Mascherano: “Es hora de despertar del sueño”

El central argentino, que ya no se veía para competir por un puesto de titular en el equipo y que se marcha al Hebei Fortune chino, se despide del Barcelona tras siete años y medio y 18 títulos

Mascherano trata de evitar las lágrimas en su despedida.Foto: atlas | Vídeo: ALBERT GEA (reuters) / atlas

No por lógico dejó de sorprender porque hasta ahora Javier Mascherano (San Lorenzo, Argentina; 33 años) siempre se había mostrado tan firme en el campo como en sus respuestas, un líder desde la palabra y los actos. Pero esta mañana, con la voz quebrada, con unas lágrimas que se resistió a mostrar y aguantó como pudo en las cuencas de los ojos, explicó su marcha al Hebei Fortune chino y también su adiós al Barcelona, al club que llegó com...

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No por lógico dejó de sorprender porque hasta ahora Javier Mascherano (San Lorenzo, Argentina; 33 años) siempre se había mostrado tan firme en el campo como en sus respuestas, un líder desde la palabra y los actos. Pero esta mañana, con la voz quebrada, con unas lágrimas que se resistió a mostrar y aguantó como pudo en las cuencas de los ojos, explicó su marcha al Hebei Fortune chino y también su adiós al Barcelona, al club que llegó como un peón y que se marcha como capitán, haciendo gala y honor al apelativo que en su día ya le apreciaron y que nunca abandonó: El Jefecito. “Llegué para cumplir un sueño y es hora de despertar, duró más de lo que jamás hubiese penado”, resolvió Mascherano, arrastrando tanta pena como orgullo en cada sílaba que pronunciaba con esas notas tan argentinas; “fueron siete años y medio pero parecieron mucho menos de lo bien que la pasamos”. Aunque añadió: “Me siento un privilegiado porque siempre dije que el hecho de que te valore la gente que trabaja contigo el día a día es el mejor regalo posible”.

Solo había que escuchar los múltiples mensajes que le enviaron todos sus compañeros del vestuario en un vídeo que se hizo a modo de despedida. “Eres un ejemplo para todos”, expresó Sergi Roberto. “Verte cada mañana entrenar te sube el ánimo”, le secundó Deulofeu. “Agradecerte los consejos que me has dado”, se sumó Alba. “He aprendido mucho a tu lado”, intervino Umtiti. “Nos has hecho mejores profesionales”, agregó Rafinha, ya en el Inter. Aunque también los hubo más íntimos como el de Piqué –a quien Mascherano bendijo como su sucesor en la cuarta capitanía-: “Hemos ganado más de lo que esperábamos”; el sentimental de Iniesta: “Un privilegio compartir tantas cosas contigo, y no habló de títulos sino del día a día”; y el pragmático y sincero de Messi: “Me quedo con las cosas que hemos vivido en el club, las que pasamos buenas y malas. Hemos pasado mucho tiempo y fue hermoso compartirlo contigo”, Messi.

Al acto, claro, acudió la plantilla al completo –chocó que La Pulga fuera de traje-, gran parte de la directiva encabezada por el presidente Josep Maria Bartomeu, también el área deportiva, amigos del jugador y hasta excompañeros como Abidal y Puyol con los que tantas alineaciones compartió. No faltaba nadie para pasar revista, señal del ascendente y carisma de Mascherano en el Barça, club al que se ha entregado durante siete años y medio.

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De inicio, la palabra la tomó el presidente. “Es un día lleno de sentimientos encontrados. Estamos contentos por ti, pero también tristes por perder un jugador y una persona como tú en el equipo, una referencia para el vestuario, para los compañeros y para los socios, un ejemplo de compromiso y entrega”, convino Bartomeu; “aunque la verdad es que la apuesta del Barça te ha salido muy bien porque has jugado 334 partidos, ganado 18 títulos y eres el tercer extranjero con más partidos –solo por detrás de Messi y Alves (391)- en el club”. También quiso el presidente recordarle que cuando acabe su carrera le harán un hueco como técnico de La Masía. “Me lo han dicho muchas veces y creo que es más un deseo de ellos que mío, pero en algún momento en un futuro lo pensaré. Me gustaría probarlo, pero aún no es el momento”, respondió agradecido.

No fue una decisión sencilla para Mascherano, por más que en el Hebei disfrutará de más minutos y hasta de más dinero. “Hace un tiempo que venía pensándolo”, explicó; “y lo más difícil de jugar en el Barça es que un día te tienes que ir. La edad, el paso del tiempo, ha sido un indicador de que perdía protagonismo y se me hacía cada vez más difícil. Y antes de poner en un compromiso al club, traté de buscar una solución para que todos podamos quedar satisfechos. Así que llegó un momento en el que tenía que pensar en mí y en mi felicidad. Pero intenté no perjudicar a nadie”. Aunque no le hizo gracia a Valverde, que siempre ha pedido a cuatro centrales y que se sentía de lo más tranquilo con El Jefecito en el banquillo, entendió el técnico las aspiraciones del hasta ahora 14 azulgrana –el dorsal pasará ahora a Coutinho- y dio el visto bueno a su adiós. “Disfrutar, disfruté siempre. Pero estar en un lugar tan grande desgasta mucho y ya no tenía las mismas fuerzas para seguir luchando por un lugar. Era necesario resetear y volver a empezar de nuevo. Y acabar el fútbol de élite en el Barça es un orgullo, y ahora a buscar la ilusión desde otro lugar”, resolvió el argentino, que añadió: “Se trataba de reencontrar la ilusión que se iba perdiendo. Y está claro que si tengo continuidad es importante para ir al Mundial”.

Elegante hasta en su marcha, Mascherano admitió que no podía competir con Busquets –“el mejor mediocentro del mundo”, le elogió- para jugar en su puesto preferido y negó sentirse un ejemplo al tiempo que sí señaló a Xavi, Puyol y Valdés como los verdaderos orígenes de este equipo, capitanes que trasladaron una manera de hacer, de competir y también valores. “Marcaron una época”, deslizó El Jefecito. Quizá por eso admitió: “No me quedo con un título –y eso que ha ganado 18 desde que se puso la camiseta del Barcelona- o momento, sino con el día a día y por haber tenido la posibilidad de entrenar con los mejores jugadores del mundo”. Pero llegó su día. “Hay que aceptar la realidad. Ya no era el jugador que había sido antes, futbolísticamente no tenía importancia de otros años y necesitaba este cambio. Es normal, natural. No sentía que podía revertir la situación porque la calidad de los centrales del equipo es altísima”, admitió. Aunque también dejó claro su sentir: “He dado lo mejor de mí y me voy con esa tranquilidad”. Así se lo reconoce el barcelonismo.

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