El Manchester City abusa del Basilea

Los ingleses resuelven la eliminatoria pero destapan sus lagunas en defensa

Gündogan marca el cuarto gol del City.DENIS BALIBOUSE (REUTERS)

En menos de media hora el Manchester City solventó la eliminatoria de octavos ante el Basilea como dicen las películas de vaqueros que se ganaban los duelos en el lejano oeste: acertando con el disparo, no ganando el desenfunde. Y entre suizos e ingleses hay un mundo de distancia en cuanto a armas, pólvora y puntería. Justo todo lo que determina cualquier contienda. Eso sí, aunque el combate terminó resuelto por KO, el Basilea le marcó algo la cara a un City desastroso en defensa, que si bien ayer se libró de besar la lona, no encontrará más puños blandos en las siguientes fases.

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En menos de media hora el Manchester City solventó la eliminatoria de octavos ante el Basilea como dicen las películas de vaqueros que se ganaban los duelos en el lejano oeste: acertando con el disparo, no ganando el desenfunde. Y entre suizos e ingleses hay un mundo de distancia en cuanto a armas, pólvora y puntería. Justo todo lo que determina cualquier contienda. Eso sí, aunque el combate terminó resuelto por KO, el Basilea le marcó algo la cara a un City desastroso en defensa, que si bien ayer se libró de besar la lona, no encontrará más puños blandos en las siguientes fases.

Y es que Oberlin pudo transformar el partido si hubiera acertado en mano a mano ante Ederson a las primeras de cambio. No lo hizo, e inmediatamente el City respondió con un cabezazo de Gündogan en la salida de un córner al primer palo que abrió la goleada que estaba por llegar. La jugada la arrancó Fernandinho, acompañante del alemán junto a De Bruyne en un centro del campo en el que Guardiola no alineó a Silva y donde brilló el 8 del City.

Trenzaban mejor y con elegancia los citizen, pero el Basilea se movía igual que una lagartija sin cola. Mordido pero orgulloso, el equipo suizo seguía tratando de aprovecharse de una cadena constante de errores en la salida del balón de los centrales ingleses. Otamendi y Kompany no brillan por su capacidad para trasladar la pelota entre raíles. Pero es fácil entrar en el golpe a golpe cuando se tiene tanto fondo de armario.

Bernardo Silva, con un zurdazo que resbaló entre los guantes aceitosos de Vaclik, y Agüero, con un disparo colocado desde fuera del área ante el que el portero checo hizo la estatua, dieron carpetazo a un partido mucho menos excitante de lo que registró el marcador. El segundo gol de Gündogan, que llegó por medio de un disparo colocado tan plástico como letal, fue como una canasta de tres desde campo propio.

Tan clara había quedado la charla, que a media hora del final Guardiola se dedicó a dar descanso a jugadores como De Bruyne o Sterling, dos de sus mayores obras en este nuevo City. Pero en su lugar entraron Sané y Silva, dos zurdos con duende, que mantuvieron el calibre de la apuesta.

La verdadera medida del equipo celeste se encuentra en los cuartos traseros. De su capacidad para comportarse con la misma jerarquía en defensa que en ataque dependerá su continuidad en la Champions. Lo que está claro es que ante el Basilea puede permitirse recibir algún pequeño golpe inofensivo en el mentón.

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