La venganza de Chori Domínguez

El gol de penalti del argentino, mientras le insultaba la grada de Mestalla, da al Rayo la victoria en Valencia

Chori Domínguez celebra con sus compañeros el gol de la victoriaJUAN CARLOS CÁRDENAS (EFE)

De vuelta de casi todo, Chori Domínguez vivió una escena inaudita en Mestalla: lanzar un penalti mientras la grada del fondo de esa portería le insultaba: “Eres un borracho, eres un borracho”. Le recordaba su pasado valencianista, marcado por sus problemas fuera del campo. En esta ocasión, sin embargo, el fútbol le dio la revancha. Y sacrificó a un Valencia otra vez despersonalizado e incapaz de generar jugadas de ataque. Atascado en un medio del campo que, sin Albelda, volvió a demostrar la inconsistencia de Tino Costa y Ever Banega. El Rayo ganó con lo mínimo, trabando mucho el partido, y ap...

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De vuelta de casi todo, Chori Domínguez vivió una escena inaudita en Mestalla: lanzar un penalti mientras la grada del fondo de esa portería le insultaba: “Eres un borracho, eres un borracho”. Le recordaba su pasado valencianista, marcado por sus problemas fuera del campo. En esta ocasión, sin embargo, el fútbol le dio la revancha. Y sacrificó a un Valencia otra vez despersonalizado e incapaz de generar jugadas de ataque. Atascado en un medio del campo que, sin Albelda, volvió a demostrar la inconsistencia de Tino Costa y Ever Banega. El Rayo ganó con lo mínimo, trabando mucho el partido, y aprovechando en el último cuarto la lesión de Rami para hincarle el diente a un Valencia desestructurado.

VALENCIA, 0 - RAYO, 1

Valencia: Diego Alves; Barragán, Rami (Cissokho, m. 73), Ricardo Costa, Guardado; Feghouli, Tino Costa, Ever Banega, Piatti (Parejo, m. 46); Jonas (Bernat, m. 62); y Soldado. No utilizados: Guaita, Albelda, Pereira, Viera.

Rayo: Cobeño (Rubén, m. 66); Tito (Nacho, m. 76), Gálvez, Amat, Casado; Vázquez, Adrián, Piti (Lass, m. 63), Trashorras; Chori Domínguez; y Leo Baptistao. No utilizados: Labaka, Arana, Mohammed, Deil.

Goles: 0-1. M. 82. Chori Domínguez, de penalti.

Árbitro: Alvarez Izquierdo. Amonestó a Vázquez, Piti, Amat, Casado, Rubén, Tino Costa, Parejo.

Unos 30.000 espectadores en Mestalla.

La imagen más repetida de la primera parte fue la de Cobeño perdiendo tiempo, exasperando a una grada mendicante por ver un atisbo de fútbol. Sin conseguirlo. El sopor fue ganando terreno. Desde la banda, Valverde miraba a Tino Costa y hacía gestos de incredulidad. De su falta de sensibilidad para interpretar el juego. Su sociedad con Ever Banega no cuajó, prescindiendo el técnico en esta ocasión de Albelda, buscando un control que no llega.

El técnico vasco, en las dos comparecencias anteriores, logró mejorar la estructura defensiva, también esta vez, dirigida por un colosal Rami, que anuló completamente a la joven figura rayista, Leo Baptistao. Otra cosa es el ataque. Ahí es más difícil avanzar. Un pasito ha supuesto sacrificar a Cissokho para que Guardado le dé, desde el lateral izquierdo, algo más de profundidad. Y conecte con un Piatti del que siempre se espera más. Mucha velocidad desaprovechada. Así lo entendió Valverde al sustituirlo en el descanso por Parejo, lo que suponía pasar a jugar con tres mediocentros.

El Rayo tampoco apareció en ataque. Se dedicó a cortar el juego con muchas faltas: el árbitro, al darse cuenta de que ya estaba amonestado, le perdonó la segunda amarilla a Vázquez. Cobeño siguió perdiendo tiempo hasta que se lesionó, en el arranque del segundo periodo, y el testigo lo recogió Rubén, su sustituto, que pagó los platos rotos del anterior y fue amonestado.

El Rayo se animó ligeramente con la lesión de Rami y la entrada de Lass. Con Cissokho en el centro de la defensa, el Valencia era mucho más vulnerable. Y más cuando Tino Costa se resbaló dentro de su área, se cayó encima de Trashorras y este celebró a lo grande el penalti señalado. A por él se fue raudo Chori Domínguez, le pidió el derecho de lanzarlo a Piti y este se lo concedió. Sería su pequeña gran venganza. La grada de ese fondo había estado insultándolo toda la segunda parte al grito. No le tembló el pulso. Tiró suave y colocado, vencido Diego Alves al otro lado. La grada irrumpió en otro grito desesperado: “¡Llorente vete ya, Llorente, vete ya!”.

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