El Espanyol se rebela ante una insípida Real Sociedad

Con goles de Gerard Moreno y Baptistao, el conjunto blanquiazul remonta el tanto de Willian José

Gerard Moreno celebra su gol ante la Real Sociedad.Alejandro Garcia (EFE)

Perdidos en la tierra de nadie de la tabla, al Espanyol y a la Real Sociedad les incomoda la Liga. El cuadro catalán se rebeló; el vasco, no. El equipo de Eusebio ni siquiera aprovechó el regalo de Óscar Duarte, que terminó en el gol de Willian José. La Real, valiente con el balón, frágil sin él, se mostró insípido, sin respuestas ante un Espanyol peleón y atrevido, siempre con ...

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Perdidos en la tierra de nadie de la tabla, al Espanyol y a la Real Sociedad les incomoda la Liga. El cuadro catalán se rebeló; el vasco, no. El equipo de Eusebio ni siquiera aprovechó el regalo de Óscar Duarte, que terminó en el gol de Willian José. La Real, valiente con el balón, frágil sin él, se mostró insípido, sin respuestas ante un Espanyol peleón y atrevido, siempre con Gerard Moreno como goleador, esta vez acompañado por Leo Baptistao. Ya suma siete partidos (cinco empates, dos victorias) sin perder el Espanyol, una alegría para su hinchada, que este domingo no se quiso olvidar de Astori. En el minuto 13 el RCDE Stadium se puso de pie para homenajear al italiano, en el videomarcador la imagen de Astori junto a la de Dani Jarque.

No engaña Eusebio, siempre con su itinerario de juego, con el balón como brújula, dispuesto a adormecer al rival, se llame Madrid, Alavés o Espanyol. Ocurre, sin embargo, que el conjunto txuri-urdin se pierde en la retórica, muchas veces inexpresivo, sin profundidad ni tesón. Sobre todo, si no lastiman por las alas Juanmi y Oyarzabal, ni estiran el campo De la Bella y Odriozola. Y fue, justamente, la banda del joven lateral una zona liberada para el Espanyol. Un caramelo para la velocidad de Piatti y las escaladas de Aarón. Pero el Espanyol no encontraba el último pase y, cuando lo hacía, el balón le caía a Leo Baptistao, tan insistente como errático.

Como cuando con Moyá vencido y el balón servido en el área chica, el delantero brasileño le apuntó a las piernas de Héctor Moreno, un revés (un más, entonces) para la hinchada blanquiazul, que ya había sufrido con el tragicómico error de Óscar Duarte. El central se enredó, literalmente, con la pelota. Se tropezó y le dejó el campo abierto a William José. Un presente inesperado que cayó en las botas del jugador menos indicado. El delantero de la Real no tuvo problemas para batir a Pau. Por suerte, para Duarte, sobre todo para el Espanyol, Baptistao afiló la puntería.

El 11 dejó en el olvido la pifia de Duarte cuando remató, fuerte y cruzado, el buen centro de Granero. El empate parecía darle un sentido más justiciero al partido. El Espanyol aceleró, la Real reculó. Y apareció el que siempre aparece. De nuevo, Gerard Moreno. Baptistao arrancó de extremo y le filtró un muy buen pase al 7, que encaró a Moyá. Pero el portero de la Real no encontró mejor solución para frenar a Moreno que chocarlo. Un penalti con suspense para Gerard. Moyá le adivinó la intención, pero el rebote le quedó servido al goleador blanquiazul, que, sin oposición, mandó el balón a la red.

Entonces, no tuvo más remedio que rebelarse la Real. Metió mano en el banquillo Eusebio. Ya era tarde. Ni Zurutuza ni Januzaj pudieron cambiar el rumbo del partido. El Espanyol ya estaba cómodo, con el resultado a favor y con el juego. Los muchachos de Quique se acorralaron cerca del discutido Pau (dejará el club el próximo verano). El duelo ya estaba cerrado, el marcador también.

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