Callejón es un relámpago

El español, 'pichichi' de la Serie A con el Nápoles, define a partir de la gestión del espacio

Callejón celebra un gol con el Nápoles.MATTEO BAZZI (EFE)

Habituada a artilleros de corte clásico, a goleadores instalados en el área como hábitat natural, a reclutar y producir depredadores que viven del instinto y la pegada, Italia contempla a José Callejón (Motril, 27 años) como un cañonero contracultural. “Más valorado fuera que en España”, precisa el diario La Gazzetta dello Sport. En un territorio diseñado para los especialistas, hostil para cualquier atacante, el español desfila hoy día con la soltura del mejor ariete.

“Siempre fue muy atrevido”, detalla Juan Carlos Mandiá, ...

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Habituada a artilleros de corte clásico, a goleadores instalados en el área como hábitat natural, a reclutar y producir depredadores que viven del instinto y la pegada, Italia contempla a José Callejón (Motril, 27 años) como un cañonero contracultural. “Más valorado fuera que en España”, precisa el diario La Gazzetta dello Sport. En un territorio diseñado para los especialistas, hostil para cualquier atacante, el español desfila hoy día con la soltura del mejor ariete.

“Siempre fue muy atrevido”, detalla Juan Carlos Mandiá, que pulió al granadino y a su hermano gemelo, Juanmi, en las filas del Castilla. “Era muy rebelde, inconformista, muy competitivo. Lo intentaba todo”, describe el preparador. Hoy día, ese adolescente con un punto altivo y pelo de cepillo suma más goles que nadie en el calcio. Con siete dianas en ocho encuentros y un ratio realizador de un tanto cada 88 minutos es el realizador más prolífico de la Serie A, por delante de Tévez (Juventus, seis goles), Honda (Milan, seis), Di Natale (Udinese, cinco) y Cassano (Parma, cinco).

Escorado al margen derecho del ataque del Nápoles —apeado de la Champions en la previa y séptimo en la Liga—, el español no responde al biotipo del capocanonniere, sino que brilla a partir de la exploración de los espacios. Ya lo demostró durante su etapa en La Fábrica del Real Madrid, después en el Espanyol y más tarde en el primer equipo blanco. Cerrada la puerta de la titularidad en el Bernabéu, optó por hacer las maletas y emigrar a Nápoles. Ahora, en ebullición, es uno de los ojitos derechos de la furibunda hinchada de San Paolo.

Pese a no tener una técnica depurada ni un físico privilegiado ataca los huecos como pocos

“Tiene un don, el espíritu permanente de hacer rupturas y buscar la espalda de los defensas”, describe Mandiá. “Sabe sincronizar perfectamente el instante en el que debe hacer el desmarque con el que debe atacar la pelota, calibrar esa décima de segundo clave para partir con ventaja y llegar un puntito antes que el rival. Es una virtud que tienen muy pocos futbolistas. Sería ideal para jugar en uno de los costados del Barcelona”, agrega el técnico.

Pese a no tener el físico de un velocista ni una técnica muy depurada, el español, siempre incisivo, ataca como pocos las parcelas definitivas y los últimos metros. Es un relámpago. El curso pasado, el primero en Italia, ya dejó muestra de su olfato: firmó 20 dianas en 52 partidos (15 de ellas en el torneo doméstico). Una aportación decisiva para que su equipo alzase la Coppa y que valora sobremanera Rafa Benítez, que pese a algún que otro roce con el jugador frenó su marcha al Atlético.

Padre de una niña, India, y feliz en Nápoles junto a su novia Marta, confía en que su inercia goleadora le abra por primera vez las puertas de la selección: “No pierdo la fe. Es mi gran sueño”.

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