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“No tienes huevos. Te cagas delante de Mourinho”

'Soy Zlatan Ibrahimović' es un entretenido recorrido por la vida de un niño grande, caprichoso, singular y genial con el balón

Para publicar una autobiografía estando en los treinta, uno debe haber logrado grandes éxitos, andar sobrado de autoestima o llevar una existencia repleta de aventuras. Zlatan Ibrahimović cumple esos tres requisitos y alguno más. De ahí que el resultado de Soy Zlatan Ibrahimović (Córner) sea un entretenido recorrido por la vida de un niño grande, caprichoso, engreído, singular y genial con el balón en los pies. Uno de esos curiosos tipos que hablan de sí mismos en tercera persona.

El libro, escrito por David Lagercrantz (autor de la nueva entrega de Millennium) arranca...

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Para publicar una autobiografía estando en los treinta, uno debe haber logrado grandes éxitos, andar sobrado de autoestima o llevar una existencia repleta de aventuras. Zlatan Ibrahimović cumple esos tres requisitos y alguno más. De ahí que el resultado de Soy Zlatan Ibrahimović (Córner) sea un entretenido recorrido por la vida de un niño grande, caprichoso, engreído, singular y genial con el balón en los pies. Uno de esos curiosos tipos que hablan de sí mismos en tercera persona.

El libro, escrito por David Lagercrantz (autor de la nueva entrega de Millennium) arranca en la etapa del jugador en el Barça, con sus diferencias con Guardiola, al que acusa de ningunearlo y al que califica de "cobarde y débil". Después, hace un recorrido cronológico por la vida del delantero, desde su complicada infancia en Rosengård, en donde robar bicis era el menú del día y el ambiente familiar brillaba por su ausencia, hasta su etapa en el Milán. Por el medio, Malmö, Ajax, Juventus e Inter, con decenas de anécdotas, discusiones y nombres conocidos.

Llega un momento de la lectura en el que no se sabe muy bien si lo que se está leyendo sucedió realmente o si el desmesurado ego del sueco lo distorsiona todo. Que algo saliera mal nunca era culpa suya. Pero al final queda la ternura por un chico grande que sonríe cada vez que ve su frase "puedes sacar a un chico de Rosengård, pero nunca sacarás Rosengård del chico" pintada en un parque y, sobre todo, queda el reafirmarse en la importancia del papel de la educación en la vida de las personas.

Lo de "los huevos", por cierto, se lo dijo a Guardiola.

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