El Barcelona perdió el colchón

El tridente perdió eficacia, Luis Enrique no encuentra piezas en el armario y la fatiga del curso han rebajado ocho puntos la ventaja del líder

El Barcelona salió de golear al Getafe en el Camp Nou más feliz que unas castañuelas. Líder, miraba la clasificación y no veía rival. El Madrid estaba 12 puntos mientras el Atlético aguantaba el pulso como podía, a ocho. Aquello fue el 13 de marzo. Una jornada después, la 30.ª, los colchoneros perdieron en El Molinón y el Barça dio por bueno el empate en Vila-real. Desde entonces, acomodado en su colchón de puntos —9 sobre el Atlético y 10 sobre el Madrid—, el Barça se durmió. En tres...

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El Barcelona salió de golear al Getafe en el Camp Nou más feliz que unas castañuelas. Líder, miraba la clasificación y no veía rival. El Madrid estaba 12 puntos mientras el Atlético aguantaba el pulso como podía, a ocho. Aquello fue el 13 de marzo. Una jornada después, la 30.ª, los colchoneros perdieron en El Molinón y el Barça dio por bueno el empate en Vila-real. Desde entonces, acomodado en su colchón de puntos —9 sobre el Atlético y 10 sobre el Madrid—, el Barça se durmió. En tres jornadas ha dejado escapar ocho puntos. Ahora resulta que hay Liga porque sus errores le han condenado a arremangarse. En el Barcelona no buscan una sola razón, dando por hecho que si ganar es un cúmulo de aciertos, la derrota tiene mil padres.

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La trascendencia de los tres pepinos, como bautizó Piqué a Messi, Neymar y Suárez, en el juego del equipo es consustancial a su talento y sus goles. A la que perdieron su eficacia, el Barça empezó a dejarse puntos por el camino. El tridente ha marcado el 76 % de los tantos del equipo esta temporada (109 de 143), el 82 % en la Liga —el año pasado totalizó 122—. En los últimos cinco partidos el Barcelona ha logrado 13 goles y tomado cinco. Messi, que no ha marcado en los últimos cuatro —sigue parado en el gol 499—, ha firmado tres, Neymar tres más y Suárez, uno. O sea, su incidencia ha menguado hasta el 53 %. Suárez, sancionado, no jugó en Anoeta, Messi se ha alejado de la portería —ante el Madrid solo chutó una vez a puerta-—y de Neymar no se sabe mucho desde que se fue a Brasil para los compromisos con su selección, antes de Semana Santa. El tridente siempre asumió su responsabilidad, conscientes los delanteros de que el equipo juega para su lucimiento, así que el equipo le echa de menos. En la tabla de goles les siguen Munir, con 8 en todas las competiciones, y Rakitic, con cinco en la Liga.

Luis Enrique pidió refuerzos en Navidad y el club no pudo comprarlos. Así que no fichó a Nolito, ni a un centrocampista, pero cumplida la sanción de la FIFA, Aleix Vidal, un lateral, y Arda Turan, un centrocampista ofensivo, empezaron a jugar en enero. El de Puigpelat no ha resultado del agrado de Luis Enrique, aunque no ha desentonado especialmente en los 862 minutos que ha jugado, repartidos en 14 partidos desde el 5 de enero. 22 lleva desde entonces Turan, una apuesta personal del técnico. El turco no ha justificado los 40 millones que se pagaron por él. No ha dado una de derechas, y aunque ha marcado dos goles, ha visto 7 tarjetas y no le ha pillado el punto al juego en la medular azulgrana.

Nadie busca una sola razón, dando por hecho que si ganar es un cúmulo de aciertos, la derrota tiene mil padres

En ausencia de Aleix Vidal, Luis Enrique reinventó la posición a Sergi Roberto y el centrocampista acumuló minutos, sustituyendo a Alves, o como primer cambio en la medular. El de Reus ha participado en 43 partidos, y ha resultado fiable, siendo la única pieza en el fondo de un armario que este año se ha debilitado. Con Rafinha lesionado, sin Xavi y sin Pedro, no parece que Munir y Sandro hayan ofrecido garantías en ataque, y en el centro del campo siguen tirando del carro Iniesta y Rakitic. Ninguno de los dos jugó de inicio en San Sebastián.

Suárez llega a los 4.000 minutos de competición, ocho jugadores viven en los 3.000 y cuatro superan los 2.000. El resto, a excepción de Ter Stegen, que jugó en la Liga por lesión de Bravo y es titular en la Champions y en la Copa, y Munir, que suma más de 1.600, no ha tenido apenas presencia. Luis Enrique no ha agotado los tres cambios en el 48 % de los partidos y en el 17 % solo ha efectuado uno o ninguno.

El tridente ha marcado el 82% de los goles  en lo que va de Liga pero en los últimos cinco partidos  su ha bajado al 53 %

El Barça llegó a Anoeta con 54 partidos disputados desde agosto en que jugó contra el Sevilla la Supercopa de Europa. Suma 32 de Liga, nueve en la Liga de Campeones, dos en el Mundial de Clubes, ocho en la Copa, dos en la Supercopa de España y el citado en la europea. El sábado, la Real compareció con 34 partidos, 20 menos que el Barça. El Atlético lleva 47, siete menos que el Barça y el Madrid, 42. Los equipos del asturiano siempre se distinguieron por sus buenos finales de temporada y por su competitividad —el Barça suma 11 derrotas en 114 partidos con Luis Enrique.

Cuando el técnico insiste en que el “rival también juega, nos conoce y es bueno” para hablar de la dificultad que entraña ganar, el peso de la competición también es un dato a tener en cuenta, aunque los jugadores cuentan que el cansancio no es excusa. “Si no estuviéramos bien físicamente no acabaríamos los partidos dominando”, dijo Iniesta a la salida de Anoeta donde el Barça perdió el colchón. Ayer, el capitán envió un mensaje a los socios en las redes sociales: "Nadie dijo que sería fácil. Queremos volver a repetir objetivos y lo haremos juntos".

Una mala racha que remite al curso de Martino

El Barça no tropezaba en tres partidos consecutivos de Liga desde la temporada 2013-2014. El equipo azulgrana, entonces dirigido por Tata Martino, empató los tres últimos encuentros y no consiguió ningún título, salvo la Supercopa de España. La pasada temporada, la primera de Luis Enrique en el Camp Nou, el Barcelona perdió dos partidos seguidos —contra el Madrid y el Celta— en la primera vuelta, y en esta empató de forma consecutiva con el Valencia (1-1) y el Deportivo (2-2). Los barcelonistas reciben el domingo al Valencia y, en caso de no ganar, igualarían los cuatro encuentros sin ganar que encadenaron en la primera temporada de Guardiola, 2008-2009.

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