Alcácer hace de Messi y Suárez en el Barcelona ante el Sevilla en el Camp Nou

El conjunto alzulgrana derrota al equipo andaluz en un partido muy bravo con dos goles del delantero valenciano, la sorpresa de Valverde, un jugador indetectable para los de Berizzo

Alcácer marca el primer gol del Barça ante el Sevilla.Gonzalo Arroyo Moreno (Getty Images)

Aunque Messi celebró su partido 600 con una jugada memorable y el reaparecido Iniesta alumbró por momentos la mejor versión del plantel del Valverde, el héroe de la noche fue Alcácer, un jornalero, hijo de un hombre de campo, anónimo prácticamente después de salir solo en cuatro de los 17 encuentros disputados por el Barça, excelente ante el Sevilla. Alcácer metió los goles que se le suponían a Messi —sigue con 29 en 31 partidos contra los andaluces— y le co...

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Aunque Messi celebró su partido 600 con una jugada memorable y el reaparecido Iniesta alumbró por momentos la mejor versión del plantel del Valverde, el héroe de la noche fue Alcácer, un jornalero, hijo de un hombre de campo, anónimo prácticamente después de salir solo en cuatro de los 17 encuentros disputados por el Barça, excelente ante el Sevilla. Alcácer metió los goles que se le suponían a Messi —sigue con 29 en 31 partidos contra los andaluces— y le corresponden a Luis Suárez. No hay manera de que el uruguayo encuentre la portería, destemplado y desquiciado, hoy un delantero de triste figura que evoca precisamente el rostro compungido de Alcácer antes de que abatiera al combativo Sevilla. El valenciano ejerció como un 9 clásico, el delantero de toda la vida, uno de los iconos que tuvo Mestalla, el ariete efectivo que aprovecha los errores y las ocasiones, el único que tuvo finura después del desatino de Messi y Suárez.

Messi se situó en la punta del rombo, por detrás de Luis Suárez y Alcácer, la pareja ofensiva dispuesta por Valverde. El técnico idea un plan para cada partido, en función del rival, de las necesidades propias y de las conveniencias del 10. La incógnita está habitualmente en el tercer hombre, el jugador que completa la delantera, esta vez Alcácer, elegido seguramente para confundir al Sevilla, un equipo que dispone marcas individuales con Berizzo.

A los andaluces les costó descifrar la propuesta del Barcelona. Iniesta se liberó y descosió al Sevilla con Messi. Aunque ha perdido a los extremos, los verdaderos y los falsos, y apuesta por los laterales profundos, las llegadas del Barça eran continuas, sobre todo por los desmarques de los puntas a espaldas de los centrales protagonizados por Alcácer, oportunista después de la falta de contundencia de Luis Suárez.

Torpe como delantero centro en un mano a mano con el portero, el uruguayo se descolgó como asistente desde la divisoria y su larga diagonal cayó a pies de Paco Alcácer después de un rechazo pifiado de Escudero. No perdonó el valenciano el regalo del Sevilla tras la reiterada falta de contundencia del equipo azulgrana para certificar el buen dominio que tenía del partido del Camp Nou.

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Jugaba bastante bien el Barcelona, dinámico y laborioso, excelente en la presión y hasta preciso en el pase, mejor en lo imprevisible —la sorpresa— que en lo cotidiano —el ataque estático—, solo errático en el remate al marco de Soria. Hasta seis tiros a portería cayeron antes de que acertara Alcácer. El gol, sin embargo, atemperó a los azulgrana y despertó al Sevilla. El equipo de Valverde perdió el hilo de juego y no hubo más noticia hasta el descanso que un solo de Messi.

El 10 tomó la pelota en la frontal del área y se marcó una jugada antológica, un tango que diría Menotti, porque aceleró, frenó y cambió de ritmo, sin dar un paso de más ni correr, de espaldas a la portería, simplemente caminando de derecha e izquierda, moviéndose como el parabrisas de un auto en una noche presidida por una cortina de agua, siempre pegado a la pelota, indetectable para los defensas, excelente en el último pase hacia Alcácer. Y entonces, cuando solo faltaba meter el pie, el ariete se resbaló ante el asustado Soria.

No supo resolver el partido el Barcelona y se entregó a una segunda parte más abierta, inicialmente dominada por el Sevilla, que no paró hasta que el coloso Pizarro cabeceó por encima de Piqué a la salida de un córner y batió a Ter Stegen. El Barça se había salido sorprendentemente del partido, más frágil que de costumbre, desfondado en ataque, incapaz de acabar una jugada por la falta de pausa y de luz desde que apretaron mejor los muchachos de Berizzo.

Había empezado un nuevo partido y Valverde puso a Paulinho por el reventado Iniesta mientras aguantaba sorprendentemente a Alcácer. Iba el valenciano con la lengua fuera, oxidado por la falta de minutos, entregado a la causa hasta el último minuto, pendiente del balón, expectante con las llegadas de Rakitic. El croata centró desde la derecha y Alcácer puso la bota para el 2-1. Abatido el Sevilla, se retiró el protagonista del partido y dejó a sus compañeros que hicieran bueno su doblete, tarea que no resultó nada sencilla porque, sin Alcácer, ni Messi ni Suárez daban con el arco y el Sevilla amenazaba siempre a Ter Stegen. Aguantó el líder de la Liga y honró al revivido Alcácer.

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