Caída y retirada del líder, Valverde

Dan Martin, el sobrino de Stephen Roche, se hace con la etapa reina y la general de la Volta

Valverde, atendido por las asistencias médicas tras la caída.EFE

Bajando la Llosa del Cadí –estrecha carretera, gravilla en las cunetas--frenó Eros Capecchi, el italiano del Movistar, y Alejandro Valverde, su jefe y líder de la Volta a Catalunya, que iba a su rueda, no tuvo tiempo de frenar y se lo tragó. Se cayeron ambos. Valverde se dio un buen golpe en la rodilla y en la cadera, y también en la cabeza, protegida con el casco. Un ligero mareo y la precaución determinaron que su equipo decidiera retirarlo.

Un par de horas después, mientras ...

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Bajando la Llosa del Cadí –estrecha carretera, gravilla en las cunetas--frenó Eros Capecchi, el italiano del Movistar, y Alejandro Valverde, su jefe y líder de la Volta a Catalunya, que iba a su rueda, no tuvo tiempo de frenar y se lo tragó. Se cayeron ambos. Valverde se dio un buen golpe en la rodilla y en la cadera, y también en la cabeza, protegida con el casco. Un ligero mareo y la precaución determinaron que su equipo decidiera retirarlo.

Un par de horas después, mientras el murciano se duchaba en el hotel, el médico del Movistar, Jesús Hoyos, avanzaba un pronóstico leve –no roturas, no dolores, nada por lo que temer—y recordaba la mala suerte de Valverde en la ronda catalana, su retirada por caída también en 2012.

El liderato del equipo pasó a Nairo Quintana, el excelente ganador de la víspera en Vallter 2000, que desafió a los elementos –es decir, al tren montañero del Sky de Wiggins, magníficamente liderado por David López y Rigoberto Urán; los ataques de los gemelos del norte, Gesink y Van den Broeck, tan parecidos en sus andares, la fuga lejana del sobrino de Stephen Roche, Dan Martin, y al reto de Purito Rodríguez, convertido en el tercer rival—en la subida final, larguísima (19 kilómetros) y tendidísima (menos del 6% medio), una autopista de plato grande a veces, a Port Ainé en una tarde de tiempo claro y luz, la nieve apilada en las cunetas a partir de los 1.000 metros de altitud.

Daniel Martin celebra su victoria.TONI ALBIR (EFE)

Atacó como estaba escrito Quintana a falta de tres kilómetros, los más duros (donde el 9% de pendiente). Un ataque lejano, no solo para ganar la etapa, sino para ganar tiempo. Otra táctica no tendría sentido, sería inocua, como dice algún abogado (estaba a 22s en la general del líder virtual, Wiggins, y a otros tantos de Purito). Con su estilo económico, pies ligeros, hizo hueco, pero sufrió en cierta forma la longitud del ataque, la falta de pendiente, de dureza, en el último kilómetro. Le cazó, potente, desarrollo demasiado grande, Purito, que había medido los tiempos y dejado clavado a Wiggins. Finalmente, el ataque forzado no le sirvió a Quintana más que para acelerar el corazón de algunos espectadores, ni a Purito más que para quejarse de haber dejado demasiado tiempo a Martin. La etapa la ganó Martin, el primo de Nicholas Roche, corredor gregario de Contador, que también se hizo con el liderato. Segundo, a 36s, Purito; tercero el colombiano.

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