un día antes, el segundo aniversario del ataque terrorista que dejó su ciudad regada de muertos el 14 de julio de 2016.

Por eso, y porque estos bleus diversos —más de la mitad nacieron en familias inmigrantes— son un ejemplo para todos, pero sobre todo para los más jóvenes, en el Elíseo no los esperaban solo los Macron. El presidente invitó a la recepción a más de 1.300 deportistas, entre ellos un millar de jóvenes futbolistas, niños y niñas, procedentes de los clubes deportivos donde se formaron en sus inicios los jugadores, como el AS de Bondy, el suburbio donde nació y se forjó una de las estrellas del Mundial, Kylian Mbappé. Y eran tan diversos como los ídolos a los que acudieron a celebrar entonando, también ellos con entusiasmo, La Marsellesa.

Legión de Honor y Gloria Gaynor

A una gesta excepcional, un honor extraordinario. El Elíseo ha confirmado que los jugadores de la selección nacional recibirán la Legión de Honor, la máxima condecoración del Estado francés. Así lo ha decidido el presidente, Emmanuel Macron, por los “servicios excepcionales” realizados, según el palacio presidencial. La ceremonia tendrá lugar dentro de unos meses.

También la selección que en 1998 trajo la primera copa del mundo a Francia fue condecorada con la Legión de Honor. Es por eso que en el caso de Didier Deschamps, que formaba parte de esa primera hornada de condecorados como capitán del equipo y que ahora vuelve a celebrar como su seleccionador, será promocionado a un grado superior que el título de caballero de la Legión de Honor que ya ostenta desde hace 20 años.

La prestigiosa medalla será solo el colofón de una oleada de homenajes que comenzaron horas antes de que los bleus regresaran a un París cuyas calles se volvieron a llenar de entusiastas seguidores que aguardaron durante horas para ver, aunque solo fuera fugazmente, a sus héroes nacionales.

Ante el corte de tráfico preventivo, muchos de ellos se desplazaron en el metro de la capital, que también quiso rendir su propio homenaje a los bleus. Así, cambió por unas horas el nombre de media docena de sus estaciones para homenajear a los futbolistas. La parada Victor Hugo se llamó este lunes Victor Hugo Lloris, en honor al capitán y portero de la selección. También el seleccionador, Didier Deschamps, dispuso de dos estaciones propias: Notre-Dame des Champs, que se transformó en Notre Didier Deschamps, y la de Champs Elysées-Clémenceau se llamó, por un día, Deschamps Elysées-Clémenceau. Paris-Bercy, sede del Ministerio de Economía, fue el lunes Bercy les Bleus, mientras que la estación de Avron se prestó al juego de palabras Nous Avron Gagné (ganamos). La estación dedicada al primer presidente de la V República también dejó por un lado su orgulloso nombre de Charles de Gaulle-Étoile para pasar a llamarse On a 2 Étoiles, en referencia a la segunda estrella que adornará el escudo del equipo nacional tras conquistar su segunda copa.

Tampoco quiso quedarse atrás la "madrina de la selección francesa" desde que en 1998 su éxito I will survive se convirtiera en el himno de los bleus. Gloria Gaynor, cuyo éxito fue entonado de nuevo por cientos de miles de franceses en las calles, además de convertirse en una de las canciones más descargadas la noche del domingo, día de la victoria en Moscú, felicitó desde las redes sociales a los nuevos campeones: "¡Sabía que podíais conseguirlo!", celebró la diva estadounidense.

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