El tren que Valverde nunca cogió

El entrenador del Athletic ha estado dos veces a punto de dirigir al Barcelona

Ernesto Valverde, durante un partido con el Athletic.S. Barrenechea (efe)

“Vosotros hacéis cosas muy raras, ¿no?”, dice Ernesto Valverde que le dijo Manolo Sanchis una vez que coincidieron en Madrid, antes de que el Athletic se enfrentara al equipo blanco, con El Txingurri en el banquillo. Sanchis estaba tan sorprendido como el resto del mundo futbolístico porque el Athletic había remontado un 0-3 en contra tras el descanso frente a Osasuna y 15 días después había empatado a cuatro también en San Mamés contra el Betis, que se había adelantado de nuevo 0-3 en el marcador. Así que hablarle a Valve...

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“Vosotros hacéis cosas muy raras, ¿no?”, dice Ernesto Valverde que le dijo Manolo Sanchis una vez que coincidieron en Madrid, antes de que el Athletic se enfrentara al equipo blanco, con El Txingurri en el banquillo. Sanchis estaba tan sorprendido como el resto del mundo futbolístico porque el Athletic había remontado un 0-3 en contra tras el descanso frente a Osasuna y 15 días después había empatado a cuatro también en San Mamés contra el Betis, que se había adelantado de nuevo 0-3 en el marcador. Así que hablarle a Valverde de remontadas del Athletic apenas le saca una leve sonrisa, habituado como está a la épica rojiblanca. Quizás por eso ya los goles en contra no caen en el nuevo San Mamés como mazazos sino como toques de trompeta que solo auguran la batalla que está por venir.

Y por venir estaba Valverde desde que se fue en 2005 por razones que excedían al dictado de los resultados y tenían más que ver con la enorme distancia que separaba a entrenador y presidente (entonces Fernando Lamikiz). Desde ese mismo día, el público de San Mamés sabía que Txingurri (hormiga en euskera), aquel extremo de aparente fragilidad al que era imposible sacar de sus casillas, volvería a sentarse en el banquillo de la Catedral y no en el del visitante (que ocupó con el Espanyol, el Villarreal y el Valencia). Todo era cuestión de dar tiempo al tiempo, aunque cada vez que su nombre aparecía en las quinielas de futuribles algo se entrometía en el camino, especialmente Grecia y sobre todo el Olympiacos, donde Valverde tenía un cheque en blanco permanente esperando su firma. Y la estampó dos veces.

Aún así Bilbao seguía pensando que el chico de Viandar de la Vera, provincia de Cáceres, volvería a San Mamés, aunque antes debiera andar por el mundo como anduvo de jugador en el Alavés, el Sestao, el Espanyol y el Barcelona antes de fichar por el Athletic, durante seis temporadas, para después colgar las botas en el Mallorca. Barcelona ha sido siempre un puerto franco para Valverde. Como jugador militó en los dos equipos de la ciudad y como entrenador, el Barça le enseñó dos veces el vagón de enganche. Valverde estuvo en la terna de posibles sustitutos de Guardiola, aunque al final su buen amigo Andoni Zubizarreta optó por la continuidad en la persona de Tito Vilanova. Valverde entonces encontró su olimpo griego, donde ejercía un poder deportivo supremo.

“Ernesto, ¿qué vas a hacer con el Valencia?”, le preguntó el director deportivo Andoni Zubizarreta

Aún así el tren volvió a pasar tras la enfermedad de Tito Vilanova. “Ernesto, ¿qué vas a hacer con el Valencia?”, fue la pregunta que le lanzó de móvil a móvil Andoni Zubizarreta a Valverde, dos viejos amigos pero que ahora hablaban de profesional a profesional. Valverde tenía claro que seguir en Valencia era imposible tras los cambios habidos en la dirigencia del club. Pero Ernesto también sabía que Urrutia, presidente del Athletic, le esperaba en Bilbao con los brazos abiertos. De nuevo amigo y amigo, hablando como profesionales. No era fácil resolver aquel crucigrama, porque aún Tito Vilanova no había comunicado su marcha para hacer frente al principal partido de su vida. El círculo era infernal: tres amigos en una noria que al final se paró en San Mamés para Valverde y no en Barcelona, una ciudad donde Ernesto había sido feliz como jugador y de la que se sentía parte integrante.

El tren de Barcelona pasó por segunda vez sin Valverde como viajero. El Barça contra el que debutó como entrenador del Athletic en San Mamés en 2003 perdiendo 0-1 con un gol de Cocu. Y el Barça frente al que esta noche (21.00, C+1) pone a prueba la condición del nuevo San Mamés como campo invicto, en el que solo Valencia y Elche han sido capaces de empatar, como máximo logro de un equipo visitante en este estadio inacabado. Por eso ahora Valverde insiste en que el factor campo debe seguir siendo la fuerza propulsora de su equipo para superar su mayor obstáculo hasta el momento. Y por eso avisa a su muchachada de que “cuando te pones por delante en el marcador frente al Barça, el partido se te hace eterno”.

No es lo habitual en el Athletic, que salvo ante Osasuna (jugado en Anoeta antes de estrenar San Mamés) y Villarreal, no ha vivido esa situación, tan acostumbrado como está a jugar a remolque. Valverde recupera a Gurpegui, un fijo en la defensa, pero no contará con Aduriz porque el recurso interpuesto por el Athletic contra la sanción tras ser expulsado contra el Levante aún no ha sido tratado.

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