El Valencia no le gana a nadie

La falta de gol condena al empate al conjunto de Prandelli (1-1) ante un flojo Granada

FOTO: Nani y Agbo disputan el balón. / VÍDEO: Rueda de prensa de los entrenadores tras el partido.Foto: atlas | Vídeo: JUAN CARLOS CÁRDENAS (EFE) / ATLAS

Ni con Cesare Prandelli el Valencia encuentra el camino de solucionar sus males, incapaz de vencer al Granada (1-1), el único equipo que no conoce la victoria en la Liga, colista por demérito propio, un equipo con notables deficiencias. El conjunto nazarí se encontró con un empate en Mestalla, un feudo que ha dejado de ser inhóspito para los rivales en los últimos tiempos de penurias en el club que se compró Lim para despersonalizarlo en el palco, en el que se habla inglés, en la plantilla, de calida...

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Ni con Cesare Prandelli el Valencia encuentra el camino de solucionar sus males, incapaz de vencer al Granada (1-1), el único equipo que no conoce la victoria en la Liga, colista por demérito propio, un equipo con notables deficiencias. El conjunto nazarí se encontró con un empate en Mestalla, un feudo que ha dejado de ser inhóspito para los rivales en los últimos tiempos de penurias en el club que se compró Lim para despersonalizarlo en el palco, en el que se habla inglés, en la plantilla, de calidad rebajada, y en el terreno de juego, donde no saben expresarse sus jugadores.

El Valencia ha conseguido una victoria y el triste empate ante el Granada en los últimos ocho partidos que ha disputado ante su afición, el único valor seguro de un club a la deriva. Los números de Prandelli son tan nefastos como el de sus antecesores, Ayestarán, Neville o Nuno. Cinco puntos de 15 posibles es el escaso botín alcanzado por el Valencia con el técnico italiano, unas cifras que hacen temblar a Mestalla, que ya comienza a pedir tímidamente la cabeza de Peter Lim, que lleva casi un año sin visitar la ciudad del Turia.

Ante el Granada, que se amuralló con una defensa de cinco, el Valencia resultó más aparente que real. Fue equipo de momentos, buenos y malos, sin dar brillo a un dominio con más pasión que acierto y sin pegada, cosa comprensible al no disponer de un delantero referencia tras la venta de Alcácer al Barça. El arrebato de la segunda mitad solo le sirvió para alcanzar un empate ante un Granada insustancial que difícilmente saldrá del pozo a menos que se produzca una metamorfosis. La misma que necesita el Valencia, hundido en la parte baja de la clasificación, ya siente el miedo en el cuerpo.

Con la urgencia del momento, el Valencia necesitaba movilidad y velocidad en sus jugadores, precisión en el pase y ser capaz de ensanchar el terreno de juego. Cancelo y Gayà dotaron de amplitud y profundidad al despliegue che en el inicio. La primera oportunidad para el Valencia llegó en una incursión por el costado derecho de Montoya, cuyo centro preciso lo remató Rodrigo y Ochoa lo repelió como pudo.

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Sin gol

Ordenado en su parcela, del Granada no había noticias en ataque, incapaz de asociar tres pases consecutivos. En la segunda ocasión que cruzó el medio del campo, pasada la media hora, una transición rápida del equipo nazarí a punto estuvo de costarle un disgusto al Valencia. Kravets tuvo posteriormente una ocasión clarísima al quedarse solo ante Alves tras un error grave de Parejo. El delantero ucraniano disparó alto. Mestalla comenzó a inquietarse con argumentos. Y el Granada, tras perder el respeto al Valencia, en la última acción del primer tiempo, en un contragolpe conducido y ejecutado por Carcela, se adelantaba en el marcador.

Los jugadores del Valencia salieron con celeridad al terreno de juego en la segunda mitad. El cuarto de hora de receso les parecía una eternidad a los futbolistas che, con prisa por revertir la situación. Con Munir en el terreno de juego en lugar de Montoya, los de Prandelli lograron de inmediato la igualada gracias a la descoordinación defensiva del Granada, la precisión en el pase picado de Cancelo y la tranquilidad de Parejo para controlar, revolverse y encontrar la pausa justa para servir el gol a Nani.

Con el ánimo renovado, el Valencia cambió la cara al encuentro con intensidad, ritmo e intención, con más frescura en ataque en gran medida por la presencia de Munir, agitado después con la entrada de Bakkali. La falta de gol del Valencia fue una vez más su condena, no pudiendo derrotar a un Granada que no vence a nadie.

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