Wimbledon se queda ciego

Por falta de luz, el Ojo de Halcón solo se puede usar por la tarde en la central, única con focos ● Como solo esa pista tiene techo, varios tenistas tendrán que jugar tres días seguidos por culpa de la lluvia

Berdych se queja al árbitro de la falta de luz en su partido con Cilic. Steve Bardens (Getty Images)

Este es el Wimbledon de la lluvia y las interrupciones, un torneo de dos velocidades en el que el siglo XXI vive de la mano del siglo XIX. Entre los truenos y los rayos que acompañan a la tormenta que inundó Londres, Rafael Nadal remonta 6-7, 6-1, 6-1 y 6-1 en tercera ronda al kazajo Kukushkin bajo el techo de la pista central, perfecto escudo contra la tormenta, sol en la noche con sus focos poderosos, futurista estadio que permite a los competidores pedir el Ojo de Halcón (la máquina que resuelve las bolas dudosas) aunque fuera se desate un terremoto. Fuera de ese paraíso, sin embargo, hay o...

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Este es el Wimbledon de la lluvia y las interrupciones, un torneo de dos velocidades en el que el siglo XXI vive de la mano del siglo XIX. Entre los truenos y los rayos que acompañan a la tormenta que inundó Londres, Rafael Nadal remonta 6-7, 6-1, 6-1 y 6-1 en tercera ronda al kazajo Kukushkin bajo el techo de la pista central, perfecto escudo contra la tormenta, sol en la noche con sus focos poderosos, futurista estadio que permite a los competidores pedir el Ojo de Halcón (la máquina que resuelve las bolas dudosas) aunque fuera se desate un terremoto. Fuera de ese paraíso, sin embargo, hay otros tipos de torneos y otros tenistas. Uno, tal día como ayer, suspende más de 20 partidos por el aguacero, entre ellos el Feliciano López-John Isner y el Stanislas Wawrinka-Denis Istomin de tercera ronda, lo que podría obligar a un cuartofinalista a jugar tres días seguidos (lunes, martes y miércoles). Otro, huérfano de focos —solo los hay en la central, por el techo—, sorprende a los competidores sin la posibilidad de usar el Ojo de Halcón en mitad de partido, porque la luz del día se apaga, con lo que cambian radicalmente las reglas del juego. La caseta, en consecuencia, se revuelve.

Cilic, durante su partido con Berdych.Steve Bardens (Getty Images)

“Hubo muchas malas decisiones”, se quejó Tomas Berdych la noche del viernes, tras perder contra Marin Cilic el partido de final más tardío al aire libre en la historia de Wimbledon (21.38). “Con 4-3, el juez de silla va y me dice: ‘El Ojo de Halcón ya no funciona porque ya no hay luz, está demasiado oscuro’. Y le contesto: ‘Entonces… ¿por qué seguimos jugando?”, recordó. “Ahí decidí que ya no quería volver a hablar con él. Si el partido empieza en una pista que no tiene Ojo de Halcón, es así desde el principio. Sin embargo, si la máquina no puede funcionar por falta de luz… ¿por qué tenemos que seguir jugando nosotros? O se suspende cuando la máquina deja de funcionar o se logra que funcione”, lamentó el número seis mundial. “¡Intenten decirles a los futbolistas que la máquina que decide los goles fantasma deja de funcionar a los 90 minutos simplemente porque han pasado 90 minutos!”

“De entrada, si hubiera dos [pistas con techo], o cinco, mejor, más [tenistas] beneficiados”, valoró Nadal, que para llegar a semifinales tendría que jugar dos días seguidos, como Roger Federer, ya que su partido de octavos con Kyrgios fue programado el martes, y los cuartos son el miércoles. “¿Que no es perfecto? No. Pero es mejor esto a que no hubiera ninguna. Es bueno para las televisiones, para los espectadores, y para algunos jugadores. Los que juegan en la central se han ganado el derecho de jugar en esa pista con el esfuerzo de muchos años trabajando para ello”, recordó. “Es un beneficio. No creo que sea perfecto, ni cien por cien justo, pero es lo que es”, añadió. “A mi me ha tocado esta vez en la central como me otras veces he salido perjudicado [en 2007, por ejemplo, tardó cinco días en completar su partido contra el sueco Soderling, en la pista uno]. No es un tema de hacer demagogia”.

En Londres, mientras unos juegan, otros paran. Así, como el domingo no se compite, Feliciano López o John Isner, entre otros tenistas, están ante un problema: jugar tres días seguidos para llegar vivos a los cuartos de Wimbledon.

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