Valdés prueba su idilio con París

El portero, decisivo en la ‘Champions’ que ganó el Barça en 2006 en la capital francesa, vuelve con España en plena madurez y con la confianza de los técnicos y sus compañeros

Paris -
Valdés y De Gea, en un entrenamiento de la selección.ballesteros (EFE)

Víctor Valdés, el niño que no quería ser portero, resulta que defenderá mañana (20.45, Telecinco) la suerte de España en Francia. Necesita ganar La Roja en Saint Denis para seguir aspirando al billete directo hacia el Mundial 2014 y ahí estará Valdés, en el mismo lugar donde empezó a forjar su leyenda. “Juego una final cada día, en cada minuto del entrenamiento”, dice. Pocas, sin embargo, como la que vivió en 2006 con el Barcelona. “A mí nadie me quita París”, acostumbra a explicar Valdés que, de los cientos de partidos que ha jugado como azulgrana y de los 11 con España, solo ha vuelto a ver ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Víctor Valdés, el niño que no quería ser portero, resulta que defenderá mañana (20.45, Telecinco) la suerte de España en Francia. Necesita ganar La Roja en Saint Denis para seguir aspirando al billete directo hacia el Mundial 2014 y ahí estará Valdés, en el mismo lugar donde empezó a forjar su leyenda. “Juego una final cada día, en cada minuto del entrenamiento”, dice. Pocas, sin embargo, como la que vivió en 2006 con el Barcelona. “A mí nadie me quita París”, acostumbra a explicar Valdés que, de los cientos de partidos que ha jugado como azulgrana y de los 11 con España, solo ha vuelto a ver repetido aquella final de la Champions contra el Arsenal. No olvidará jamás aquella noche, cuando conquistaron la segunda Copa de Europa para las vitrinas del conjunto catalán. No olvida él, no lo olvida el barcelonismo y no lo olvida Thierry Henry. “Parecía tener diez manos”, reconoció un día el francés. “Valdés les ganó el partido”, recordaba antes de embarcar ayer en Barajas Cesc Fábregas, entonces centrocampista del conjunto inglés, ahora compañero de vestuario en el Barça y en la selección, donde el cancerbero catalán es conocido como La Doble por sus iniciales (VV). “Si no es por Víctor, no llegamos vivos al gol de Belletti”, le reconoce Andrés Iniesta, su mejor amigo en el fútbol, su gran valedor en Las Rozas cuando Del Bosque dudaba si llevarle o no al Mundial de Sudáfrica.

“Es uno de los mejores porteros del mundo y un tipo que reconozco que me sorprendió”, advierte Sergio Ramos, que luego se explica: “Le veía desde fuera y, la verdad, pensaba que era un tipo raro y huraño, pero en Sudáfrica empecé a conocerle mejor y vi que era un tío espectacular”. El central del Madrid añade: “En la última Eurocopa, como mi familia solo vino a la final y la suya tampoco estaba, pasamos muchas horas juntos. A los dos nos gustan los caballos y el campo y, además, somos muy parecidos: sinceros, directos, los dos vamos siempre de frente y eso me gusta”, asegura el central, uno de sus mejores amigos en el camerino español. “Me llevo de maravilla con él”, advierte Cazorla. “Va de cara, no engaña. Si algo no le gusta, lo dice. A mí me cae de fábula”, insiste el asturiano; “cuando le conoces, descubres a una persona que no se corresponde con la imagen que la gente tiene de él”. “Un buen chico, honesto, trabajador, con carácter. Un excelente portero y un buen compañero, lo ha demostrado”, le defendió en su día Del Bosque, que no tomó la decisión sobre quién sería el sustituto de Iker Casillas frente a Finlandia hasta que no le vio trabajar en Las Rozas. “Nos preocupaba cómo estaría anímicamente, porque el momento para él no es fácil”, admite Ochotorena, el preparador de porteros, sabedor de que Valdés pasa por una época delicada después de haber decidido dejar el Barcelona —su contrato acaba en 2014— y tras ser expulsado en el Bernabéu. Tardó media hora Ochotorena en comprender que, a los 31 años, VV ha encontrado la madurez. “Nos ha sorprendido su tranquilidad. Está centrado, muy maduro”, admite el preparador, que se aventura a destacar otras facetas, por mucho que se destaque el juego con los pies, del portero del Barcelona. “Es muy, muy bueno”.

Pensaba que era un tipo raro y huraño; luego me sorprendió"

Impermeable al elogio o a la crítica —“solo me preocupa la opinión del entrenador y de mis compañeros”—, Valdés está convencido de que siempre es posible mejorar: “No hay un portero perfecto. Siempre puedes hacer algo más”. Perfeccionista como pocos —ha rechazado a marcas deportivas sólo porque los guantes no son lo suficientemente flexibles—, está convencido de que siempre que le marcan un gol podía haberlo evitado. “Todos los goles que me meten son culpa mía porque es mi responsabilidad que el equipo no los reciba”. Y si le preguntas por un disparo que se cuela por la escuadra, tampoco duda al responder: “Siempre queda la duda de si podría estar mejor colocado”. Admite que no suele ver vídeos para corregir errores porque las sensaciones “son muy distintas comparando lo que ves en el campo, cómo lo vives, que lo que te dice la tele. No me recreo en la flagelación y no me torturo. En eso he cambiado”, admite. “Antes no comprendía para qué servía un día de fiesta”. De un tiempo a esta parte, no encuentra el momento de volver a casa para jugar con sus dos hijos.

Nos preocupaba como estaría anímicamente, vive un momento difícil” Ochotorena

“Vive los partidos con una intensidad extrema”, desvela Piqué. “Habla mucho, no da tregua”, añade el central, que reconoce que entre La doble y Puyol le tienen “frito”: “Son de aspirina al final del partido”. Cuentan que un día, ganando 3-0, con el rival encerrado en su área, Alves le dijo después de recibir una bronca espectacular: “Víctor, relájate”. Y Valdés le respondió: “¿Relajarme? ¡Al fútbol se juega en tensión!”. Lo justifica. “Normalmente, participo poco, no toco mucho la pelota, así que debo estar atento, interpretar el juego para anticipar situaciones como los pases en profundidad. La tenga quien la tenga, por lejos que se produzca la jugada de mi zona, acompaño la acción del compañero porque eso me mete en el partido”, ha explicado. Por eso, confiesa que termina más cansado un partido, aunque intervenga una vez, que un entrenamiento de portería en el que vuele 100 veces para despejar 300 lanzamientos.

En esas, tercia Julen Lopetegui, seleccionador nacional sub-21, exportero entre otros del Barcelona de Cruyff: “Tácticamente es espectacular”. “Guardiola me enseñó que un portero puede tener mucha más influencia en el juego de lo que pensaba. Con él mejoré un 70% o un 80%”.

“Es rápido, tiene una potencia de piernas enorme, muy buenas manos y mucha agilidad”, le reconoce Lopetegui. “Tiene todo lo que se le puede pedir a un portero. Un ejemplo”, insiste De Gea. “Nos hemos criado juntos. Le quiero mucho y es buenísimo”.

“Es muy agresivo”, añade Negredo. “No espera el remate, lo fuerza. Te encima, no te deja pensar, va a por ti”, destaca el sevillista antes de señalarle por otra razón: “Manda mucho, en el campo le escuchas los 90 minutos, vaya como vaya el partido”. “Es un líder”, insiste Busquets. “Valiente, con mucho carácter, ganador”, concluye Busi.

Más información

Archivado En